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Narra Julieta.

Estaba sentada con Isa en el sillón, ella jugaba con unos juguetes y yo esperaba que su padre venga a buscarla, se suponía que tenía que estar a las 15 hs pero ya eran casi las 16hs y todavía no llegaba.

miré preocupada el celular.

¿Y si le había pasado algo?.

miré a Isa, y decidí esperar unos minutos más antes de hacer algo.

Quizas solo se retrasó.

Isa babeaba juguetes y yo la limpiaba hasta que tomé la decisión de llamar a Tomás.

agarré el teléfono decidida y marqué su numero, fueron cinco tonos y no atendió asi que marqué otra vez.

y esta vez si atendieron.

- ¿Hola?. - esa no era la voz de Tomás.

se escuchaba ruido de música y la que me atendió era una chica.

- Hola, ¿Está Tomás?.

- Lindo, te buscan. - se escuchó la voz de la chica, seguido del ruido de un beso y al parecer cuando Tomás vio mi nombre se dio cuenta de la situación.

- La puta madre. - escupió. - Julieta, Julieta. - repitió. - Yo.. puedo explicar.

- Hoy no ves a Isabella y menos en ese estado. - hablé conteniendo las ganas de llorar. - Mas vale que te rescates Tomás, porque yo que ni estoy ahi me doy cuenta de lo drogado que estás. - reclamé. - Tenés una hija flaco, desperta.

- Mañana voy a tu casa.

- No. - cerré los ojos. - Voy a llevar a Isa a la plaza, en mi casa no, si queres verla, la ves ahí. - hablé clara.

- Perdón. - susurró.

- No Tomás, conmigo ya no sirven las palabras. - negué y mi voz se quebró. - Si tu hija se diera cuenta de la situación es a ella a quien tendrías que pedirle perdón. - escupi. - Y que no se te haga costumbre esto, porque no quiero que crezca con un papá ausente que le importa mas la joda que su hija.

terminé de hablar y sin esperar respuesta corté.

miré a Isa que seguía jugando con un osito y me senté a su lado.

- Pero que hija mas linda. - toqué sus cachetes. - Ya vamos a estar mejor. - abracé a mi hija conteniendo las lágrimas.

- Aveces es difícil la vida bebe. - me puse a hablarle a Isa aunque no entendiera. - Aveces papá puede equivocarse o mamá también puede hacerlo. - expliqué. - Pero no hay que odiarlo.

era tan contradictorio que le dijera que no odie a su padre por sus decisiones cuando yo me sentía mal por ello.

pero nunca permitiría que nadie ni yo, alejen a Tomás de su hija, solo si fuera su propia decisión, contra eso no podría hacer nada.

mi celular volvió a sonar y sin mirar quien era atendí, pensando que sería Tomás.

- Ya te dije que hablamos mañana Tomás. - escupi de mal humor y se escucho un silencio del otro lado.

- No soy Tomás. - habló algo incomodo. - Pero nos debemos una charla.

𝘾𝙖𝙚𝙧 𝘾𝙍𝙊𝘼𝙕𝙕𝙐 •𝙋𝙖𝙧𝙩 𝟯•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora