Capítulo 32. Lección completa

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Sasuke no esperó siquiera a que sol saliera, un par de horas después de que Itachi lo fuera a dejar a su cuarto, despertó, y quedarse en la cama a ver si su sueño regresaba no fue una opción para él. Regresó a ese cuarto tecnológico, encontró a su primo medio dormido y lo mandó a una esquina a estarse quieto y en silencio.

Ahora Shisui observa a Sasuke desde la incomodidad de una silla con la esponja de la sentadera ya aplastada, el chico lleva rato murmurando números y apenas si parpadea con la vista fija en aquella pantalla. Es increíble, a Shisui le parece que si le habla a Sasuke va a desconcentrarlo por completo y posiblemente le salte encima para ahorcarlo por interrumpirlo. Es de madrugada y es peligroso, mejor evitar el riesgo.

—Lo tengo— habló Sasuke después de un buen rato de estar solo susurrando cosas que Shisui apenas alcanzaba a oír.

Su primo se acercó curioso y no preguntó nada, solo observó como Sasuke encendió la unidad extraíble donde estaba el disco con el resto del código, copió todo el texto de la ventana verde y luego fue a pegarlo en el programa base donde está el código fuente del rayo de Zeus. Shisui se refregó los ojos durante los cinco segundos que tardó el programa en actualizar datos, su sorpresa fue equiparable al alivio que dejó notar Sasuke al suspirar. El código fue completado a la perfección.

—No hay más errores— musitó atónito el mayor, luego sonrió contento palmeando el hombro de un exhausto Sasuke —Lo hiciste, niño.

—Aun no termino...

—¿Qué falta?

—Empaquetar e instalarlo— se restregó la cara con ambas manos, todavía inquieto por los pasos faltantes —Pero no sé cómo empaquetar, Kakashi todavía no nos enseñaba eso— tal vez a esas alturas sí, tal vez sus compañeros ya estén aprendiendo a empaquetar sistemas ¿Cómo saberlo? Él lo dejó a medias para ir a aventarse un problema mayor —Hay que esperar hasta que llame— eso lo frustra, depender de él para terminar el trabajo.

No podían darse el lujo de llamarlo ellos, Kakashi fue claro cuando dijo que les dedicaría el tiempo necesario y justo, siempre que estuviera fuera de sus horarios de clase.

—Está bien, has hecho bastante con esto. Kakashi se sorprenderá al saber que conseguiste interpretar eso en poco tiempo...

—Si no fuera por el manual...

—Ya, Sasuke...— sujetó sus hombros, el pobre parecía que iba a quedar inconsciente de nuevo —Vete a dormir un rato más, lo necesitas— retrocedió cuando Sasuke se levantó de la silla, pero de inmediato volvió a acercarse, el chico se mostró claramente mareado.

No era sorpresa, estuvo horas ahí sentado, con las luces apagadas y frente a la intensa claridad de esas pantallas analizando cada línea hasta dar con la correcta; todo en plena madrugada, que el adolescente haya aguantado eso, es digno de admiración.

La puerta se abrió con su característico vibrar, ahí, junto a la tenue luz del pasillo, el mayordomo se asomaba junto a una charola con un par de tasas humeantes y un plato con galletas.

—Norbert— exclamó sorprendido Shisui, ese hombre era extrañamente atento y puntual cuando lo necesitaban.

—Déjelo en la silla— le dijo a Shisui, se adentró y dejó sobre la mesa la charola, fue a encender la luz —Su padre era igual...— reprendió con un leve tono de reproche —Perdí la cuenta de las veces que le regañé por forzar sus ojos a la luz de esas máquinas. Joven Sasuke, tome esto— le ofreció una de las tazas y dejó las galletas cerca —Le ayudará a dormir.

—¿Cómo sabes que no puedo dormir?— le preguntó extrañado después de darle un sorbo al líquido rosáceo, estaba algo dulce y desprendía un olor suave, era algún tipo de té, ni siquiera le preguntó. Ciertamente, durante la noche se quedó dormido en ese mismo sitio, pero al sentirse en la comodidad de su cama se despertó sin razón y ya no pudo conciliar el sueño, por eso volvió ahí, aprovecharía ese insomnio, y vaya que fue bien aprovechado.

Aprendiendo a Amar a un DobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora