—¡YunHo! — posiblemente, JongHo debería preocuparse por su atuendo, ya que sus botas estaban llenándose de barro mientras corría hacia el Caballero, pero eso tan sólo era una prenda de vestir. YunHo era más importante.
YunHo le sonrió al Príncipe, atrapándolo en sus brazos cuando el rubio estuvo a punto de resbalar por sus botas sucias, aunque de todos modos, JongHo no parecía afectado por la casi caída, le sonrió como un niño ilusionado y se abrazó de él con fuerza.
—Para ser un Príncipe rubiecito, enano y con cara de bebé, tienes fuerza.
—Pensé que no vendrías, tonto... Debías estar aquí desde hace media hora, te dije que debías prepararte — JongHo golpeó molesto el hombro izquierdo del mayor.
—Lo siento, rubia, se nos hizo tarde por culpa de MinGi, pero ya estoy aquí — sonrió.
MinGi le dirigió una mirada molesta a YunHo antes de hacer una reverencia al Príncipe, quien bajó un poco la intensidad de su sonrisa.
—MinGi, hola.
—Su Majestad — dijo MinGi subiendo levemente su rostro mientras seguía semi arodillado.
—Creo que ya no tendrás que decirme Majestad, eh... — soltó una risita —. Así que serás Rey.
—Eh, claro — MinGi trató de ocultar lo incómodo - asqueado, molesto, enfadado - que se sentía cada vez que recordaba ese hecho.
JongHo dejó que MinGi fuera con el equipo de YunHo por sus cosas al Castillo, no le importaba, él estaba más ocupado jalando a YunHo dentro del jardín de flores donde había estado antes deprimido.
—¿Hay alguna razón especial por la que me traes aquí? — bromeó YunHo con una sonrisa ladeada, a la vez que acomodaba la mochila sobre su espalda.
—Quería que vieras esto, son hermosas. Me gusta estar por aquí de vez en cuanto.
—Uno pensaría que un Príncipe tendría cosas más importantes que hacer que estar viendo flores. Algo como besar la cabeza de bebés o ancianos.
JongHo empujó levemente al otro, quien reía ante la expresión de fastidio que el rubio había puesto, arrugando la nariz de una forma tierna, pero viéndose atormentado.
—No todos los Príncipes somos estereotipados, ¿sabes?
—¿Cómo que no? Si los Príncipes tienden a ser rubios, y lo eres, ¿lo ves?
—¡No todos los Príncipes son rubios!
—Oh vamos, estás tú, está HongJoong, está el Príncipe Lee, está-
—Ya calla — JongHo se cruzó de brazos con un leve puchero —. ¿Estás listo?
—¿Para un día de campo con la Realeza? Claro que no... Pero lo intentaré.
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YunHo estaba nervioso, sentía la pesada mirada la Reina sobre él, no es que quisiera ponerse nervioso - de hecho, él podría hacerle mucho daño a JiHoon si tan sólo quisiera - por un hombre que no podía verlo cara a cara sin tener que alzar - mucho - el rostro, pero había algo en la mirada de ese chico que lo hacía sentirse nervioso. Era tan extraño como podría serlo, pero, bien, ese era el mayor de sus problemas. El Rey, a diferencia de la Reina, estaba siendo más agradable, sacando temas de conversación mientras iban en sus caballos hasta el parque donde almorzarían. Por supuesto, se trataba de un parque privado y exclusivo para únicamente miembros de la Realeza, con una cantidad absurda de seguridad que apenas podían verse mariposas en el área - de hecho, no podía esperarse menos. Habría estado verdaderamente sorprendido si el parque hubiera sido público.
Al llegar, los Caballeros se supone que debían acomodar el lugar para que los miembros Reales pudieran sentarse, pero YunHo se acercó a ellos para ayudarlos, haciendo que la guardia de JiHoon bajara un poco.
—Mamá, ¿podrías relajarte un poco? — le murmuró JongHo a JiHoon, quien veía atentamente a YunHo acomodar junto con otro Caballero la manta sobre el pasto.
—Sí, mi amor, lo vas a terminar espantando — SeungCheol se acercó a su esposo y lo tomó de la mano, entrelazando sus dedos —. Prometimos conocerlo, ¿recuerdas? Hay que hacerlo. No parece un mal muchacho a simple vista, algo serio, pero no se ve malo. De todos modos, estamos aquí para saber más de él, ¿sí?
Finalmente, en hielo en los ojos de JiHoon se derritió un poco, poniéndose más relajado contra el pecho de su esposo - que acababa de abrazarlo -, apartando la vista de YunHo sólo para dejar descansar sus ojos, manteniéndolos cerrados a la vez que soltaba un suspiro.
—Tienes razón... Hay que hacerlo.
Cuando SeungCheol le había dicho a JiHoon que se relajara un poco más, se refería a que se sentara en una silla o algo así, no se esperaba que fuera hasta YunHo y lo ayudara a extender la manta. El Rey y su hijo se miraron sorprendidos, con la boca ligeramente abierta.
¿Eso era un comienzo...?
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Había sido una tarde productiva en lo que JongHo podría decir, sus padres y YunHo se habían llevado relativamente bien - podría haber sido peor de lo que esperaba -, no había esa tensión antes de que salieran y el viaje de regreso estuvo lleno de anécdotas compartidas por todos... Y algunas que JongHo preferiría que no se hubieran contado. Dios.
—JongHo le tiene miedo a los relámpagos, cuando era niño fue hasta la cocina a robar galletas de la alacena cuando un relámpago sonó — JiHoon soltó una risita, recordando el momento.
—¡Yo era un niño! — trató de defenderse JongHo. Qué era peor que quedar en vergüenza con la persona que te gusta.
—Se asustó tanto que cayó del banquito que estaba usando para tratar de llegar. Por suerte para él, cayó encima de Pelusa.
—¿Pelusa? ¿Era una mascota? — SeungCheol asintió con unas cuantas risas a las preguntas de YunHo y siguió contando.
—Era su gato, era gordo y, bien, le ayudó a amortiguar la caída, pero el pobre Pelusa no tuvo tanta suerte.
—Esa fue la primera mascota que JongHo perdió. Lloró mucho.
—¡Ya, mamá!
JongHo sentía el rostro arder de vergüenza, se supone que sus padres iban a conocer a YunHo y todo eso, ¡no a avergonzarlo! Odiaba en estos momentos su vida y deseaba que el camino hasta el Castillo fuera más corto. Afortunadamente, YunHo notó su incomodidad y vergüenza y cambió el tema, hablando un poco sobre él para que los Reyes lo conocieran un poco más.
Ah, YunHo era tan bueno.
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Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZ
De TodoAunque JongHo pretende ser el Príncipe perfecto a los ojos del Reino entero, los empleados del Castillo y sus padres, los Reyes, sabe que está lejos de serlo. Por ende, al ser de la realeza, debe ser perfecto, con cada pelo de su rubio cabello peina...