Después de "Battle Brawlers" #15

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   Dan se encontraba en shock, era como si lo que pasó hubiera tocado las fibras más sensibles y poco preparadas de su interior. No lograba concebir que estaba a punto de entregarse a Shun; se trataba realmente de algo que inquietaba a ambos.
   Dan quería poder hablar con Drago, él siempre lo escucha y aconseja sabiamente, pero éste se encontraba en el centro de Nueva Vestroia...
-Oh Drago, amigo mío... no sabes cómo deseo que estés aquí -pensaba Dan- necesito tus consejos.
-¡Aquí estoy, Dan! He visto y oído todo lo que te ha pasado. Ser el núcleo perfecto me permite ser un ojo en el cielo de Nueva Vestroia y de la Tierra -hablaba el Dragonoid- Tú no puedes verme, pero yo a ti sí. Dime, Dan ¿qué necesitas? 
-Compañero, no sé si sea adecuado que haya puesto tan poca oposición a que Shun me tocara de esa forma-dijo apenado el joven- me sentí lleno de amor; pero ahora lo recuerdo y no puedo evitar sentirme mal. Es como si pudiera sentir en mí vergüenza por amar a Shun, creo que he perdido mi masculinidad; dejé que Shun me tocara y me dominara a su antojo.
-Dan, la masculinidad no se ve afectada por quien ames o quien te toque, sólo se debilita al tomar actitudes alejadas de la valentía y la honestidad -afirmó Drago- se puede decir que ahora, al tener el coraje y la decisión de demostrar quien eres a tus amigos, ¡eres más hombre que nunca!
-¿En serio lo crees, Drago?
-Estoy seguro...
   Esa conversación relajó mucho los nervios y la ansiedad de Dan; pero él sabía que aún tenía que decirles la verdad a sus padres. Dan no eligió ser quien es; nadie conoce los designios de la vida.
   El joven se dirigía a la habitación de sus padres, pero no quería comunicarlo ahora, ya que su padre se encontraba emprendiendo un viaje por trabajo, así que sólo adelantó a su madre:
-¿Mamá, estás despierta? -preguntó Dan en voz baja.
-Mhm... ahora lo estoy, Dan -afirmó adormilada.
-Mamá, cuando te dije que no dejaba de pensar en alguien, no me refería a Runo.
-¡Vaya! Bueno, se tratará de otra chica, hijo.
   Al oír esto, Dan se echó a reír...
-Sí ¿cómo no? Buenas noches, mami -dijo mientras salía de la habitación.
   Al día siguiente, con la llegada de su padre, Dan estaba completamente listo para sincerarse con sus padres; sin embargo necesitaba de una persona: su persona favorita. Dan llamó a Shun para rogarle que fuese a su casa para que lo pudiera ayudar en un momento tan crucial de su vida.
-¿Hola? ¡Oh! Dan, ¿qué necesitas? -contestó la llamada el ninja.
-Cariño, necesito que te aparezcas por aquí. Te presentaré a mis padres.
-¡Hm! Pero Dan, tus padres ya me conocen muy bien, desde hace 11 años.
-Sí, pero no planeo presentarte como mi amigo...
-¡Ah! Así que por ahí va el asunto... de acuerdo, estaré ahí en 20 minutos -afirmó Shun- Te veo luego.
   Tras el tiempo acordado, Shun apareció en la puerta de Dan y no dudó ni un segundo en saludarlo besándolo tiernamente en la mejilla izquierda, aquella piel que lo volvía loco.
   Dan procedió a llamar a sus padres para que dieran acto de presencia en la sala de estar de su hogar...
-¿Qué ocurre, hijo? ¡Oh! Hola Shun, qué milagro es verte, querido -saludó la dulce mujer.
-Mhm, hola señora Kuso -dijo Shun sonriendo.
-¿Qué se te ofrece, Dan? -preguntó el padre del chico.
-De acuerdo, queridos padres. Ustedes conocen muy bien a este chico -señalando a Shun- ¿no es así?
-¡Por supuesto! -dijeron ambos simultáneamente- es como nuestro segundo hijo -reafirmó el señor Kuso.
-¡Vaya! Qué bien que lo quieran tanto -la pareja se puso de pie- Mamá, papá... les presento a mi novio.
-Tu ¿qué? -preguntó la mujer muy impactada.
Un incómodo silencio invadía el cuarto. para Dan no era sorpresa que pudiesen tener alguna reacción negativa sus padres... pero la sonrisa de los chicos no desaparecía.
-Em, Dan ¿podríamos hablar en privado en la cocina? -preguntó Miyoko.
-¿Por qué? Todo lo que me quieras decir puede ser escuchado por Shun.
-¡Bien! No pueden estar seguros de esto -dijo la señora Kuso con una mirada sabionda- hace unos meses aún morías por Runo.
-Mamá, descubrí que de Runo no quiero nada, sólo su amistad.
-Pero hijo...
-Yo te apoyo Dan -interrumpió el padre- siempre supe que ustedes dos serían una pareja; desde que eran unos niños lo deduje.
-¿Qué? ¿Cómo papá? -preguntó el joven de ojos rojos.
-Verás...

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