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- ¿Sabe usted donde se ha metido? - Preguntó Martín a Isaza.

-Claro que lo sé, le he propuesto matrimonio a la persona que más amo en el mundo. - Aseguró Juan Pablo y Martín le abrazó.

- ¿Te apetece algo en especial para cenar? - Preguntó Isaza ya que tenía hambre al igual que el menor.

-La verdad es que no. - Respondió Martín quien había empezado a mimar a Malta, la cual les miraba feliz y moviendo la cola.

Isaza se fue a la cocina, no sin antes dejar una caricia en la cabeza del can, para revisar a ver que encontraba en la nevera.

Después de un rato acabaron recalentando una pizza por miedo de acabar en el hospital por una intoxicación alimenticia. Y al acabar de cenar se sentaron en el sofá con Malta en medio, pues estaban cansados, pero no querían irse a dormir todavía.

Pero al final se durmieron en la pose más incómoda del mundo y a la mañana siguiente despertarían con dolor de cuello y de espalda.

Hoy era uno de esos días en los cuales a nadie le apetecía salir a la calle debido a la tormenta que estaba cayendo, era tan potente que parecían mil en vez de una

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Hoy era uno de esos días en los cuales a nadie le apetecía salir a la calle debido a la tormenta que estaba cayendo, era tan potente que parecían mil en vez de una.

Isaza se encontraba hablando por Skype con Posamil y Nathmón mientras Martín jugaba con Malta o más bien intentaba hacer malabares sin que la perra se llevara las pelotas rellenas de arroz.

De repente algo cayó al suelo haciendo un ruido de como si alguien se hubiera metido un buen golpe.

- ¿Que fue eso? - Preguntó Villamil.

- ¡Nada! Solo se me cayó algo. - Respondió Martín.

-Se aburría por lo que acabó haciendo malabares y se le cayó una pelota. - Explicó Isaza.

-Es re tramposo ese man, cuando las compramos ya sabía malabarear. - Se quejó Simón.

Después de una larga plática Isaza dejó el portátil en la mesilla de noche y apoyó la espalda contra el cabecero

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Después de una larga plática Isaza dejó el portátil en la mesilla de noche y apoyó la espalda contra el cabecero.

-Marto. - Llamó a su pareja y este levantó la mirada de la tablet de dibujo.

Al ver a Juan Pablo con los brazos abiertos dejó la tablet en la mesa y se sentó en el regazo de su pareja para poder recibir el abrazo.

Martín apoyó su cabeza en el hombro del más alto aceptando los mimos que este le brindaba y si seguía así, sintiendo el calor de la piel del contrario al final se dormiría.

-Empiezo a pensar que tiene un problema con mi cabello. - Dijo Martín cuando Isaza deshizo el moño que llevaba.

-Me gusta bastante, me recuerda al rey león. - Comentó Juan Pablo haciendo reír al contrario.

Isaza empezó a dejar besos por el cuello del menor, causándole unas leves cosquillas y este hizo más fuerte el agarre del abrazo.

-Precioso mi Marto. - Susurró Isaza antes de dejar un beso sobre su hombro.

Con cuidado Martín levantó la cabeza del contrario para quedar frente a frente, con sus narices rozándose y sus respiraciones mezclándose.

- ¿Por qué dudas, mi niño? - Preguntó Isaza con una sonrisa ladina y voz calmada.

-No dudo... - Afirmó el menor -. Solo pienso que un beso no bastará. - Añadió.

- ¿Y dos son demasiados? - Bromeó Juan Pablo.

-No hay demasiados. - Aseguró Martín y acabó con la distancia al unir sus labios en un beso lento.

Isaza se tomaba su tiempo, intentando grabar cada detalle, desde el leve sabor a chocolate que Martín había estado comiendo hace nada hasta la pequeña cicatriz en el labio inferior. Poco a poco fue recostándose en la cama quedando encima de él, no hizo nada, solo se quedó observando la imagen tan adorable que tenía enfrente; Martín con el cabello suelto, los labios rojos e hinchados y las mejillas que cambiaron de color al estar tan cerca del más alto, pero con una sonrisa y aquello hizo feliz a Juan Pablo quién no podía imaginarse en otro lugar que no fuera ese.

-Isa...- Le llamó y este movió su mirada hasta los ojos chocolate contrarios -. Te amo. - Dijo Martín.

-Yo también te amo. - Aseguró Isaza con una sonrisa.

La sonrisa de Isaza aumentó al escuchar el jadeo que se le escapó a Martín al sentir sus manos frías paseándose por su cintura bajo la camiseta y el menor se avergonzó del sonido que había soltado sin querer.

-¿Que tengo prohibido? - Preguntó Juan Pablo sin desear agobiarle o molestarle.

Martín le miró a los ojos, se mantuvo unos segundos en silencio pero al final sin que le temblara la voz y con una pequeña sonrisa tímida le dijo:

-No tienes prohibido nada.

Dejo a libre interpretación de que pasó después

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Dejo a libre interpretación de que pasó después. Incluso si se aburren y tienen exceso de imaginación comenten algo, pues para lo ñoño soy un caso perdido ;v

P.D.: Calculo que le quedaran cuatro capítulos, me siento extraña sabiendo que está por acabar.

~Diana.

Mi Diana se hace mayor :')
Orgullosa estoy :")
❧🌺CATI🌺❧

ALONE (Isargas) | acabadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora