Llevaba como una hora mirando el papel y nada se le ocurría, tal vez aquella canción se quedaría en el cajón ya que no la veía suficiente para causar impacto en la gente.
De repente sintió unas manos que se apoyaban en sus hombros.
- ¿Qué ocurre? Se ve estresado. - Le preguntó Martín.
-Solo no sé cómo seguir esto. - Respondió Juan Pablo señalando el folio y el menor de los Vargas lo agarró para leerlo.
Mientras él leía lo escrito Isaza aprovechó para observar disimuladamente a su amigo, quien le había llamado mucho la atención incluso más que Andrea (siendo ese uno de los factores de la ruptura y los cachos que le había puesto la chica) y no pudo evitar quedarse medio embobado cuando el chico sonrió levemente.
-Es muy buena. - Afirmó.
-Sí, pero no está terminada. - Comentó Isaza y le señaló un verso con puntos suspensivos.
-Cuatro vidas me juraste tres de odio y un te quiero. Dos consejos para darte, prefiero ser un cobarde que olvidarte de primero - medio cantó medio dijo Martín -. Entra otra vez el coro y añades esto último que dejaste apartado. - Añadió señalando unas palabras.
Juan Pablo se quedó en silencio, procesando la información y al final le dejó un lápiz para que anotara aquello que le dijo.
-Quedó mejor de lo que esperaba. - Comentó el menor.
- ¿Ocurre algo? - Preguntó Martín ante la mirada de Juan Pablo.
No quería volver a mirarle a los ojos pues era demasiado difícil no perderse en sus recuerdos.
-No...- Afirmó Isaza -¿Estás bien? Me preocupas, Marto. - Le preguntó.
-Todo lo estará. - Le prometió con una pequeña sonrisa antes de marcharse rápidamente del lugar dejando al mayor con millones de palabras en la punta de la lengua.
-¿Que escondes? - Preguntó al aire sabiendo que nadie le contestaría
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Su cabeza era como un bombo, pero aún así era capaz de mantener una sonrisa y mirar cómo se marcharían en un parpadeo.
No pudo hacer más que mirarles con orgullo, sabiendo lo grandes que se volverían.
Se despidió de Villa, de Aleho y de Simón con un abrazo y lo mismo quería hacer con el más alto, pero su cuerpo le traicionó y besó su mejilla.
Para escapar de aquella extraña situación se despidió y salió lo más rápido posible de allí o ese era su plan hasta que sintió unos labios sobre los suyos. Al separarse vio a Isaza mirándole y sonrojándose levemente.
-Esperame, por favor. - Le pidió Isaza.
-Creo que quedó claro que te esperaría. - Afirmó Martín y no pudo evitar volver a besarle.
Le había echado de menos, mucho y se estaba controlando por no llorar y abrazarle obligándole a quedarse con él.
-Volveré. - Prometió Juan Pablo sin saber el porqué debía afirmarle aquello al menor, pero aún así lo hizo consiguiendo a cambio una pequeña sonrisa.
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El paisaje que Francia le ofrecía era hermoso y no precisamente por tener la Torre Eiffel delante, si no tal vez por cierto chico bonito con una hermosa sonrisa que se empeñaba en esconder.
-Quiero contarte un secreto, que te diga algo que es bueno que sepas. - Le dijo Martín de repente girándose a mirarle.
-¿Que es? - Preguntó Juan Pablo con una pequeña sonrisa.
-Que te quiero y espero no estar mal interpretando la situación y quedando como un estúpido. - Dijo Martín haciendo reír al mayor.
-Claro que no, yo también te quiero. - Afirmó Isaza.
-¿Tanto como para ser mi novio? - Preguntó Martín.
-¿Es eso una petición? - Preguntó el más alto acortando la distancia, quedando ambos a escasos centímetros.
-Tal vez...- Respondió Martín.
-Sí. - Le respondió Juan Pablo la pregunta que antes le hizo y ambos acabaron con el espacio que les separaba.
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