Me despierto por la luz que entra por las ventanas iluminando las paredes blancas de la habitación de Thomas. Me siento tranquila y cuando los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente sonrío, fue algo raro pero Thomas hizo que sea lo mejor posible. Ademas de que oficialmente somos novios.
Un fuerte brazo me tiene por la cintura y el cuerpo de Thomas está pegado a mi espalda, puedo sentir su respiración en mi nuca. No quiero despertarlo así que me muevo suavemente para tomar mi teléfono de la mesita de luz, pero el se remueve y me agarra mas fuerte atrayéndome más a el, si eso es posible.
- Quédate conmigo- mi corazón da un brinco al escuchar la voz rasposa de Thomas, creí que seguía dormido. Me doy vuelta entre sus brazos para mirarlo. Tiene los ojos cerrados y sus largas pestañas hacen sombra en sus pómulos, sus labios están entreabiertos y ligeramente hinchados, lo que me hace querer besarlo— contrólate Amy—, su cabello negro como la noche está despeinado. Se ve hermoso y tan sereno que transmite paz.
Acaricio sus facciones con delicadeza y sus ojos se abren observándome con ese hermoso color avellana. Sonrío y él me devuelve el gesto.
-Hola- susurro. Thomas susurra otro "hola" y me da un pequeño beso en la punta de la nariz que hace que mi corazón de un vuelco. Este chico no es bueno para mi salud cardíaca.
-¿Que hora es?- pregunta frunciendo el ceño.
-Eso estaba intentando averiguar hasta que te agarraste a mi como una garrapata- digo sarcásticamente y el se ríe, es un sonido rasposo debido a que recién se despierta pero me parece muy atractivo por alguna razón.
Tomo el teléfono de la mesita de noche al ver la pantalla abro los ojos como platos. Ya es mediodía. Le muestro el teléfono a Thomas y el asiente, no le da mucha importancia.
-Thomas son las una de la tarde- exclamo para ver si reacciona, pero nada- tenemos que almorzar, ¿por que no te sorprende?- pregunto confundida. Yo había planeado levantarme temprano y salir a recorrer un rato, no pensé que íbamos a dormir tanto.
-Bueno... fue una noche movida- responde formando una sonrisa cómplice cargada de malicia. El color sube a mis mejillas.
-¡Thomas!- lo reprendo y le golpeo el hombro. Él comienza a reírse a carcajadas. Creo que en estos momentos mi cara podría confundirse fácilmente con un tomate.
Me levanto de la cama bajo la atenta mirada de Thomas, quien aún tiene esa sonrisa divertida en el rostro, y es ahí cuando me doy cuenta de que estoy en ropa interior. Miro a Thomas con los ojos como platos y siento que el rojo de mis mejillas se intensifica, intento taparme desesperadamente pero es en vano. El chico tirado en la cama suelta otra carcajada y yo quiero esconderme, luego se levanta, el también esta en boxers. Se acerca a mí— quedé en el mismo lugar, no puedo moverme por la vergüenza— ya sin reír, ahora su mirada adquirió ese brillo profundo y solemne. Cuando esta a solo unos centímetros de mi habla.
-No tienes que tener vergüenza conmigo, lo sabes ¿verdad?- dice con voz suave y cargada de cariño. Yo miro hacia el piso, se que no tengo por qué avergonzarme con el pero es difícil. Las manos de Thomas comienzan a acercarse a mi cintura y levanto la vista hacia sus ojos. Me observa con cautela, como si estuviera esperando mi permiso. Como no lo detengo sus manos continúan su trayecto hasta posarse en mi cintura, causándome un escalofrío. Thomas está esperando mi respuesta a su pregunta.
-Lo se pero es que... me va a tomar un poco de tiempo acostumbrarme- digo bajito hipnotizada por su mirada y por los círculos que sus manos trazan en mi cintura. Entonces sus ojos adquieren ese brillo de diversión.
-Pues entonces vamos a tener que practicar- dice con una sonrisa traviesa. Ruedo los ojos, pero no puedo evitar sonreír.
-Ya basta con esas bromas- lo reprendo, aunque mi tono es relajado. El se ríe.
ESTÁS LEYENDO
Don't break the promise (COMPLETA)
Teen Fiction-Lo prometimos- exclamo exasperada por no saber que debo hacer y por no entender la maraña de emociones que siento en este momento. -¡Eramos solo niños! Algunas promesas deben romperse- sus hermosos ojos avellana me miran desesperados y cargados de...