Capítulo 11

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Llega pronto a la academia pero, en lugar de entrar, para evitar encontrarse con Marc a solas en el aula, decide esperar en la acera de enfrente hasta ver aparecer a algún compañero del curso. 

Al cabo de unos minutos, ve que Rebeca se acerca hacia la entrada y, cuando decide cruzar la calle para seguir sus pasos, escucha que alguien dice su nombre:

—¿Carmen?

—¡Miguel! —exclama Carmen sorprendida al ver a su ex novio —:¿Qué haces por aquí?

—Voy camino a una reunión. ¿Y tú? ¿Qué haces? 

—Me he apuntado a un taller. Iba a clase...

—¿A un taller? ¿No estabas trabajando en el bar de tu amiga?

—Sí, bueno, por las noches...

—Ya. ¿Y es eso lo que quieres, Carmen? 

—Es algo temporal.

—Todavía puedes conseguir un trabajo en el banco, si quieres...

—Miguel, no quiero...

—Escucha, Carmen —le interrumpe Miguel. Extiende sus brazos y le coge las manos —:Me enfadé mucho contigo. Y no sólo porque creía que estabas cometiendo un error al no aprovechar la oportunidad que se te brindaba. No quiero que eches tu vida por la borda. Pero, lo que más me enfureció es que no hicieras nada por salvar lo nuestro. Me quedé esperando tu llamada. No podía creer que permitieras que nuestra relación terminara de esa forma.

—Tú tampoco hiciste nada por evitarlo, Miguel.

—Porque estaba enfadado. Y sabes que soy muy orgulloso. Pero, te echo de menos. Y todavía te quiero, Carmen.

Por esa misma acera, Marc se acerca hasta donde están los chicos. Observa cómo Miguel coge las manos de Carmen y llega a tiempo para escuchar las últimas frases de su conversación. Se detiene a su lado para cruzar la calle y dirigirse a la academia y es cuando Carmen se da cuenta de su presencia.

—Buenos días —dice Marc.

—Buenos días —responde Carmen y Miguel levanta la vista para observar a ese apuesto joven que lo mira de reojo.

—Llegarás tarde —añade Marc antes de cruzar la calle.

—Tengo que irme, Miguel. Ya hablamos en otro momento.

— ¿Quieres que quedemos esta noche?  

—No puedo, trabajo.

—Entonces, te llamaré, ¿vale? Creo que tenemos una conversación pendiente.

—Sí, vale —Carmen se suelta las manos y se gira para cruzar la calle —:Ya hablamos.

—De acuerdo —responde Miguel resignado y, cuando Carmen ha cruzado a la otra acera y está a punto de entrar en el portal de la academia, le grita —:¡Te quiero!

Carmen se gira,  levanta su mano en señal de saludo y se dirige hacia la entrada, donde Marc se ha quedado simulando que mira unos papeles que hay sobre la mesa de la recepcionista. Al pasar por su lado, Carmen no lo mira y sigue caminando rápidamente hacia las escaleras, pensando que Marc ha tenido la deferencia de esperarla para entrar en el aula después que ella. Aunque en realidad, él había querido esperar a ver qué ocurría en la acera de enfrente. Ha escuchado perfectamente el grito que aquel joven le ha lanzado y gira la cabeza en su dirección, viendo cómo sigue allí plantado unos segundos más, hasta que decide reiniciar su marcha. 

Durante las horas de clase, Carmen está un poco despistada, algo ausente. El encuentro con  Miguel le ha afectado bastante y se siente un poco culpable por haber aceptado la ruptura con tanta tranquilidad, incluso con alivio. El hecho de que le haya dicho que todavía la quiere ha avivado su culpabilidad. Seguía pensando que Miguel había sido injusto con ella, por no apoyarla con sus inquietudes, por haber querido romper con ella si no seguía su mismo camino. Pero ahora se sentía ella injusta por haber roto de la manera que lo hicieron, sin haber hablado, sin más explicaciones, sin más oportunidades.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora