JongHo se sentía nervioso, podía ver desde la ventana de su habitación la camioneta del Príncipe Kim que acababa de llegar frente al Castillo, tenía una perfecta vista de YunHo bajando de la puerta del conductor con su traje perfecto y la espada que había usado para defenderlo de aquél chico estaba cuidadosamente guardada en la funda que colgaba en su cinturón. Ese cabello oscuro que el Caballero poseía estaba peinado ligeramente hacia los lados, y su rostro no demostraba ninguna emoción aparente, dejándolo neutro. Dio la vuelva por el vehículo para abrir la puerta de los asientos traseros, dejando salir un pequeño cuerpo que pertenecía al Príncipe Kim, vestido como sólo la Realeza lo haría pero sin llegar a parecer demasiado excesivo. Pero la visión de JongHo regresó a YunHo, sólo porque era más interesante ver al mayor que al Príncipe desconocido para él.
—Parece que quieres tirarte por la ventana para robartelo. Calma. Eso no es de Príncipes.
JongHo volteó con sus mejillas rosadas, mirando avergonzado a SeongHwa por haber sido descubierto. Tal vez estaba siendo demasiado obvio, no quería que todos en el Castillo notarán que conocía y quería al Caballero del Príncipe Kim, eso no sería nada bueno.
—Ay, Hwa, me siento perdido. Él me odia, lo sé... Pero yo... Yo...
JongHo sollozó, estaba tratando de contener un posible llanto que no arreglaría nada y lo único que haría sería que YeoSang tuviera que volver a maquillarlo, pero no era su culpa. Estaba demasiado sensible sabiendo que estaría a metros del chico que había tomado su corazón y lo había salvado, sabiendo, nuevamente, que él no lo quería cerca de él y probablemente fingiría no conocerlo frente a los demás. De sólo imaginarlo hacía que el pecho de JongHo se oprimiera por la tristeza, y automáticamente las lágrimas comenzaban a salir por sí solas. Realmente, JongHo no quería saber cómo iba a reaccionar si eso llegará a suceder en la realidad.
—Controla tus emociones, JongHo. Yo no voy a poder estar allá abajo contigo para protegerte y no quisiera que no pudieras controlarte frente a ellos — SeongHwa se acercó al Príncipe con una mueca de compasión —. Ese ya no es mi trabajo, es el de Song, y sabes que él no va a hacer mucho para evitar que llores ahí porque no te conoce. Voy a llamar a Sanggie para que te arregle rápido, ¿bien? Trata de no llorar otra vez. Kim ya debe de entrar al Castillo.
🎆🌠🎇🌠🎆
YunHo mantuvo su distancia de los Príncipes al igual que el Caballero Personal de JongHo, un chico casi tan alto como él, en realidad, eran casi del mismo tamaño, pero la diferencia era que el otro Caballero poseía el cabello de otro color, azul oscuro, ni siquiera era negro como el suyo. A diferencia de él, el Caballero de JongHo parecía más relajado, claramente preparado -tanto por su impresionante físico como por esa falta de brillo natural en sus ojos, sólo una iris oscura preparada para atacar sin piedad- para defender al Príncipe Choi en caso de que llegará a suceder algo. Mientras que YunHo se sentía de todo menos calmado. Aunque JongHo sólo le había sonreído de manera cordial, había querido poder maldecirlo en voz alta sólo por verlo. Después de eso, la atención de JongHo había estado meramente puesta sobre el Príncipe Kim, sin darle una segunda mirada a él.
¿Qué estaba tratando de hacer? ¿O sólo estaba tratando de molestarlo?
Sea como sea, YunHo no iba a caer en ello. No iba a caer en JongHo otra vez, en un doble cara como lo era la realeza. Diablos, se odiaba a sí mismo por haber tenido la oportunidad de haber acabado con la vida de uno de sus miserables y no haberla aprovechado. Tuvo que haberlo sospechado desde que JongHo le había dicho su nombre, era obvio que era de sangre Real, pero, aunque YunHo no quisiera admitirlo más allá de su mente, había estado tan perdido en los pequeños detalles de alguien como JongHo que no había pensado en esa posibilidad. Bien, había sido ridículo, demasiado tonto, pero ya no podía dar marcha atrás a las cosas.
Si YunHo lo pensaba mejor, las cosas a futuro hubieran sido mejor si hubiera matado a JongHo, hubiera liberado a HongJoong del terrible plan de los Reyes Kim, se habría librado él mismo de tener que soportar y ver a ese mocoso Real en sus citas con HongJoong, incluso, habría librado a Choi de la muerte futura que estaban planeando los Reyes Kim para él para obtener su Reino. Todo sería mejor para todos, pero no, no había pasado eso. Ahora debía lidiar con ello.
—Jeong, ¿podrías venir acá y traer el maletín con el regalo para el Príncipe Choi? — HongJoong lanzó una amistosa sonrisa hacia el alto.
Aunque para todos los que estaban a su alrededor podrían creer que esa sonrisa de HongJoong era realmente carismática, YunHo sabía que era fingida. A HongJoong no le importaba esa estúpida maleta porque hasta la había olvidado en el Castillo, era YunHo el que se había acordado de ella casi cinco calles después de partir, haciendo que tuvieran que regresar por ella.
De igual forma, YunHo no iba a decir eso en voz alta, así que sólo asintió a la órden del Príncipe del que estaba encargado y caminó hasta la camioneta en la que habían llegado unas poca horas antes.
Para YunHo era una exagerada eternidad el tiempo que habían estado en ese Castillo de los Choi, pero todavía faltaba mucho, antes de que caiga el sol se supone que debían estar tomando camino hacia su Reino, pero considerando que la hora del almuerzo había pasado hace unos minutos, todavía faltaba mucho para acabar el Teatro que habían traído, aparentando ser reales y auténticos en sus palabras y acciones.
—Aquí tiene, su Majestad — YunHo extendió el maletín.
—Oh, ¿podrías abrirlo tú, Jeong? Mis manos están ocupadas de momento.
YunHo apenas había notado el gran ramo de flores de -posiblemente- una docena de colores en manos de HongJoong. Asumía que se trataba del regalo que JongHo debía darle a HongJoong. En fin, no era su problema.
—Como ordene, su Majestad.
Los ojos de JongHo se abrieron levemente al ver el obsequio, algo simple, un arete dorado de cadera larga, en la punta final de la cadena había una pequeña figurita de una manzana. Era precioso, sí, pero estaba recibiéndolo de una persona a la cual no amaba, ni siquiera de una persona que quisiera.
—Es un deleite para mí su regalo, Príncipe Kim, gracias. Aprecio su presente.
Sólo SeongHwa y YeoSang se darían cuenta de la falsa admiración en los ojos de JongHo y esa sonrisa engañosa aparentando ser dulce, pero ninguno de los dos estaba ahí para verla. Nadie más que JongHo sabia que estaba fingiendo todo.
ESTÁS LEYENDO
Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZ
عشوائيAunque JongHo pretende ser el Príncipe perfecto a los ojos del Reino entero, los empleados del Castillo y sus padres, los Reyes, sabe que está lejos de serlo. Por ende, al ser de la realeza, debe ser perfecto, con cada pelo de su rubio cabello peina...