Capitulo 37

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Thomas
Cuando Amy me preguntó que éramos no sabia que decirle, el miedo de todo chico es que le pregunten "¿que somos?". Pero en mi caso no es porque no quiera que seamos novios oficiales, sino porque no se que es lo que Amy quiere. No se si ella quiere que oficialicemos nuestra relación, o quiere ir más despacio, porque tampoco quiero que se sienta abrumada.

Ademas no quiero solamente decirle que ya somos novios. Amy ha sido mi mejor amiga desde pequeños, se que le encanta la cursilería aunque ella se muestre toda ruda. Por eso quiero hacer algo lindo para ella cuando le pregunte si quiere ser mi novia.

No pude evitar decirle que la quería, me salió de forma inconsciente y lo que sentí cuando ella me dijo lo mismo fue inexplicable, se que suena cursi, pero Amy hace que mis sentimientos y pensamientos se revolucionen.

-¿Aún no tienes sueño?- le pregunto. Amy esta a mi lado mirando al piso inmersa en sus pensamientos.

-No ¿tu?- pregunta mirándome a los ojos. Niego con la cabeza.

-¿Quieres ir a algún lugar en la cabaña?- pregunto encogiéndome de hombros- aunque no tengo idea de donde podemos ir- digo luego de pensarlo por un momento.

-Yo se donde podemos ir- dice con una sonrisa- déjame chequear a Val primero.

Vamos hasta la sala donde Val se quedó dormida y Amy abre la puerta sin hacer ruido. Cuando comprueba que su amiga esta plácidamente dormida cierra la puerta y en un hábil movimiento me toma de la muñeca y me arrastra por la casa.

-Amy ¿donde vamos?- digo en susurros. Ella me hace señas de que me calle con una sonrisa y sigue. Abre la puerta de un pequeño armario debajo de las escaleras, pero al parecer no es un armario ya que tiene escaleras que conducen a un piso inferior.

Bajo las escaleras detrás de la chica de cabello marrón ondulado y cuando llegamos a la planta baja nos detenemos en el centro de la habitación. Inspecciono el lugar, es un cuarto con paredes de madera como el resto de la casa, esta oscuro excepto por la luz que entra de unos pequeños y anchos ventanales ubicados en la parte superior de una pared, es un sótano. En una esquina hay un sillón viejo de tres personas, es uno de esos sillones que se hacen cama y tiene sobre el una manta cubierta de polvo junto a unos almohadones de hadas, lo que me hace reír.

-¿Que es este lugar?- pregunto con una sonrisa divertida. Me acerco a las ventanas, solo mi cabeza llega a ellas, conducen al patio, bueno solo se ve el pasto y la parte inferior de los arboles.

-Es el sótano, con Molly siempre veníamos de pequeñas, la abuela de Molly vio que nos gustaba y puso ese sillón y una mesa ratona con varios juegos, se convirtió como en nuestro santuario- dice con una sonrisa melancólica. Sonrío al imaginarme a unas pequeñas Amy y Molly discutiendo sentadas a una pequeña mesita- bueno tiene un poco de polvo pero nos podemos sentar- dice acercándose al sillón y toma asiento. Yo me siento a su lado y sigo mirando el lugar. Diviso un estante con libros en la otra esquina.

-¿Quieres que te lea?- la miro con una sonrisa- como en los viejos tiempos- agrego y ella sonríe. Me encantaba leerle a Amy hasta que nos quedáramos dormidos. Capaz así tengamos sueño.

-Claro- dice y me levanto a inspeccionar el librero.

-¿Por qué nunca me lees lo que escribes?- pregunta de forma casual.

-No lo se, es que me da algo de vergüenza- respondo encogiéndome de hombros aun sin mirarla.

-Pero soy tu mejor amiga, sabes que puedes confiar en mi- cuando la miro veo que ella tiene ladeada su cabeza con una pequeña sonrisa. Me doy cuenta de que aunque este diciendo eso si no quiero leerle mis historias no me va a presionar, y eso es una de las tantas cosas que me gustan de Amy.

-Prometo que algún día te las voy a leer- le sonrío y su rostro se ilumina con su hermosa sonrisa- pero ahora leeremos El retrato de una dama- digo sacando el libro de la estantería- es el único libro bueno entre todas las novelas mexicanas que tiene la abuela de Molly- comento y Amy suelta una carcajada. Vuelvo a sentarme a su lado.

-Espera- me para la chica a mi lado justo cuando estaba por empezar a leer- vamos a abrir el sillón ¿quieres?- pregunta.

Después de que transformamos el sillón en lo que intenta ser una cama, ponemos los almohadones y nos recostamos. Amy descansa su cabeza en mi hombro, desde donde sigue la lectura.

Comienzo a leer. Veo de reojo como a lo largo del relato Amy sonríe o frunce el ceño y arruga la nariz por algo que le molesta. También la pillo mirándome en varias ocasiones. Cuando voy mas o menos por la mitad del décimo capitulo miro a Amy y me doy cuenta de que esta dormida. Sonrío y dejo el libro a mi lado. Me acomodo un poco sin despertarla y me quedo dormido.

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Se que este capitulo no es mucho pero prometo que voy a subir el próximo en poco tiempo.
Gracias por leer.

-V

Don't break the promise (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora