Después de "Battle Brawlers" #16

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   El señor Kuso iniciaba un relato que daba pie al origen de su amistad y su actual amor, ya que, como se había mencionado, los padres de Dan fueron como los padres adoptivos de Shun. La madre de Shun solía trabajar largas jornadas para poder obtener la suma de dinero necesaria para poder dar a Shun una infancia feliz y una vida digna; ella fue una madre soltera que lo dio todo por lograr estabilizar la economía en su hogar, donde su pequeño niño vivía. Cuando la señora Kazami enfermó, los padres de Dan fueron un sostén de amor y felicidad para Shun. Dicha relación nació en el Jardín de niños, tras la mudanza de los Kuso a ciudad Wardington, cuando Dan, siendo un niño ingenuo y nuevo en la ciudad, se encontraba en la acera del patio de su escuela con un rostro triste, pues no contaba con la presencia de nadie más para jugar y divertirse.
   La historia remonta a Shun y Dan a bellos recuerdos de su infancia, cuando se conocieron. Procedía un niño de pelo largo y negro, con una camisa delgada y verde a llamar a aquel pequeño de ojos rojos con un pelo tupido y castaño, pidiendo un compañero para poder jugar al béisbol con sus amigos y que los equipos no estuviesen desequilibrados.
   Ese día se convirtió en el más importante de la vida de ambos niños.
   Continuaba a relatar el padre de Dan:
-Shun, tu madre enfermó cuando tú cumpliste 9 años de edad. Es en aquel momento que comienzas a endurecer tu alma para tener la fuerza de dejar de lado a tus amigos, tus juguetes y tu diversión para dedicarte completamente a cuidar de tu madre     -afirmó el señor Kuso- ese fue un duro golpe para Dan; él solía estar muy desanimado cuando salía de la escuela, como si fueran en ese lugar sus momentos más felices para de nuevo salir y regresar a un mundo donde le faltaba algo.
-Ese algo eras tú, Shun -dijo Dan- sólo que antes no lo notaba.
-Así es. Dan siempre decía que extrañaba algo, que no entendía qué... un día de Junio, en pleno verano, Dan decidió investigar tu dirección, y sin avisar, salió de la casa a buscar tu calle -recordaba el señor Kuso- La imagen que vi a través de la ventana de Dan saliendo de la casa con una caja llena de sus juguetes es algo que jamás voy a olvidar. Seguimos a nuestro hijo, pero Miyoko decidió que lo mejor sería que él no se diera cuenta que íbamos tras él. Cuando Dan consiguió llegar a tu vecindario, se detuvo en varias tiendas y negocios a preguntar si conocían el lugar donde un adorable niño de pelo negro y ojos ámbar vivía.
-¿Realmente Dan se refirió a mí como "adorable"? -preguntó Shun- me cuesta creerlo.
-Yo estaba ahí, querido -afirmó la madre con algunas lágrimas en los ojos.
-No fue hasta que una dulce anciana de la calle le informó a Dan que vivías en una casa con color blanco, pero que no estaba segura de que quisieran recibir visitas -proseguía el señor Kuso- escuchamos cuando ella dijo a Dan que la señora de la casa se encontraba enferma de gravedad... "estoy seguro de que podré animarlos; muchas gracias" dijo mi querido hijo a la anciana.
-¡La señora Lee! Una bondadosa mujer que cuidó a mi madre por mucho tiempo sin esperar nada a cambio -dijo Shun con las pupilas dilatadas- hasta que murió; me quedé solo con mi madre enferma.
-Sabíamos de la condición de tu madre, Shun, pero la ilusión de Dan de poder verte era mayor que nuestra voluntad de no generar molestias en tu hogar. -afirmó la madre de Dan sin titubear.
-Dan llegó a tu puerta y llamó a que la abrieran. Después de un rato, salió tu mamá, diciendo que estabas dormido, Shun; ella, viendo la ternura que Dan le producía, le ofreció que pasara y se sentara un segundo mientras iba a despertarte.
-¡Sí! -dijo Shun muy alegre- Recuerdo mucho ese día, cuando mi mamá entró a mi habitación, lo primero que quise fue ir a recostarla sobre su cama, pero ella insistía que bajáramos ambos, puesto que alguien quería verme.
-Tu madre los sacó al jardín para que pudieran mejor con todos los juguetes había llevado en aquella caja. Recuerdo a la perfección los rostros alegres de ambos; cuando los vi jugando, riendo y abrazándose tanto supe que su destino sería estar juntos para siempre. Para ser honesto, yo esperaba que se quedaran juntos siendo amigos, bebiendo añejos vinos juntos y enterrados juntos tras su muerte. Pero ahora estoy muy feliz de que sean pareja. Sólo les pido que no se sobrepasen, se quieran y sobretodo se respeten.
-Y así será, papá. Muchas gracias -dijo Dan- Bueno, saldremos un rato. Los veré en la noche.
   Ambos adolescentes salieron corriendo de la casa mientras el padre de Dan se veía muy contento, pero no podía decirse lo mismo de su esposa, la mamá de Dan...
-¡Ay! No sé si me pueda acostumbrar -dijo angustiada.
-No se trata de que quieras, debes acostumbrarte. Míralos, nuestro Dan está tan feliz... ¿no es eso lo que quisimos desde siempre?

¿Y si no cambiamos nada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora