Me encantaba sentir como el aire golpeaba mi rostro de una manera tan refrescante y serena, a quien no le gustaría saber que iba en una moto y sin protección era a mi madre. Aunque les confiara mi protección a mis amigos y confiaba en ellos sabía que esto no le agradaría en lo más mínimo. Su expresión seria “¡¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto?! Estas bestias infernales son lo más peligroso que existe. ¡¿Qué no te lo había dicho jovencita?!”. Ya imagino su rostro acomplejado y angustiado, entonces, para que eso no suceda le pedí a Hans que me dejara una cuadra antes de lo de mi hermana pero no accedió; a lo que si accedió fue a dejarme unos cuantos metros antes.
Se detuvo en la casa del vecino de mi hermana, en donde se encontraban dos motos junto a un auto negro.
—¿por qué no mejor te dejo en lo de tu hermana, Clari? no quiero que te bajes aquí. —susurro Hans mirando hacia el grupito de chicos.
—no pasa nada Hans. —traté de bajarme con su ayuda hasta que alguien habló.
—¡déjala! Nosotros nos ocuparemos de ella ¡chiquillo! —comentó el hombre del auto. Tenía un aspecto terrible. A simple vista se notaba que no era de fiar; eso me hizo recordar a Diego.
Hans iba a reclamarle pero una voz lo detuvo. Uno de los chicos que estaba allí, de espaldas, golpeó al hombre, con su mano en la nuca y habló.
—¡ya cállate idiota! Aprende a respetar —comentó esa voz fuerte y juvenil pero que a la vez imponía respeto. De un momento a otro me puse a tratar de imaginarme su rostro. En cuanto lo volvimos a ver, este se giró con casco y todo observando a Hans y le dio un asentimiento de cabeza, como si se conocieran.
Mi amigo no se quedó tranquilo y me acompañó al frente de la casa de Isabel mientras caminaba con su moto al costado de su cuerpo.
—Clari, puedo venir por ti si lo deseas. No me gustaría que andes por la noche sola —comentó.
—¡ternurita! Así que ya estas actuando como novio… —reí mientras golpeaba de forma cariñosa su mejilla..
—¡JA, JA! Hasta crees. Solo que los hombres de ahí no me dan buena espina.—comentó mientras los observaba.
—¡tranquilo macho! Me vuelvo de seguro con mis papas o hermano ¿si? —pregunté mientras lo observaba y asintió— bueno ve, espero a que subas y yo entro a lo de Isabel.
—ni de joda Clari, entra que yo te veo desde aquí.
—no me muevo de aquí sin que te hayas ido. Avisame cuando estés ya en tu casa. —respondí poniendo mi mochila en mi espalda y cruzándome de brazos.
—¡si que eres terca eh! okey, adiós pejelagarto. —susurro lo último y luego de guiñarme el ojo se colocó la mochila en su espalda.
Vi como le dio arranque a su moto y se fue. En ese momento me sentía observada; serian las personas de al lado. Cuando estaba a punto de entrar pude observar como el chico que me había defendido estaba de espaldas y se quitaba el casco; su pelo era demasiado negro: no lo tenia ni corto ni largo, sino la medida perfecta para peinarlo hacia atrás. Quería verle la cara pero entonces fui interrumpida por alguien.
—¡Clari, viniste! —gritó mi hermana saliendo de la casa y arrastrando la “i".
—obvio que si hermana ¡feliz cumpleaños! —festeje mientras la abrazaba.
—vamos adentro chiquilla y me cuentas quien era el lindo chico de la moto que te trajo… por cierto ¿sabe nuestra madre?
—¡mierda! ¡Ay! No empieces y no, mamá no sabe ni tiene que saber que anduve en esa moto —mencioné.
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Amor De Cristal
JugendliteraturAsocial. Según la RAE, la definición de Asocial es: "aquella persona que no se integra en la sociedad o no sigue las normas y convenciones sociales". Entonces, gracias a eso, puedo definirme como tal. ¿Sigo las normas y convenciones sociales? La re...