Capítulo 37. Razones

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—Si te he fallado te pido perdón de la única forma que sé~...— guardó silencio para ver si tenía respuesta, pero nada, así que siguió y elevó la voz —Porque nunca habrá nadie que pueda llenar el vacío que dejaste en miiii~

—¡¿Te callas?!— Sasuke abrió la puerta de su cuarto, enfadado con su hermano por estarlo shingando cuando está en su momento de autoreproche —Me atormentas, y además cantas horrible.

Itachi solo le sonrió cínico con los auriculares puestos.

—Tienes visita, Sasuke— le informó antes de que se encerrara de nuevo —Alguien quiere hablar contigo.

—¿Quién?— su corazón se aceleró, acobardándose un poco ante las posibilidades de que allá abajo esté Naruto. Aunque, pensándolo bien, ese rubio debe estar muy enojado con él y talvez ya se haya rendido como para ir a buscarlo una vez más. Como sea, se obligó a sí mismo a dejar esa cobardía a un lado, ya le ha causado muchos problemas y no tiene ánimos para añadir más.

—Ve a ver— se apartó de la puerta y movió la mano indicándole por dónde ir, como si fuera nuevo en la casa. Sasuke salió viéndolo desconfiado. A Itachi ya le empieza a ofender esa mirada —Grita si necesitas ayuda— le dijo cuando ya iba doblando la esquina.

—¿Quieres ayudarlo o agobiarlo más?— se le acercó Shisui saliendo de su habitación, abotonando las mangas de su camisa de vestir, llevaba el saco colgando en uno de sus brazos. Escuchó a Itachi cantándole a Sasuke.

—Un poco de ambos. Si le duele talvez empiece a hacer algo por cambiar todo esto.

—¿Y qué era eso que cantabas?

—Oh. Chayane— sonrió malévolo viendo la foto del álbum de la canción. Va alborotar a Shisui —Ese tipo se pone más bueno con los años.

—Me parece que tienes un maldito fetiche con los viejos.

—Tú eres mayor que yo.

—Un par de años, eso no cuenta— se mosqueó.

—¿Tú crees que canto feo?— mejor le cambió el tema, solo para picarlo después.

—Un poco desafinado, pero sigo creyendo que tienes una voz sensual.

—¿Quieres llevarme a la cama?

—¿Me lo estás proponiendo o solo es una pregunta?— lo miró con una ceja alzada, sonriendo sugerente.

—¿Tú que crees?— imitó su gesto.

—Hm... creo que debo volver al trabajo— le sujetó los hombros y besó su frente, y empezó a alejarse con una sonrisa divertida.

—Maldito cobarde— sonrió por el fracaso, no era enserio, pero de todas formas esperaba una respuesta más ruda de parte de Shisui por su pequeña y despreocupada broma.

—También te amo ¡Nos vemos!— le gritó llegando al final del pasillo.

***

Bien, no era Naruto. Pero esa persona que habla con su nana en medio del vestíbulo es quizá la última que se imaginó iría a buscarlo. Una vez le dijo a Itachi, que prefería el enojo de la señora Kushina, en lugar de su decepción. Bueno, quizás ella ha invadido su casa albergando ambos sentires.

Jamás en su vida llegó siquiera a imaginar que le faltaría determinación y valor para enfrentarse emocionalmente a alguien.

Cobarde. Es lo se repite a cada escalón que baja con la intención de salir corriendo a la dudosa seguridad de su cuarto.

—Hola, Sasuke.

Sus piernas temblaron. Si ella con su dulce sonrisa y esa mirada de comprensión pueden desarmarlo así, cuando vea a Naruto morirá por el remordimiento y la culpa.

Aprendiendo a Amar a un DobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora