Capítulo 1-Primer día. Un encuentro más

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Luego de varias remodelaciones y adaptaciones para brindar a los alumnos un mejor ambiente de estudio con los implementos necesarios, el Instituto Konoha está listo para recibir al alumnado de este año, especialmente a los egresados del Ciclo Básico Técnico.

A primera hora de la mañana, maestros y alumnos ya estaban rondando en todas direcciones del instituto. Ya se podían observar varios grupos de alumnos saludándose alegremente, entre bromas y demás, ya se lanzaban miradas retadoras, de odio, envidia, hasta coqueteos y suspiros. También estaban los de nuevo ingreso, que se mantenían alejados, o dispersos entre las esquinas del lugar, solo observando y preguntándose de qué manera podía encajar ellos en ese sitio.

Lo típico en un primer día de instituto; chicas chismoseando, criticándose entre ellas, buscando a los chicos lindos con la mirada y suspirando por ellos; chicos saludándose de forma cool (según ellos) conversando de sus conquistas pasadas y observando con descaro a las chicas para descubrir a su próxima presa, hablando de deportes y cosas de hombres; los nuevos, siendo escrutados por la vista de los veteranos del colegio, mostrándose tímidos y sintiéndose fuera de lugar, y con la sensación de que los mayores se los comen con la mirada; y los de último año, preocupándose por los retos que les esperan al final para poder graduarse, y fastidiando a los maestros desde el primer día, con la excusa de que ese era su último año con ellos y debían aprovecharlo.

El primer día de instituto, tan esperado por muchos y tan odiado por muchos más.

***

En la oficina de la Directora

—...

—...

—¿Qué haces aquí?— preguntó con tono irritado Tsunade, al chico frente a ella.

—¿Qué no puedo visitar a mi hermosa abuelita?

—...— soltó un suspiro, y luego miró a su nieto —Deberías estar familiarizándote con tus compañeros de clase, o buscando al menos a tu grupo para la ceremonia de bienvenida. Yo que sé, sal de aquí y busca a tus amigos.

—No he visto a ninguno de ellos desde que llegué, el lugar está lleno de gente. Además es obvio que de mis compañeros, la mayoría son nuevos, no todos son tan tontos como para quedarse a recibir semejante tortura— se quejó con fastidio.

Naruto de verdad no quería estar ahí, aun sabiendo que varios de sus antiguos compañeros y amigos también estarían en su grupo, y ni siquiera sabía quiénes eran los valientes en quedarse.

—Ya deja de quejarte de una vez, me vas a provocar una jaqueca. Escucha, Naruto, tu padre solo quiere que mejores tu rendimiento, y él confía en que lo lograrás. No debes defraudarlo. Él siempre te ha apoyado en todo, y es tu turno de responder como se debe, esforzándote en tus estudios— le dijo en tono suave, ser brusca no le ayudaría en estos momentos para lo que trataba de decirle a su nieto —Ya es hora de que dejes de holgazanear.

—Ya lo sé— soltó un suspiro y bajó su mirada.

Él sabía que su padre confiaba en él, y realmente deseaba responderle de manera adecuada. Minato era su ejemplo a seguir, era exitoso, amable, con una hermosa esposa, amaba su trabajo y lo ejercía con gusto dando lo mejor, para obtener lo mejor; siempre preocupándose por el bienestar de la población estudiantil a nivel nacional, no por nada era el Ministro de Educación.

Naruto siempre vio a su padre como el modelo de hombre que quería ser algún día. Claro que por ahora, estaba haciendo las cosas a su manera, y esta no era muy buena que digamos, sus notas no eran las mejores, y se supone que el éxito lo obtendría a partir de sus estudios, y vaya que la estaba cagando en ese punto.

Aprendiendo a Amar a un DobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora