Mientras Nath y Simón se iban de luna de miel los otros tres integrantes de la banda pensaban lo que harían.
-Yo pienso volver a Bogotá. - Aseguró Villamil mirando a Aleho, quién dormía tranquilamente en un sofá.
-Creo que haré lo mismo. - comentó Isaza - ¿Y usted? - Preguntó Villamil a Martín.
-Pues, no lo pensé. - respondió -. No, debo entregar una cosa y los desgraciados no me dejan enviarlo online así que tengo que volver sí o sí. - Añadió con un bufido.
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Así que cuarenta y ocho horas después habían vuelto a Bogotá.
-Oye Marto. - le llamó la atención Villamil - ¿Dónde te quedaras? - Preguntó y este se paró en seco.
-No se preocupen, ya pensaré en algo. - Aseguró el más bajo.
-Puedes quedarte en nuestro apartamento. - Le ofreció Aleho refiriéndose al piso que alquilaron, al final, Villamil y él.
-No hace falta. - Intentó rechazar la oferta por no ser un peso muerto para sus compañeros y ellos le miraron fijamente.
- ¿Entonces tienes un lugar a dónde ir? - preguntó Isaza -. Sí. - Respondió apartando la mirada, pero el otro le agarró, suavemente, de la mandíbula para que le mirara.
-Responda mirándome a los ojos. - Pidió el más alto.
-No. - Respondió Martín sintiéndose incapaz de mentirle.
-Decidido entonces, te vienes con nosotros. - Dijo Aleho agarrando el brazo de Martín cuando Isaza le soltó.
-Les odio. - Susurró el menor.
- ¡Mentira! - Dijeron los otros tres en coro mientras retomaban la marcha.
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Un mes después de la vuelta de las vacaciones de Nathmon decidieron empezar a sacar a la luz lo que se venía en el tercer álbum y así es como "Mejores amigos" apareció y ellos volvían a la gira que tenían pendiente.
De lo primero que hicieron al volver, a parte de los shows, fue volver a las entrevistas.
Uno de los temas más tratados a parte del álbum y las nuevas canciones fue la boda de Simón que se hizo popular por algunas fotos de Instagram y un vídeo resumen que había en los canales de Nath y Dani, pero al de gafas no parecía molestarle que le preguntasen tanto y seguía respondiendo alegremente.
En aquel momento estaban en una entrevista, un poco diferente ya que las preguntas estaban en un botecito escritas en papel y había algunos retos también.
Villamil acabó tocando el banjo con los ojos tapados, Simón dando vueltas sobre sí mismo a la pata coja mientras recitaba un trabalenguas, Isaza intentando cantar un trozo de "Besos en guerra" al revés y Martín con los ojos vendados tenía que adivinar lo que sus compañeros le daban, usando solo el sentido del tacto, también tuvieron que actuar una escena como si hicieran un comercial o seguir la canción del otro.
Ahora era de nuevo el turno de el del sombrero de sacar un papel y tenía miedo de lo que podría encontrarse allá escrito.
-Entre tus compañeros: Casar, besar o matar. - Leyó y empezó a reírse.
-Está bien fácil. - Afirmó y se giró a mirar a sus compañeros -. Mato a Simón, mato a Villamil y me caso con Martín. - Respondió y eso último lo dijo mirando fijamente a Martín.
-Acepto. - Fue lo que él respondió y ambos sonrieron.
- ¿Se acaban de proponer en nuestras narices? - Preguntó Simón.
- ¿Cómo que me matas? No puedes matarme. - Dijo Villamil dramáticamente y los cuatro empezaron a reír descontroladamente.
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Isaza pensaba en todas las cosas que pudieron haber pasado si hubieran escogido otras opciones mientras miraba a Martín, el cual dormía tranquilamente.
- ¿Tengo micos en la cara? - Preguntó Martín con los ojos cerrados y medio dormido.
-Solo mi mirada, guapo. - dijo Juan Pablo haciendo reír al menor -. Estaba pensando en las cosas que pudieron haber pasado. - Añadió
Martín abrió los ojos y se arrastró hasta quedar encima del mayor envolviéndolo en un abrazo.
-No pienses en eso, si es verdad que hay cosas de las que me arrepiento, pero no me gustaría estar en otro lugar que no sea acá y me siento feliz. - confesó Martín - ¿Y usted? - Le preguntó.
-También estoy feliz. - Le aseguró devolviéndole el abrazo y luego empezó a dibujar figuras abstractas en la espalda de Martín mientras este volvía a cerrar los ojos dejándose mimar.
-Te has vuelto adicto a los abrazos ¿Eh? - Comentó Isaza.
-Es vuestra culpa, ustedes me malcriaron con abrazos, ahora deben aguantarse. - Aseguró Martín.
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