—Veintitrés... Ah, no, veinticuatro, va con un venado bebé.
—¿Vas a contar, en serio, cada venado que aparezca en nuestro camino?
—Pues sí.
—Pero estás interrumpiendo nuestra conversación.
—Déjame, ¿bien? Me gusta contar los venados... Por cierto, veinticinco.
YunHo negó con su cabeza, manteniendo una sonrisa cariñosa. Anteriormente, no se habría atrevido a sonreír mientras estuviera detrás del volante - tanto porque no tenía razones para hacerlo, así como tampoco quería hacerlo -, pero en los últimos meses, se le habían salido más sonrisas que en toda su vida, seguramente. Estaba claro que JongHo era lo opuesto a él, más alegre, positivo y con mejor labia¹ para poder expresarse. Aunque claro, también se debía a que JongHo había sido educado de una forma diferente que a él, mientras que el rubio podía hablar y hablar hasta por los codos, a él le gustaba más permanecer en silencio - se supone que los Reyes/Príncipes tenían boca, mientras que los Caballeros eran mudos² -, por eso la mitad - o un poquito más de la mitad - de las veces, era JongHo el que iniciaba las conversaciones. Pero aquello no tenía nada de malo, realmente, no le molestaba que las cosas fueras así, pues luego de meses de estar en una relación con JongHo, habían algunas cositas que se le pegaban. Ahora hablaba más - a diferencia de antes - y en las fiestas era un poco menos callado de lo que solía ser, y al igual que JongHo, había aprendido - bueno, siendo justos, seguía en eso - el arte de la labia, y resulta que, en la mayoría de los casos, no se le daba tan mal como había creído.
—Noventa y dos.
—Espera, ¿qué? ¿Cómo de treinta llegaste a noventa y dos?
—Quería ver si estabas en este mundo, idiota. Parecerías muy distraído.
—Bien... Sí, estaba distraído, pero gracias por devolverme al mundo. Sería bastante feo chocar.
—Treinta y uno... Oye, ¿cuánto falta?
—¿Por qué crees que sé eso?
—Oh vamos, años y años de servicio tienen que servir para algo — sonrió.
—Uff — YunHo bufó, mirando a los alrededores y luego viendo al frente de nuevo —. Estamos a diez minutos, o un poquito menos.
—¿Ves? Sí que eres inteligente... Treinta y tres.
—¿Son dos?
—Sí, míralos... Son bastante lindos.
JongHo veía con una sonrisa a los dos venados, el macho lamía la mejilla derecha de la hembra, apenas y asomados en la carretera para no ser vistos, pero nada le fallaba al ojo de JongHo. Pero a diferencia del rubio, YunHo apenas y los vio de reojo, conduciendo de lo más tranquilo cuando pasó al lado de ellos.
—¿No te gustan?
—Cuando era un niño, casaba venados con mi papá para venderlos, así que luego de mucho tiempo viendo, tocando y oliendo las entrañas de muchos bichos de esos, aprendes que no son especialmente lindos... Y menos cuando te patean el estómago cuando tratas de atraparlos.
—¡Ay! — JongHo enseguida empezó a reír. Claro, le había dado algo de cosa por los muuuchos venaditos muertos, pero era la ley de vida —. Treinta y cuatro.
🎆🌠🎇🌠🎆
JongHo bloqueó su celular, todavía no había nada acerca de una cancelación de la boda de HongJoong, y habían docenas de reporteros y prensas a la espera de que iniciara el evento, justo afuera del Castillo. Y claro, a sus Caballeros y a ellos les permitieron inmediatamente el acceso, y al bajarse de la camioneta sosteniendo la mano de YunHo - ya que el alto insistía casi siempre en ayudarlo a bajar -, los flashes lo cegaron por unos segundos. Muchísimas preguntas, fotos, tanto así que, extrañamente, se sentía algo agobiado. Los Caballeros les facilitaron una salida rápida abriendo paso entre las docenas de personas y entraron casi trotando al Castillo junto con los Caballeros.
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Royalty [YunJong] (YunHoxJongHo) ATEEZ
RandomAunque JongHo pretende ser el Príncipe perfecto a los ojos del Reino entero, los empleados del Castillo y sus padres, los Reyes, sabe que está lejos de serlo. Por ende, al ser de la realeza, debe ser perfecto, con cada pelo de su rubio cabello peina...