Cap. 26 ¿Qué apuestas?

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La cama de Hans era cómoda; me encontraba sentada allí poniéndome las botas. La ropa me quedaba bien y aunque no sea como Ailen en cuanto al maquillaje pude defenderme. Tampoco había hecho nada del otro mundo: labial bordó, delineador de ojos negros, sombra negra y rímel a prueba de agua. Mi cabello caía lacio hacia abajo como una cascada, ¿qué sería ese producto mágico que hizo tan suave y sedoso mi cabello? Sabia una cosa: Ailen sabía de moda… hablando de ella, ¿qué pensara de mi? ¿Qué dirán de mi cuando llegue mañana a la escuela? ¿Se reirán? No lo creo, después de lo que Hans me había dicho creo que nadie se atrevería a decir nada.

Todavía no creo lo que hizo Marrie; nunca se lo perdonaría, a pesar de que sabia que estaba celosa pero nunca creí que llegaría a esos límites. Negué sabiendo que no era momento para pensar en eso.

Tienes que ser menos débil.

Me levanté observándome en el espejo de cuerpo entero de Hans; me sentía rara pero así me vestía ahora: tenía un short de cuero negro junto a medias de red y la grandes botas de Ailen, un top que cubría hasta mi ombligo con los hombros descubiertos pero tenía manchas que e abrían en forma de alas en los puños. Mi pelo lacio hacia juego con una trenza poco visible adelante y me gustaba.

Varios golpes en la puerta me alertaron, entonces guardé el maquillaje en la mochila junto a todo lo demás.

—¿estas desnuda? ¿Puedo pasar? —preguntó Hans detrás de la puerta.

—no estoy desnuda.

—¡Ufa! Entonces no paso —rio seguido de la risa escandalosa de su hermano.

—¡incesto! Hans, no seas degenerado —sonreí y abrí la puerta.

Allí los vi observarme de pies a cabeza; Hans observó mis labios y pronto recordé lo sucedido en mi habitación y bajé la mirada.

¡No es momento de pensar en eso Clarisa!

—¿eres tu, Clari? ¿Quieres ser mi novia? —preguntó Heros y volví mi vista a él mientras comenzó a aplaudir.

—¡Ja! Ya quisieras, te falta danonino Heros, Clari es mía —sonrió Hans y el hermano lo golpeó, —estas muy linda.

Después de tomarnos un par de Selfies entre los tres y luego junto a Heros (según él quería darle celos a Vivian) observé a Hans y coloqué mis manos en jarra.

—¿tu aún no te cambias?

—aún no. Diego ya viene por ti —asentí y Heros se despidió.

—¿con quien se queda Heros, Hans?

Negó, —algunas veces se queda en la casa de alguno de sus amigos pero sus madres ya no quieren que lo lleve porque siempre quiere volver en las noches y es complicado así que ahora se queda solo.

—es peligroso, Maddox —Hans sonrió por su sobrenombre.

—si, lo sé, pero no puedo llevarlo conmigo. Tampoco confío en nadie para que se quede cuidándolo mientras estoy en las carreras y… no me queda de otra.

—hoy hablaremos o haremos algo. Esta es la última noche que Heros se queda solo, Hans. Es demasiado pequeño —observé su puerta y en cuanto vi el rostro de mi amigo supe que se sentía mal, —no es tu culpa, tu haces esto para que Heros esté bien. Pronto encontraremos una solución ¿si?

Hans no me vio ni asintió, entonces entré nuevamente a su habitación y tomé la campera de cuero de Cris. Fui nuevamente hacia él y su celular vibró en su pantalón, lo tomó y vio el mensaje que había llegado.

—¿me haría el honor de acompañarme, señorita? —coloco su mano en jarra y sonrei agarrándome de él, — ya llego el que se cree príncipe pero es Shrek.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora