Desde que era un niño, el sueño de San era casarse con un chico fuerte que lo protegiera de todo y que ambos usaran traje blanco el día de la boda. Como era una boda Real, claro que debían vestirse de blanco así que tenía algo garantizado, el problema había sido buscar a ese hombre fuerte que lo protegiera de todo, duró mucho tiempo buscando entre varios posibles pretendientes, pero con ninguno se daba nada. Luego sus padres murieron, así que quedó a cargo de sus tíos, fue cuando sus deseos de ser amado llegaron más rápido.
Aunque era mayor que JongHo, la diferencia era que JongHo sería el que heredaría el trono del Reino Choi ya que sus padres eran los Reyes, no los de San. Si quería tomar el trono, debía irse a otro Reino. No es que no fuera feliz en su Reino, pero anhelaba tener uno propio, poder decir qué hacer para ayudar al resto junto a un amoroso esposo. Desde pequeño tenía claro sus preferencias, y nunca fue un problema, de hecho se sintió más agradecido cuando fue diagnósticado como uno de sus chicos afortunados que podían dar a luz a una criatura.
El cómo conoció a WooYoung todavía era bizarro en su mente, no recordaba si había sido casi aplastado por el caballo del futuro Rey, o era que él mismo se había tropezado, pero el caso era que se conocieron de una forma extraña.
—Hey, tú, campesino, ¿sabes por qué camino debo ir hasta el Castillo Choi?
Aunque era casi imposible que no reconocieran a San, solía escaparse de vez en cuando con ropa ordinaria para regar sus flores en lo más profundo del bosque. Así que sí, se sorprendía por el hecho de que ese grosero hombre lo confundiera con una persona normal.
—¿Por qué no pruebas por allá? — señaló a su izquierda —, hay un barranco por el que puedes lanzarte, imbécil.
Y San siguió regando sus flores. Resulta que WooYoung había sido invitado por los Reyes en un intento de - tal vez - lograr enamorar a su único hijo para una alianza futura. La cosa era que San había interferido sin querer en el destino.
—¿Qué son esas formas de hablarle a alguien de la Realeza, pueblerino?
—Uhh, qué miedo, te ves estúpido, ya para — San retiró el sombrero que le ayudaba a cubrirse del Sol de su cabeza —. Mira lo mucho que me importa.
—Para ser un mal viviente, sois realmente hermoso, te perdono la vida.
Y le sonrió ladinamente. Eso provocó que San rodarara los ojos.
Claro que WooYoung se enteró que San no era un simple campesino, sino un miembro de la familia Real. Lo cual, era mucho mejor para él, así que la visita - en lugar de dirigirla hacia el Príncipe JongHo - la hizo hacia el hermoso rubio por muchísimos meses. Se volvieron pareja oficialmente entre tantas tonterías y luego vino el compromiso, ahora finalmente iban a casarse y San no podía estar más feliz.
Ya había terminado de decir sus votos matrimoniales y estaba escuchando a WooYoung terminar los suyos, cuando de pronto se detuvo, sonrió y tomó una de las manos de San.
—Sois realmente hermoso, Choi San — y San le sonrió también, parpadeando varias veces para alejar las lágrimas de sus ojos.
WooYoung era lo mejor que podría haberle pasado.
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—Hermoso, hermoso Darong — el tigre ronroneó ante las caricias del rubio.
En teoría, debería estarse vistiendo para su boda, era en unas horas y sería un largo proceso, pero no tenía ánimos de hacerlo. MinGi seguía mostrándose racio hacia él, ignorándolo la mayoría del tiempo o dejando que hablara solo. En conclusión, cada vez que trataba de ser cercano a MinGi, su autoestima sufría las consecuencias.
—Ahí estás — HongJoong divisó por el rabillo de su ojo la figura esbelta de TaeMin. Su cabello rosa estaba recogido en un moño informal y algunos mechones de su liso cabello caían de buena forma —. Te estuve buscando desde hace casi media hora. Hay que vestirte.
—Sabes, TaeMin... Yo... Creo que voy a soltar a MinGi.
La chica abrió la boca. Jamás, ¡jamás! Había escuchado que HongJoong renunciaba a algo, siempre encontraba en modo de tener todo bajo la suela de su zapato, pero finalmente había algo que el rubio no podía controlar. Sin embargo, en vez de verse enojado o frustrado, HongJoong parecía decaído y triste, y podía sentir un aura similar a la depresión rodearlo, haciendo que se preocupara.
—Oye, esto no es normal en ti. Mira, sé que encontrarás la forma de tenerlo-
—Eso mismo pensaba yo. Esto no está funcionado, Min — cubrió sus ojos —. No quiero uno de tus encantamientos, quería hacer esto por mí mismo, pero no puedo.
—HongJoong... T-Tú... — abrió en grande sus ojos —, ¿no te habrás enamorado... O sí?
HongJoong sollozó, esto no tenía que pasarle a él, mucho menos con un idiota como MinGi que ni estando muerto lo amaría. El Caballero era lo suficientemente racional como para saber que tenía que apartarse de él, de cualquier intento que HongJoong hiciera para acercarse a él, esto era un desastre. Y no estaba en sus planes.
—Por favor, TaeMin — HongJoong se puso de rodillas, las lágrimas bajaban en abundancia por sus mejillas y sus manos estaban juntadas en una demostración de piedad —, haz un encantamiento para quitarme este mal, te lo ruego. No puedo soportarlo.
Desde hace años que HongJoong no se arrodillada frente a nadie, sólo lo hizo cuando sus padres seguían vivos y tenía que soportar sus malos tratos. Pero ahí estaba otra vez, de rodillas suplicando como un mendigo dejando que su imagen de Rey se desvaneciera. No tenía otra alternativa, sentía que no podía vivir así, que la sensación del rechazo y no fuese deseado que le recorría la piel le daba ganas de vomitar y arrancarse la piel para evitar el picor que sentía, el auto desprecio por rendirse tan rápido y por haber caído tan bajo en una situación que se había prometido nunca caer. El odio hacia su persona le hacía arder los ojos, evitaba desde hace semanas mirarse al espejo porque ya no se reconocía, era más bruto con sus víctimas en el calabozo hasta dejarlas sin gota de sangre que derramar porque tenía que descargar su enojo en algún lugar, y luego las lágrimas volvían a bajar, el dolor en su pecho seguía ahí y no lo hacía sentir mejor.
TaeMin estaba claramente desconcertada, algo alarmada por el estado en el que se encontraba HongJoong. Poco le importaba a ella la moral, por algo era bruja - hechicera -, pero ver a su amigo de ese modo, hacía que se le retorciera el estómago.
—Joong, por favor, levántate. Esto tiene arreglo-
HongJoong bajó la cabeza cuando el nuevo capitán de su Guardia Real entró, sorbió su nariz y aclaró su garganta.
—General JunHui...
—¿Sí, su Alteza? — Jun enseguida se puso firme.
—Deja ir a Song MinGi. TaeMin, cancela la boda.
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Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZ
AcakAunque JongHo pretende ser el Príncipe perfecto a los ojos del Reino entero, los empleados del Castillo y sus padres, los Reyes, sabe que está lejos de serlo. Por ende, al ser de la realeza, debe ser perfecto, con cada pelo de su rubio cabello peina...