Cap. 30 "El que no arriesga no gana"

90 16 8
                                    

La semana se pasó demasiado rápida; el jueves había quedado con Diego en el café que quedaba a cuatro cuadras de mi casa pero fuimos interrumpidos ni bien llegamos por sus amigos, pronto vieron como sería una tarde de ayuda en cuanto a materias y pronto se apuntaron Racso, un chico llamado Nicki, otra chica llamada Nicole y luego llegó Ailen. Tuvimos que juntar dos mesas pero en fin, estudiamos todos juntos e hicimos los trabajos pendientes. A las horas, Hans llegó por mi y nos fuimos a su casa, ordenamos pizza y nos quedamos con Terre toda la noche viendo películas. Estar con ellos me hacia bien, me sentía feliz y completa, como si fuera mi lugar pero a la vez se sentía raro, esa noche dormimos los tres juntos en la sala, poniendo colchones en el suelo ya que el sillón de mi amigo era demasiado duro para dormir en él aunque a Hans no le importó y durmió allí, levantándose al otro día con contracturas.

El sábado tan esperado llegó; todos los días había hablado hasta altas horas de la noche con él. Podíamos hablar de cualquier cosa que nunca nos aburrimos. Nunca nos despedíamos por mensaje ya que siempre me quedaba dormida y sonreía siempre al saber que él solo me enviaba un audio riendo, diciéndome con su apodo hacia mi “tomatito, otra vez te dormiste”. Él a veces no contestaba pero solo porque hacía cosas o se quedaba a cuidar de su hermano o se iba a estudiar en el bachillerato. Las salidas comenzaron a ser menores entre ellos debido a que alguien había pasado información y la policía llegaba siempre a hacer controles; por suerte Hans no tuvo que llevar a Heros ya que habíamos quedado que hasta no conseguir alguien que lo cuide se quedaría conmigo.

Me gustaba cuidar de él; era como el hermano pequeño que nunca tuve.

Observé la hora y sonrei sabiendo que en minutos nos veríamos; en mi mochila coloqué una manta, unos bocadillos y un termo con agua caliente. Como era fin de semana ya había arreglado toda mi habitación y mi familia se encontraba en la casa. A mi madre le había dicho que saldría con Sam y como no había problemas con él me dejo salir sin problemas. No me gustaba mentirle pero no quedaba de otra.

¡Nunca me dejaría salir con alguien que ella no conociera!

Salí de mi casa sintiendo mis manos sudar. Estaba súper nerviosa; habíamos decidido ir juntos al parque ya que iríamos en colectivo debido a que su moto se había roto, en fin, estaba feliz porque no me había cancelado por ese inconveniente.

Cuando llegué a la parada noté que estaría sola; aún no había llegado. Me senté en el banco a esperarlo y coloque mis auriculares mientras trataba de callarme. Luego de colocar música seque mis manos en mis jogging negros.

¿Y si no venia?

¿Y si se arrepintió de decirme lo que me quería confesar?

Suspire y negué sintiéndome una tonta, entonces unas manos gruesas taparon mi visión y sonrei.

—¿Quién soy, tomatito? —preguntó esa voz tan linda, —quitó sus manos y tiró de mi pegándome a su cuerpo en un abrazo, —hola Bonita —sonrió y me besó en los labios.

¡Mierda!

Se sentía completamente correcto; Kaiser podía hacer conmigo lo que él quisiera que yo me sentiría en la novena nube. ¡Estaba mal! Muy mal. Me estaba enamorando completamente.

¿Lo peor? Si esto no llegaba a salir bien podría llevarme a un vacío que nunca conocí, a un lugar que no quiero llegar.

¿Qué éramos en ese momento? Según él amigos, pero yo con Sam no me besó y con Hans… bueno, fue diferente. Supongo que es una relación medio complicada.

Negué ¿Relación? Se, claro.

—Isa, ahí viene el colectivo. —me hizo volver a la realidad cuando se separó de mi e indicó al chófer que se detuviera. Cuando estuvo junto a nosotros pasó primero él y luego yo.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora