—Dilo de nuevo — pidió JongHo por octava vez.
YunHo rodó los ojos, aunque para alguien más JongHo podría ser molesto al pedirle tantas veces lo mismo -y no era como si YunHo no le hiciera caso, él realmente hacía lo que JongHo le pedía y aún así el Príncipe no se bastaba con eso- y lo mismo una y otra vez, el caso era que... Le gustaba. Le daba cierta satisfacción a un nivel primario, cosa demasiado extraña, y que le hacía recordar las palabras de un viejo Caballero que ya estaba muerto luego de tantos años y años -tal vez más de la mitad de su vida- de servir a los Reyes Kim.
{—El ser humano se enorgullece de su evolución con el pasado de los años, pero en el fondo, no tan en el fondo como todos creen, seguimos siendo hombres de la caverna.}
Tenía razón, mucha más razón de la que YunHo había creído en aquel momento, cuando creyó a medias en las palabras del hombre, la otra mitad pensó que el hombre se estaba volviendo loco por tantas muertes y sangre en sus manos, pero ahora que había madurado, había comprendido el significado de esas palabras. Deseaba haber estado más tiempo con ese hombre y haber aprendido más de él, pero en fin. Pasado era pasado, él estaba en un buen presente y debía prestarle atención a eso.
—Te quiero, Choi JongHo, mucho — y de parte del Príncipe recibió un golpe en la cabeza —. ¡Hey! ¿Y eso por qué?
—Te dije que no dijeras mi nombre completo, se pierde el encanto y se vuelve como un regaño el asunto — abultó sus labios.
—No entiendo cuál es el problema, es decir, es tu nombre, y a mí me parece que es lindo.
JongHo chilló de felicidad al escuchar algo bonito y espontáneo salir de la boca de YunHo con tanta facilidad y atrajo el rostro del Caballero hacia el suyo para dejarle en los labios un corto beso.
—Te adoro, mucho, Gigante Yunnie, ¿lo sabías?
—Lo sé — YunHo suspiró y se permitió a sí mismo abrazar y descansar al lado del Príncipe —, pero tú sabes que no será así por siempre, ¿verdad? En algún momento debemos volver a la realidad.
—¿De qué hablas? Esta es nuestra realidad — JongHo sonrió con total confianza y dulzura —. Estos no son los tiempos de antes en los que los Príncipes o Princesas debían casarse con alguien que también fuese de sangre Real. Puedo casarme con quien quiera, siempre y cuando mis padres lo aprueben, y estoy seguro de que ellos te amarán. No hay ningún impedimento.
—Piensa eso por ti — cerró sus ojos —. ¿Olvidas que odio a la Realeza? Quitemos el hecho de que me enamoré de ti, puedo decirlo en voz alta, pero eso no significa que no duela. Esto es algo como «Comete tu odio, tus palabras, tus pensamientos y tus planes de venganza». Yo no busqué esto, ni enamorarme de ti, ni odiar a la Realeza — suspiró lleno de agonía —, pero a veces mis demonios realmente me superan.
YunHo, aún con los ojos cerrados, acarició la mandíbula y la mejilla izquierda de JongHo de arriba a abajo con suavidad, haciendo que JongHo suspirara por la sensación de relajo, pero sabía que lo que le estaba diciendo YunHo era de todo menos relajante, así que se concentró en tener bien abiertos sus ojos y prestar atención a las palabras de YunHo, y no al toque sobre su rostro.
—Una vez lastimé a HongJoong, fue con el roce de una flecha — se echó a reír —, yo todavía era joven, tonto, impulsivo, y ese día yo... Tanto sólo no pude contenerlo, el impulso de atravesar con algo el corazón de un ser tan retorcido y acabar con esa vida era inevitable. Por suerte, un amigo pudo detenerme a tiempo, así que no le di al corazón como esperaba y fue un roce en su antebrazo izquierdo.
—Los Reyes Kim y HongJoong tuvieron que haberse puesto furiosos — trató de adivinar JongHo.
—Lo estuvieron — asintió YunHo —, fue una semana muy larga en el calabozo, y no uno cualquiera, a veces nos privaban del oxígeno, y volvían a ponerlo, como si fuera un juego muy divertido, sin nada para comer. Podrás entender que desde entonces aprendí mucho mejor a controlarme porque ese lugar no es nada bonito, y ahora es peor que antes.
—YunHo... Hay algo que no entiendo. ¿Por qué odias a la Realeza?... ¿Qué te sucedió para marcarte de ese modo? Eso debe haber dolido para ti, estoy seguro, pero creo que hay algo más ahí...
—Eres un buen adivinador, Princesita.
JongHo golpeó el hombro de YunHo ante la risa burlona de este, y picó varias veces la mejilla derecha del Caballero con el fin de que le hablara y no se quedara en silencio.
Y YunHo no se quedó en silencio, no por los molestos toques en su mejilla, sino porque... Estar con JongHo, hablar con él, sentir su presencia, era tranquilizante en cierto sentido para YunHo. Sentía que podía confiar en él, que podía contarle todo y que JongHo no le soltaría la mano ante nada. Le contó su pasado, por todo lo que había pasado hasta la actualidad, porque no tenía miedo de hacerlo, porque YunHo sintió eso que llamaban «peso menos de encima» al terminar. No lloró, había derramado tantas lágrimas en su triste vida en el Castillo que ya no tenía ninguna otra lágrima que soltar, además que se había prohibido a sí mismo llorar ante ese recuerdo. Pero aún así, JongHo lo abrazó con fuerza, como si tuviera miedo de dañarlo cuando era YunHo el que temía eso.
Él pudo haber matado a HongJoong antes, a los Reyes Kim incluso porque tuvo incontables veces la oportunidad y no lo hizo porque no tenía un plan de escape. Había aprendido a controlar a sus demonios, pero aún estaban dentro de él, no se iban. ¿Qué pasaba si le hacía daño a JongHo? Jamás se lo perdonaría.
Ante el sólo pensamiento de hacerle daño o perder a JongHo, YunHo abrazó más fuerte al Príncipe en sus brazos, sacándole el aire de los pulmones al pequeño.
—¡YunHo, me dejas sin aire! — JongHo palmeó varias veces el hombro de YunHo.
El Caballero disminuyó un poco la fuerza con la que lo apretaba, pero no lo soltó ni dejó ir lejos de él.
—Está bien, ¿sí? — JongHo dejó un beso en la frente de YunHo —. Tú saldrás de eso, porque ya pasó, estarás en mi Castillo a salvo porque tú te lo mereces, no haz hecho nada malo. ¿Todas esas docenas de personas que haz matado? Ellos no son tu culpa, no son tu carga. No fuiste tú.
Aunque YunHo creyó que no lloraría, después de escuchar las lindas palabras reconfortantes del Príncipe comenzó a sollozar, dejando fluir sus lágrimas sin pena de que el contrario lo viera en ese estado.
—Te juro que no te pasará nada malo de ahora en adelante, prometo ayudarte a dejar atrás esos demonios que no son parte de ti, tú no eres así. Tú eres dulce y tierno, estoy seguro de que muy dentro de ti eres así, y no me cansaré de buscar a esa persona que deberías ser, no un sombrío Caballero. No me importa lo que puedas darle al Reino, me importas tú.
—¿Por qué no me temes? Sería más fácil. Yo puedo hacerte daño — volvió a sollozar YunHo.
—Porque confío en ti. Pudiste haberme matado hace un rato, pero no lo hiciste. Te lo dije, tú no eres así, ese no eres tú.
—JongHo... Estoy seguro de que te quiero tanto, tanto.
JongHo sonrió, algo simple, sin mostrar sus dientes, y se acurrucó al lado de su Caballero, aún sabiendo que su familia y invitados lo esperaban para dar final a su fiesta de cumpleaños. No le importaba, su mejor regalo de cumpleaños estaba ahí, frente a él.
El amor de Jeong YunHo.
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Me inspiré para escribir este capítulo con Sweet Heart de VAV, es muy cute 💖.
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Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZ
SonstigesAunque JongHo pretende ser el Príncipe perfecto a los ojos del Reino entero, los empleados del Castillo y sus padres, los Reyes, sabe que está lejos de serlo. Por ende, al ser de la realeza, debe ser perfecto, con cada pelo de su rubio cabello peina...