Capítulo 02

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JongHo no podía soportar pasar otro minuto más en esa habitación, ese mismo cuarto que le había pertenecido desde que tenía consciencia, que tantos recuerdos tenía sobre ese cuarto, ya no podía ni quería estar dentro de este. Se sentía agobiado y atrapado, como si las paredes se juntaran más y más por leves milésimas de segundo, tan lento que no podía verlo, pero podía sentirlo. Nunca se había considerado claustrofóbico, pero ahora entendía completamente el término y lo que la gente que poseía el trauma pasaba.

De un salto de sus sábanas, JongHo ni siquiera se puso sus pantuflas, sólo corrió por la fría cerámica de su habitación hasta su ropero/habitación secundaria, tomó las primeras prendas que le gustaron para vestirse con rapidez, cambiando su pijama abotonada por ropas ajustadas a su cuerpo, resaltando ciertas partes de su cuerpo. Roció su esencia aromática favorita -de frutas- sobre él con delicadeza, porque por más que estuviera apresurado por salir de esas cuatro pareses, JongHo siempre era cuidadoso a la hora de rociarse perfume encima.

Para él, lo esencial en una persona era su olor. Si olía mal, podría olvidarse de entablar tan siquiera una charla con JongHo.

Una vez estuvo satisfecho con su apariencia, como casi siempre, salió de su habitación con toda la cautela que pudo. Podía ser de madrugada, pero el sentido auditivo de su madre era excelente, a veces se asustaba de todo lo que podía escuchar su madre, y en una noche tan silenciosa como la que estaba pasando, cualquier cosa podría pasar y escucharse. Fue tan cauteloso como pudo, llegar luego de unos cuantos minutos a la habitación de SeongHwa, que, como todas las noches, no tenía el seguro de la puerta que la mayoría de todos los habitantes del Castillo ponían en sus puertas -él mismo incluído en algunas ocasiones. Cualquiera creería que SeongHwa estaría dormido a esas altas horas de la noche, pero JongHo sabía que las cosas no eran como ellos solían aparentar.

En parte, le era gracioso lo iluso que eran los habitantes del Castillo. Eran tan credulos que prácticamente cualquier persona con un buen uso de su cerebro se divertiría con jugar con sus mentes.

—¿Listo? — JongHo introdujo su cabeza ligeramente en la habitación cubierta de oscuridad.

Aún en la oscuridad, casi podía ver los brillantes ojos de SeongHwa, reluciendo en algo de ostilidad y leve maldad, y JongHo podía asegurar que llevaba una sonrisa como la del Gato de Alicia en el País de las Maravillas.

—Sabes que sí. Andando, te espera una linda noche, Rubia.



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La música estaba tan fuerte como siempre, aunque era una de las pocas veces que JongHo visitaba ese Antro. Obviamente, no podía ir al mismo Club o Antro cada vez que saliera, sería tan estúpidamente sospechoso y en algún momento podrían reconocerlo, él no era tan tonto como aparentaba su bonito rostro. De las pocas veces que visitaba ese Antro, Twilight, siempre conseguía buenos polvos para calmar sus hormonas.

—Rubia, con cuidado, no queremos sospechas. Ya sabes, tu evento de hace unas horas con tus padres es demasiado reciente. Procura no meterte con cualquiera y ser cuidadoso.

—Sí~, Hwa, no mates mis ganas, ¿okey? No soy un novato en esto. Sé lo que hago.

SeongHwa rodó los ojos por la terquedad del menor, pero JongHo no había ido hasta ahí para quedarse aguantando reproches de su Caballero. Se perdió rápidamente entre las docenas y docenas de personas que bailaban con sus cuerpos empapados de sudor, e ignoró varias manos que trataron de arrastrarlo a algún baile, o lo que parecía ser una orgía porque esa era demasiada gente pegada contra otras.

No fue difícil conseguir varios chicos en la entera disposición de complacer alguno de sus deseos carnales, pero aunque la mayoría eran guapos, no había nada excepcional que lograra calentarlo lo suficiente. De por mientras, disfrutaba de la música y unos buenos tragos que tomaba de los camareros que iban con bandejas con trago cada cierto tiempo. Su cuerpo se movía solo ante el ritmo, dejándose llevar como siempre y disfrutando de su único momento de libertad. Porque luego de salir de ese Reino, él volvería a ser el Perfecto Príncipe Choi JongHo, y a un perfecto príncipe no le es permitido disfrutar de este modo su vida. No era correcto.

Pero ahora, ya nada importaba. Lo que era incorrecto en el mundo de su Reino, en este era correcto porque nadie sabía quién era. Podía hacer lo que quisiera.

En algún momento que JongHo no pudo descifrar por estar demasiado pendiente de la música, un chico desconocido se había pegado a él, bailando con lentitud pero algo de rudeza. El tipo no era feo, y se veía lo suficientemente decente como para pasar el rato. Debía ser suficiente, así que le siguió la corriente al hombre, pegando su cuerpo al del otro chico, dejándose llevar nuevamente en su mundo.

Se sentía algo desorientado, podría ser por el alcohol en su sistema. JongHo no solía tomar demasiado, no es que su resistencia por la bebida fuera pésima, pero prefería estar sobrio que estar a la merced de cualquier persona que pudiera o no, hacerle alguna maldad que arruinara su imágen -y su vida. El desconocido susurró algo de que debían ir a otro lugar más privado, y como ya JongHo estaba lo suficientemente excitado, después de tanto tiempo bailando pegado a un chico que aparentemente sabía moverse, quería algo que pudiera bajarle el calentón del momento. El chico casi lo arrastró fuera de la pista de baile, haciendo que JongHo se quejara internamente ante la brusquedad de su acompañante, y seguidamente se quejó en voz alta cuando su espalda fue pegada con fuerza contra la pared del pasillo que debía dar a los baños, tal vez, no lo sabía, y no tenía tiempo para lidiar con ello ni su ubicación en ese instante.

—Hey, mantén la calma, idiota, matas mi excitación.

—Cállate, Rubiecita, tú sólo estás aquí conmigo para darme tu lindo culito. Así que haz lo que mejor sabes hacer, lindura, y date media vuelta.

—¿Disculpa? No, gracias. Yo no tengo ese tipo de encuentros, y si vamos a tener algo, no será sexo.

—No invertí tanto tiempo contigo bailando ahí para una mamada. Vamos a hacerlo por las buenas, Rubia, no te conviene jugar de este modo conmigo.

—Asco, idiota. Muévete de mi camino, iré a buscar un verdadero chico caliente que sepa lo que está haciendo, no un precoz como tú.

JongHo estaba a nada de poder largarse de ese lugar y alejarse de la compañía de ese patético chico, o casi lo hacía, porque ese chico del cual ni sabía su nombre acaba de golpearlo en su mejilla con su puño derecho, con fuerza, demasiada fuerza que sintió la sangre viscosa y de mal sabor en su boca, bajando por sus labios en una delgada línea que poco a poco comenzaba a bajar con más fluidez.

—Así que lo haremos por las malas, ¿eh? No importa, de todos modos te tomaré.

—¡Eres un bastardo bruto! ¡¿Cómo te atreves?!

—¡Cállate!

Y otro golpe llegó al rostro del príncipe, justo en el mismo lugar donde había recibido el anterior golpe, haciéndolo callar. Debió hacerle caso a SeongHwa.

Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora