Capítulo 12. A base de bromas, juegos... y pelotazos

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Después de recibir el segundo corte, apartó el celular de su oreja, y ahí donde estaba, largado en la alfombra decorativa de la sala de estar, justo al pie de la mesita de cristal oscuro sobre la que había un tazón con dulces hechos a mano por su madre, elevó su mano hasta lograr alcanzar uno con torpeza, lo llevó a su boca, siguió con su vista al techo y suspiró como idiota en medio de una sonrisa al imaginar las expresiones que pudo hacer Sasuke mientras le hablaba.

—¿Ya te enamoraste, chico?— Jiraya apareció en el lugar, pasando a zancadas sobre el rubio tirado en el piso, tomó el tazón y se lanzó despreocupadamente sobre el enorme sillón con una singular forma de semicírculo que rodeaba la mesa del centro —Oye, Naruto, te estoy hablando— al ver que el mencionado no le prestaba atención tomó una bolita dulce y la dejó caer en el rostro del muchacho.

—Ero-Sennin... Mamá lo matará si ve lo que hace con sus dulces— demasiado relajado ante la vista de un curioso Jiraya.

—¿Te sientes bien, mocoso?— se inclinó hacia abajo para observar a su ahijado —Dime que no te estás drogando... o ¿Es que ya dejaste de ser virgen?

Naruto volviendo a la realidad.

—¿Qué?... ¡No! ¡Ninguna de las dos!— se levantó y se tiró con las piernas abiertas al lado del peliblanco.

—Entonces sigues siendo un perdedor.

—Viejo depravado, por eso a mamá no le gusta que esté cerca mío.

—Sí, sí... ¿Vas a decirme porque tenías cara de idiota y buscabas mariposas en el techo?

—¿Mariposas en el techo? Creo que el que se droga es usted...— después de decir eso alcanzó a ver el pie descalzo de su padrino acercarse macabramente a su rostro —¡Waaah! ¡Aleje esa cosa apestosa de mí!— llegó hasta el otro extremo del sofá en su huida del pie que se quedó extendido sobre el asiento.

—¿Estás enamorado Naruto?— preguntó de nuevo, como si aquello realmente no le importara, pero ver al rubio tan perdido en sus pensamientos le hizo sospechar.

—No que yo sepa... ¿Por qué lo pregunta?

—Tenías cara de baboso cuando llegué— el rubio hizo mohín y se cruzó de brazos. Jiraya estrechó los ojos observando sus reacciones, ahora dudaba ver a un adolescente enamorado, solo miraba a un chico inmaduro e inexperimentado —¿En qué pensabas?

—...— precisamente eso hacía, pensar... pensar en Sasuke... y el nuevo gustillo que empieza a desarrollar por molestar a ese Uchiha para ver más de sus expresiones. Rio divertido solo de imaginarse cuanto puede cambiar ese inmutable rostro de niña que se carga Sasuke —Pensaba en que ya tengo un pasatiempo favorito.

Jiraya lo miró sin saber cómo interpretar esas palabras.

—¿Chica o chico?

—Neh, es un chico.

—Vaya, parece que este tiene la misma manía— pensó con algo de terror al considerar que Kushina posiblemente le culpe a él, por eso que empieza a intuir del rubio —Ten cuidado.

—¿Por qué?— su sonrisa se fue al escuchar a su padrino decir aquello con algo de seriedad... esa seriedad que pocas veces tiene.

—Porque empieza jugando... y termina gustando.

—...¿Ah?— no entendió el muy burro.

—Déjalo... con el tiempo lo sabrás, chiquillo— su postura relajada volvió, recostándose completamente en el sillón con el tazón de dulces sobre su estómago... Naruto se quedó arrinconado en la esquinita del mueble, viendo con horror los pies de su padrino.

Aprendiendo a Amar a un DobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora