Nos miramos durante una milésima de segundo antes de que ella entre como un ciclón, cierre de un sonoro portazo y tire contra el suelo lo que sea que ha utilizado para abrir la cerradura.
Se detiene a escasos centímetros de mí, pero no me toca. Sus ojos azules dominan toda la habitación y me dominan a mí. Ahora mismo son más que frialdad y sensualidad, son un deseo sordo y duro que acelera mi respiración y todo mi cuerpo.
—¿Tú lo sientes?
Suspiro.
No necesita explicarme a qué se refiere con esa pregunta. Sé que quiere saber si siento que le pertenezco a alguien. Yo tampoco puedo dejar de pensar en la misma frase desde que la he pronunciado.
—Sí —musito.
Esa simple palabra no titubea en mis labios porque jamás he tenido nada más claro.
—¿Con quién?
—Jennie —me quejo.
¿Por qué quiere oírmelo decir? Ya me dejó suficientemente claro que nunca estaremos juntas.
—Dímelo —me ordena con la voz endurecida, sexy.
No piensa apiadarse de mí.
—Contigo.
Jennie exhala con brusquedad todo el aire de sus pulmones, cubre la ínfima distancia que nos separa y acuna mi cara entre sus manos.
—No quiero que salgas con Jisoo.
—Jennie, yo…
—Y no sólo se trata de Jisoo —continúa acelerada, como si la mera idea la torturara—. No quiero que nadie te toque, nunca. Joder, no quiero que ni siquiera respiren el mismo aire que tú.
Trago saliva. Todo esto es una locura, pero al mismo tiempo me siento tan llena, tan deseada, porque yo tampoco quiero que ella le sonría a ninguna otra chica, que les hable, que las mire. Es mi oscuro objeto de deseo y es mío, sólo mío.
Quiero que ella dé él paso definitivo, que me bese, que me haga sentir todo lo que ya sé que sentiré, todo ese placer, esa fuerza, ese deseo. Jennie atrapa su labio inferior con los dientes y tengo la sensación de que, con ese pequeño gesto, busca un último resquicio al que agarrarse.
—Eres mía —susurra llena de sensualidad, de fuerza, salvaje, indomable, sexy, dura, siendo exactamente ella.
Su voz ronca y su cálido aliento bañan mis labios.
Bésame, por favor. Bésame, por favor.
—Nada me ha costado tanto en toda mi maldita vida como mantenerme alejada de ti —sentencia y, sin más, separa sus manos de mi piel y se aparta de mí.
No quiero que se vaya, pero las palabras se niegan a cruzar mi garganta y sólo puedo ver cómo ella se aleja.
El ruido de la madera encajando en el marco me devuelve a la realidad. Resoplo desesperada y me llevo la mano a la frente. ¿Qué acaba de pasar aquí?
Apago la luz de un manotazo, me dejo caer en la cama y clavo la mirada en el techo. No quiere que esté con ningun, hombre o mujer, pero lucha por mantenerse alejada de mí; ¿en qué posición me deja eso? ¿Qué pretende que haga, que diga, que piense?
Me giro y meto las manos bajo la almohada a la vez que pierdo mi vista de la ciudad. Lo único que quería es que ella me besara. Me despierto de un salto. He tenido una pesadilla de lo más angustiosa y esta temperatura sofocante no ayuda nada. Miro el reloj de mi iPhone. Por Dios, son las seis y media de la mañana, ¿es que aquí el calor nunca da una tregua?
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Color Naranja - Jenlisa
FanfictionLalisa Manoban es una chica normal que lleva una vida de lo más normal. Trabaja como camarera, pero su ilusión es ver publicada su primera novela. Lo más emocionante de su día a día lo protagoniza su amiga Rosé, quien acaba de recibir una beca de pe...