Cap. 20 "El jefe"

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Mi cuerpo relajado en la gran ducha de Aili se sentía tan bien que era en lo único que pensaba, necesito una de estas duchas cuadradas en mi casa. Olí el perfume de su shampoo y sonreí sintiendo el aroma de coco. Me sentía tan bien que traté de no pensar en absolutamente nada, hasta que coló por arte de magia lo recordé: en unas horas estaría a solas con Diego y estaría a una de las carreras. Salí del baño que se encontraba en su habitación con la ropa interior que había guardado en mi mochila y la bata que me había prestado Ailen. En cuanto la vi pude admirar como su cabello también estaba húmedo al igual que el mío y ropa adornaba su cama; como si hubiese estado pensando que ponerse y tiró todo allí, me hizo sentar delante de un espejo y temblorosa camine hacia ella.

—solo voy a secarlo y pasarle un poco la plancha; recuerda que con el tratamiento que hicimos el otro día en el salón tu pelo no estará tan alborotado. —asentí y pude ver su manejo con la secadora, como si lo hiciera todo el tiempo.

Hablamos de muchas cosas en general y preguntó el porqué de mi vestimenta tan rara. Mi cabello caía fácilmente hacia donde quisiera de lo lacio que estaba. Luego del planchado comenzó a delinear mis ojos aplicando sombra negra en la parte superior. Mis mejillas tomaron un poco de color al poner un poco de rubor y arqueó mis pestañas. En los labios uso un labial rosa.

—te queda mucho mejor el rosa, ahora cámbiate con lo que está en la bolsa de tu mochila y ponte esas botas que están al lado de la cama —apuntó a un costado y camine hacia allí.

Fui hacia mi mochila, tomé la bolsa y no podía creer con lo que me encontré. ¡Esta loco! Completamente loco. Me quedé sentada con la bata aún puesta esperando por Ailen.

Cuando llegó me observó.

—¿por qué no te estás cambiando? —sonrió de una manera amable y negué.

—ni de bromas me pongo eso Ailen, ni siquiera me va a tapar el ombligo. Me niego, realmente no puedo con esto.

—sabía que dirías eso pero él quiere que te pongas eso. Además, es una pollera de cuero pero tiene un short, no se verá nada Clari. Te irá bien: el top tampoco es tan corto. Mira Clari, Diego nunca hizo esto con nadie ¿si? Aparte la ropa es hermosa. Podría haber sido peor —encorvé una ceja— ya verás a lo que me refiero, pero de verdad podría haber sido cruel, con solo una pollera, un corpiño y una remera de red, así como van las demás.

Mis ojos se abrieron y sentí calor en mis mejillas, ni en mis sueños más locos me vestiría así.

—se buena con él, Clari. Tampoco es tan malo como parece, es serio pero no malo.

—okey, okey, solo no mires Aili, me voy a cambiar —desaté la bata y se rio asintiendo dándose vuelta.

Tomé la pollera y efectivamente tenía un short abajo, no se notaba pero que ocultaba todo. Me la coloqué y di gracias a la virgen de Guadalupe que no me quedaba tan corta. El top llegó a cubrir hasta arriba del ombligo y suspiré. Caminé de puntitas y agarré las botas que tenían dentro un par de medias simples y otras de red en distintos zapatos, me coloqué las simple junto a las botas. Me sentía tan rara.

—¡mi gran creación! Estas hermosa —me dijo Aili y la vi: ella solo se había hecho bucles en el pelo rojizo. Tenía pintado los ojos de negro, cosa que hacia resaltar sus ojos verdes y todavía tenía una bata. Estando así era perfecta, no necesitaba ponerse otra cosa. Podría ir de bata y se seguiría viendo como una diosa— Clari, tienes que saber una cosa. Diego nunca llevó a ninguna chica a las carreras ni las apuestas. Solo las deja en la entrada y luego van con él así que en cuanto te deje en la entrada tu solo camina hacia donde esté y no te muevas ¿si? Él te va a proteger, se lo prometió a Hans y luego a mi. Con respecto a Rial no lo verás porque llegará casi a lo último para la carrera pero nosotros estaremos allí junto a Rac y llegaremos un poco más tarde. Ten —me pasó un labial rojo— a Diego quizás le guste el rosa pero si no, te lo pintas de rojo como él lo pidió. Ya te está esperando afuera. No lo desobedezcas Clari y no te alejes de él. No es tan malo, lo prometo.

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