Capítulo 4. Recuerdos

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Fin de semana, un domingo por la tarde. Perfecto para pasar tiempo de calidad con la familia o amigos.

Perfecto para estar tirado en lo ancho de tu cama mientras te pierdes en memorias del pasado. Vagando entre recuerdos que dejaste ir con el viento, pero que ahora regresan para darte de lleno una bofetada en el rostro, recordándote lo miserable que fuiste en el ayer.

Ese era el caso de Obito Uchiha, quien perdido en lo profundo de sus pensamientos, soltaba suspiros y cerraba los ojos tratando de viajar hasta ese momento clave de su vida. Donde perdió casi todo de golpe.

>>Flashback<<

——7 años atrás——

—¿Se puede saber, qué te pasa?— preguntó un peliplata a su acompañante.

Paseaban por un pequeño parque, decorado con varios cenadores (Kioscos, casillas, o como gusten llamarlos) construidos con madera de roble barnizada, pequeñas jardineras repletas de flores con diversos colores y aromas que eran visitadas por insectos que se alimentan de su néctar, una cantidad considerable de cerezos que proporcionaban buena sombra, todo eso complementado por una fuente circular situada en el centro del parque. Daba un ambiente de tranquilidad y paz, el canto de las aves, el suave murmullo del viento entre las ramas de los árboles y el clima cálido.

Sí, el ambiente perfecto para dar un paseo con la persona más preciada en tu vida. Pero, sería mejor si esa persona dejara de rozar la línea del mutismo al que no está acostumbrado. Obito se mantenía callado, perdido en su mente y eso no era normal, por lo general el pelinegro se mantiene parloteando de cualquier tema que se le cruce por la cabeza. Kakashi no era tonto, sabía que algo andaba mal con su pareja.

—¿Ah?... ¿Decías?— el Uchiha salió de su maraña de pensamientos y giró hacia el joven a su lado.

Kakashi lo observó por unos segundos. Tenía curiosidad por saber qué mantenía tan distante del mundo real a su pareja. Miró al frente y soltó un suspiro.

—Pregunto que, ¿Qué te pasa?

—...— también miró al frente, se adelantó a su acompañante y se sentó en una banca bajo la sombra de un árbol —No es nada— respondió al fin.

Como si el Hatake se lo fuera a creer. Conocía mejor que nadie a ese sujeto. El tono que usó, su expresión ausente y su estado de ánimo, dejaban al descubierto la incertidumbre que sentía.

Kakashi se paró frente a él.

—Dime la verdad— exigió —No es normal estés tan callado y sin moverte de un lado para otro...Tampoco que no intentaras meterme mano en todo el recorrido— pensó, un poco contrariado.

—No sé de qué hablas. No pasa nada, en serio— dijo mostrando una sonrisa intranquila.

Kakashi levantó una ceja, mirándolo fijamente, como diciendo "Ajá, yo voy y me trago esa"

Obito soltó un suspiro cansado.

—Escucha. Lo que me pase a mí, no tiene por qué afectarte a ti, ¿de acuerdo?

—Eres un idiota.

—¿Ah? ¿Por qué dices eso?

—Cómo quieres...— se le hacía difícil continuar, el no acostumbraba a dejar al descubierto sus sentimientos. Pero Obito siempre fue una excepción —¿Cómo pretendes que no me afecte? Soy yo quien nota tu indiferencia y malestar. No me agrada. Es incomodo sentir esa aura de incertidumbre que cargas cuando tienes problemas.

—Lo siento— susurró cabizbajo. Kakashi se sentó a su lado.

—¿Vas a decirme qué te pasa?

Aprendiendo a Amar a un DobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora