Después de "Battle Brawlers" #30

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El día continuaba, y mientras Runo, Marucho y Alice terminaban su comida, Julie, Dan y Shun empacaban unas pequeñas mochilas que contenían su equipo de comodidad y cuidado para poder ir al lago como habían planeado. Tras hacer dicha acción, regresaron al gran salón a apresurar a los peleadores.
Las 3 de la tarde llegaron y los chicos salieron de la casa hacia el lago de Wardington, donde comenzaban las horas de diversión: jugando guerras de agua, carreras de nado, competencias de resistencia pulmonar y muchos otros juegos.
Los minutos se volvían horas y los dedos de los chicos se volvían pasas; mientras el sol caía ellos abandonaban el agua, a excepción de Dan y Shun. Todos los peleadores comenzaban a secar sus cuerpos, y la pareja continuaba en el agua besándose y acariciándose. Para Alice continuaba siendo una prueba difícil, pero siempre se lograba mantener firme a sus decisiones que referían al respeto de sus amigos y sobretodo de Shun.
Dieron las 8 de la noche y decidieron volver a la casa de Marucho, pero no sin antes dejar a Runo en su hogar y avisar a la familia Kuso que Dan pasaría la noche en la casa de Marucho.
Los muchachos arribaron al hogar de Marucho, donde la mesa seguía puesta en el gran salón, y Cato encomendaba a la mesa una deliciosa cena; los 5 chicos degustaban aquella cena, y las horas pasaban entre vivencias de lo que había ocurrido en el lago y lo que los chicos pensaban acerca de temas controversiales. Las risas y efectos acortaron el tiempo hasta las 10 de la noche; y los 5 peleadores abandonaron la mesa para proceder a sus habitaciones.
Ya estando en la suya, Dan y Shun se alistaban para dormir; tomaron una ducha, limpiaron su interior para recibir al otro, lavaron sus dientes y Dan se apresuró a ponerse la pijama. Pero no así Shun. Recostado en la cama mientras Dan terminaba de vestirse, Shun habló.
—Dan, aún es tu cumpleaños -abriendo ligeramente su bata de baño- Tu pijama puede resultar algo estorbosa.
—¡Oh! Lo había olvidado: mi regalo especial.
—¿Crees que lo dejaría pasar? -riendo y abriendo cada vez más su bata.
—Hm, aunque ya has hecho demasiado el día de hoy, nunca viene mal algo extra -retirando las prendas de su torso- puede que tu mente se apodere de tu cuerpo, pero aún con eso, prométeme que no te detendrás, Shun.
—Te lo prometo, mi pequeño príncipe -se agachó a besar al castaño.
La escena comenzaba a erotizarse a cada segundo, pues Dan seguía deslindándose de su ropa, hasta quedar desnudo. Para continuar aquel acto, Shun le pidió a su pareja que él le quitara su bata de baño.
—¿Me haces favor, Dan? -comenzando a jadear- tengo calor.
Dan, sin dejar de besarlo apasionadamente, procedía a desabrochar su bata y retirarla de su esculpido cuerpo.
Shun tomó en brazos al chico de ojos rojos, y lo arrojó a la cama para lanzarse sobre él y pasar sus palmas sobre todo su torso; la acción continuaba y Shun comenzaba a besar el cuello de Dan, lo que lo hacía gemir cada vez más fuerte.
—¿La puerta está cerrada? -preguntó Dan.
—Con seguro, príncipe. No quiero que nada ni nadie interrumpa este momento.
—Shun, voy a darte lo mejor de mí -sin dejar de gemir- soy algo inexperto.
—No te preocupes -seguía besándolo Shun- también es mi primera vez -tomaba entre sus dedos el pene de Dan- y me alegro de que sea contigo, Dan.
—Sh... Shun -gemía más y más fuerte.
—No necesitas ser un experto para entregarte al amor, Dan.
Se pusieron de pie ambos adolescentes.
Shun comenzaba a bajar por el torso de Dan y tocaba cada parte de su anatomía, como si de arte kinestésico se tratase. No dejaba de besar el cuerpo de Dan, y al llegar a su pecho, se colocaba de rodillas y bajaba cada vez más. La boca de Shun llegó hasta el miembro de Dan, y el ninja empezó a lamerlo sin ninguna dificultad, con un rostro lleno de abundante felicidad y tranquilidad.
El rostro de Dan se relajaba, su boca comenzaba a caer y quedar abierta, dejando escapar aún más sus agresivos jadeos.
—Shun -continuaba gimiendo- No te detengas.
El de pelo negro, sin decir palabra, le hacía caso a su novio. No se dieron cuenta del pasar de los minutos; para seguir, Shun tomó uno de los condones que Julie le había dado. Lo abrió y lo postró en el pene de Dan, para proceder a arrojar al castaño a la cama y sentarse sobre su miembro.
—Shun ¿estás seguro de...
—Claro que lo estoy -se sentaba y su rostro reflejaba un poco de dolor, pero a la vez placer- sólo... sólo hazlo despacio, príncipe.
Los gemidos llenos de placer emanaban cada vez más fuertes de la boca de Shun, pero mientras Dan presenciaba esa escena y miraba su rostro, no podía detenerse pues Shun era quien llevaba la batuta, y era él quien determinaba la velocidad y profundidad de la penetración.
La posición cambió, y se colocó Shun de rodillas y manos.
Shun inclinaba su cadera hacia atrás para proceder a besar apasionadamente Dan y a momentos separar sus bocas para soltar duros gemidos.
—¿Shun?
—¿Sí, Dan? -con una voz ahogada.
—¿Está todo bien?
—Claro, esto... es delicioso, Dan -decía entrecortado y muy seguro de sí.
—Shun, tú puedes penetrarme si quieres.
—No -exclamó agitado- Me duele un poco, pero vale la pena por verte feliz; estás por tocar mi punto correcto.
En un momento, Dan se intrigó por la sensación de ser dominado; movió de su cuerpo a Shun y tomó el otro condón para ponérselo al más alto. No importando lo que pudiera decir, lo levantó un poco y decidió chupar un poco el miembro antes y colocó el condón para posteriormente ponerse sobre de sus rodillas y manos.
—Hazlo, Shun -hablando muy airoso- métemela.
El más alto no lo dudó y se aproximó a Dan para antes de penetrarlo, lamer tiernamente su ano. Dan no opuso resistencia, de hecho lucia muy exaltado.
—Sabes muy bien, Dan -decía pícaramente Shun.
—Hazme completamente tuyo, Shun.
Comenzaba la penetración en aquella posición; duró varios minutos, y los adolescentes no tenían necesidad de descansar.
—Shun -gemía y gemía el castaño- No te detengas -entre sus gemidos femeninos se denotaba mucho placer.
—Dan, eres tan hermoso -se inclinaba a besar su espalda y su nuca- No quiero separarme de ti -simultáneamente daba estocadas más rápidas y profundas.
—¡Ah! Shun -entonaba Dan gimiendo y rasgando las sábanas- siento que voy a explotar.
—Adelante, Dan -respondía Shun sin dejar de penetrar a Dan- puedes terminar.
—Espera -deteniendo a Shun- quiero que te quites el condón.
Sin miedo y sin dudarlo, Shun acató la orden que su amado le dio, y no tuvo temor a lo que pudiera pasar; ambos chicos eran muy sanos.
—Continúa, Shun -volvía a posicionarse el castaño.
—Soy tu esclavo, Dan -volvía a introducir su pene a Dan.
La penetración continuó alrededor de 4 minutos más, y Dan no dejaba de jadear, quejarse y gemir con un placer muy evidente.
—Shun -agitado por el movimiento- dentro... quiero que te vengas dentro de mí.
Sin otra opción, Shun se corrió dentro de Dan y terminaron acostados sobre las sábanas rotas, Shun sudando y Dan escurriendo semen de su ano.
—Fue mi mejor regalo, mi tierno Shun.
—Haré todo para que todos tus cumpleaños sean inolvidables , príncipe -respondió el de ojos ámbar sonriendo.
Los dos adolescentes se abrazaron y se fundieron en un tierno beso hasta que ambos se quedaron dormidos.

¿Y si no cambiamos nada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora