Amor De Cristal

Cap. 32 "Promesas" Segundo Año (Parte 1)

Kaiser

Realmente no podía creer que me había animado. Después de tanto tiempo pensándolo, planeando, pensando en la respuesta de Isa, al fin me dijo que si. Sabia que hubo momentos en el que la había lastimado. No sé que pensar de aquellos episodios que habían ocurrido. En el fondo de mi ser siempre supe que podía lastimarla, no sabía que la lastimaría tanto. Pero prometía que nada de ello volvería a pasar porque ella no se lo merece. No merece ese dolor.

No sé cuánto durará mi promesa.
Suelo lastimar a las personas y ella es la persona más tierna que pude conocer; no quería hacerlo, pero las acciones salían solas.

Me dije a mi mismo muchas veces que no debía acercarla tanto a mi. Que la iba a lastimar, pero también sabía que no podía estar lejos de ella. No quería que otro hombre la mirase, la tuviese, le hiciera cumplidos o se diera cuenta lo espectacular que era. La amaba. Mierda que la amaba. Cada detalle imperfectamente perfecto, cada lunar recorrido con mis labios por su piel. Su olor tan peculiar, su perfume, la suavidad de su piel aterciopelada; su risa rara, si cabello alborotado.

Antes de estar con Isa estuve con otra persona. No sé como clasificarlo, aquella mujer me había lastimado tanto y yo le había dado todo. Ahora que conozco lo que realmente se siente el amor, sé que nunca lo había experimentado así. Con Isa todo es diferente; era cálido, dulce, divertido. Es amistad, amor, compañerismo, amante, era todo. Con ella podía sentirme tranquilo. Tenia tantas palabras para definir como me sentía pero a la vez las palabras se quedaban cortas.

Sabia que antes de empezar la relación solo tenía una condición con Isa "mentiras nunca". Según ella podía perdonarme muchas cosas excepto la mentira. Muchas veces vi como me perdonaba todo, pero luego esas heridas que había causado no habían cerrado porque volvían y me hacían sentir una basura. ¿Soy una mierda? Si.

Aquella chica era demasiado buena. Mis padres la adoraban, amaba andar de la mano con ella pero su inseguridad muchas veces le ganaba; sabia que parte de esa inseguridad fue el momento que pasó con aquel tipo, pero también sabía que yo tenía la culpa. Como cuando por ejemplo la acompañaba a algún lugar y mi mirada se iba directamente a las piernas de una chica que caminaba con minifalda o cuando su mano soltaba porque veía a las chicas cerca. Sabia que era hombre y mis hormonas no solía controlar. Cuando fijaba su mirada era triste y cuando quería volver a tomar su mano ya no lo hacía como antes. Sus dedos no se aferraban a lo míos y su sonrisa se borraba mientras observaba el suelo y caminaba desganada. ¿Cómo podía ser que fuese capaz de provocar eso?

Cuando todo era normal solíamos reírnos de cualquier cosa o hablar y escuchar música mientras caminábamos. Quedarnos el día entero abrazados mientras veíamos docenas de películas.

Todo iba bien hasta que me comentó que se iba con su madre y su padrastro de vacaciones. Yo no iría con ella pero la extrañaría.

Pasó un mes entero allí y cada vez me sentía más solo. Quería llamarla o mandarle mensajes pero después lo olvidaba. Mi amigo Cris me ayudó mucho en eso.

Comenzamos a vernos más seguido, como antes. Hablaba muy poco con Isa aunque sentía su ausencia. No era lo mismo quedarse un fin de semana con tu amigo, tomando, escuchando música e ingiriendo alguna otra cosa que pasarse todo el día con Isa, abrazados o haciendo el amor. Aunque extrañaba a mi amigo, ella me había dado un mundo más puro, con más color. No necesitaba nada de lo otro para escapar de este universo.

El periodo de trabajo se había concluido; eso me dejaba fuera de línea y no sabia que hacer, hasta que Cris me habló de las carreras ilegales nuevamente. Antes de que Isa llegara accedí, anteriormente lo habíamos hablado y aunque la encontré en ese mundo sabía que no quería un futuro con alguien así y como a mi ya no me hacia falta volver lo decidí abandonar.