Amor De Cristal

Epílogo

Saber que las cosas habían terminado me dejaban sin aliento.

Había intentado todo, hasta tratar de olvidar que me había mentido y de que quizás en algún momento me haya sido infiel ¿Cómo poder saber si era mentira o verdad?

Las palabras de aquella bruja se metían cada vez más en mi cabeza haciendo que se vuelva todo una agonía.

"¿Te piensas que estuve con tu novio después de que terminó contigo? ¡Que idiota! Tu novio ya no sentía lo mismo por ti y no te lo decía. Empezaba a gustar de mi y yo le di lo que necesitaba. ¿Sabes que necesitaba? A mi"

No entendía porqué la había elegido ¡va! si lo entendía. Físicamente era 100% mejor que yo pero tenía novio, andaba con Kaiser a la misma vez que andaba con su novio. Seguía siendo la misma zorra de siempre y esta vez él había caído. Ella me había dicho que se iba a vengar de mi y lo hizo arrebatándome a lo mejor que me pudo haber sucedido en mi vida.

Mis pasos costaban más, me dolía el cuerpo. Sentía demasiado peso en mis hombros; ahora estaba sola, sin Kaiser. ¿Cómo hacían? ¿Cómo se supone que hacen esas protagonistas de las historias clichés en donde el chico es malo con ellas? ¿Por qué seguir con eso? ¡Duele! Si antes quería algo así ahora me daba cuenta que era muy ingenua. ¡El Bad boy siempre será eso! Un Bad boy. Las personas no cambian y esas historias solo son bonitas en las novelas. En la vida real duele, quema. El infierno quema.

Se me había derrumbado todo.

La vida, el futuro ¿qué significaban sin él? El futuro lo quería porque él estaría conmigo. Ahora ¿qué caso tiene? Estaba sola porque nadie me había acompañado en nada, nunca. Él estuvo cuando lo necesite. ¿Qué hice mal? ¿Por qué no pude ser lo suficiente?

Mis manos temblaban viendo aquella cuchilla filosa; tenia que ser fuerte pero no podía. La acerqué a mi muñeca sintiendo mis lágrimas derramarse. Tomé un poco de coraje y presione la cuchilla contra mi piel. No podía sucederme lo mismo que había ocurrido con las pastillas. Cuando estaba haciendo el corte alguien llamó a la puerta del baño en donde me encontraba.

—¡Tía, tía, tía! —gritó la vocecita de Maia tras la puerta; mi nueva sobrinita, hermana de Melody.

—tu tía está ocupada amor, vamos a esperarla afuera —comentó mi madre y allí me derrumbé.

Mierda, no. No podía, no podía dejarla sola y causarle tanto dolor. No después de todo lo que había sucedido. No después de ver que cada día se encontraba mejor. Ella ahora me necesitaba y yo seria fuerte como lo vine haciendo, por ambas.

Todos ya sabían de mi separación con Kaiser y me daban su apoyo. Me sacaban a pasear y trataban de distraerme. Mis sobrinos se quedaban en mi casa y hacíamos pijamadas.

El respeto que había conseguido Kaiser de mis familiares se había esfumado ya que después de separarme no esperó una semana para estar con aquella zorra. Andaba abrazado a ella, como si fuese el amor de su vida ¿Y yo?
Me dolía, claro que me dolía pero necesitaba estar fuerte. Mis Dolores de cabeza se habían intensificado y algunas veces sentía que estaba cada vez más débil que antes. Me había inscripto a una psicóloga para ver si podría ayudarme con todo esto pero mis cesiones recién comenzaban. Había sido categorizada con depresión, ansiedad y otras cosas más que por el momento no entendía.

La música y el no salir de casa no creo que me hayan aportado del todo. No sé porque pero escuchar música triste me hacía sentir más triste. ¿Por qué entonces la escucho? Preguntas sin respuesta.