Cap. 33 "Dolor" Tercer Año (Parte 1)

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Clarisa

Las cosas por fin habían cambiado.
El amor de Kaiser se sentía cada vez más verdadero; por suerte ya no me ocultaba nada y siempre trataba de hacer nuevas cosas entre nosotros y así perder esa monotonía que teníamos de hacer siempre las mismas cosas. Salir era un nuevo pasatiempo que me negaba a alejar de nuestra vida. Ahora ambos teníamos un trabajo y podíamos darnos gustos de pasear al cine, o salir a jugar video juegos, salir a cenar.
Pasar tiempo juntos era algo hermoso.
Aunque siempre lo veía cansado nunca había dejado de ir a mi trabajo cada día para acompañarme hasta mi casa para estar más segura, según él, seguía insistiendo que no eran horas para que anduviera sola por la calle. A pesar de siempre escuchar como los malhechores robaban por suerte, a nosotros no nos tocó vivir la experiencia.

Su protección me parecía algo absurda, debido a que estaba cerca de mi casa pero me encantaba ir de la mano o abrazada a él. Su mano grande junto a la mía encajaban a la perfección. El calor que está emanaba o cuando en las noches hacia frío y me envolvía en sus brazos, mientras íbamos de camino a mi hogar, era perfecto.

Las cosas cambiaron cuando Cris se fue. Se sentía su ausencia y notaba la nostalgia en el rostro de Kaiser; extrañaba mucho a su amigo, más de una vez me había mencionado que Cristián, para él, era como un hermano y tenerlo ahora a cientos de kilómetros no debería ser para nada fácil.

No me encontraba feliz por su partida pero esto había provocado algo en mi novio. Kaiser ahora estaba más tiempo conmigo y sentía que yo era su centro de atención. Ya no me dejaba sola y él sabia que yo nunca me marcharía de su lado.

Mi cumpleaños había pasado y las cosas en mi casa no marchaban muy bien. Me había peleado con Sack y la relación estaba más tirante en la relación padrastro/hijastra. Más en el sentido de decir que yo vivía en su hogar. Siempre había respetado el hogar de Sack, pero sabía que esto venía de otro lado. A él no le agradaba Kaiser a pesar de que lleváramos a punto de cumplir 3 años juntos.

Margaret hizo una pequeña reunión y festejemos mi cumpleaños en su casa. Me sentía bienvenida y con una nueva familia. Comenzaba a amar a los padres de Kaiser porque me demostraban un gran cariño puro y sincero. Una de mis hermana llegó a la reunión y me trajeron un pastel de cumpleaños muy bonito. Luego de cantar y soplar las velas, la madre de Kaiser nos tomó una foto juntos. Mis días podían llegar a ser muy tristes pero estos momentos los atesoraba muy bien y amaba sentirme tan especial.

Cuando todo pasó y mi hermana se marchó, Kaiser me llevó a su habitación.

—Feliz cumpleaños bonita —dijo abrazándome y dejando un beso en mi cabellera.

—Gracias por este gran día, lindo. Haces que mis días sean mágicos. —en su abrazo me sentía protegida. Este era mi mundo.

—mereces esto y mucho más, ahora —me separó y sonrió entregándome un paquete grande todo envuelto en papel de regalo, —espero que te guste amor.

—Kai... —sonreí y lo observé. Su gran sonrisa, su cabello peinado hacia atrás, sus brazos cubiertos de tatuajes… todo en él me dejaba encantada.

—solo ábrelo.

Me senté junto a él en la cama y comencé a romper el papel encontrándome con un hermoso peluche blanco. Su nariz era de color rojo junto a un gran corazón en el medio que tenía la palabra "Te Amo" grabadas en blanco. Al costado de la cabeza del peluche reposaba un moño rojo lleno de corazones y cuando Kaiser apretó la manita de mi hermoso peluche este gritó un "I Love you".

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