Cap. 29 "Shit"

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El sonido característico de mi despertador comenzó a sonar y empecé a tratar de estirarme hasta que sentí algo duro debajo de mi. ¿reemplace la almohada por una tabla?

¡Y que tabla!

Abrí los ojos encontrándome con una hermosa y embarazosa imagen: ahí estaba, en los brazos del chico malo; del bad boy, allí estaba Kaiser, observándome mientras uno de sus brazos estaba debajo de mi cabeza y mis manos sujetaban su pecho desnudo seguido de mi pierna sobre él. La remera se había levantado hasta arriba de mis glúteos y seguro que él lo sentía a pesar de tener una frazada arriba de nosotros. Sentí demasiado calor de repente; tomó mi celular y apagó la alarma.

—buenos días, tomatito —picó una de mis mejillas y me alejé.

—buenos días. ¿Por qué tomatito?

Sonrió y señaló mis mejillas, —pareces un dulce tomatito, por tus mejillas color fuego. Me gusta; por cierto, tienes suerte. Mi madre se fue hace quince minutos, mi padre junto a mi hermano pequeño también y el del medio dormirá hasta las 12, puedes utilizar el baño, dejaré que te cambies tranquila. Iré a hacer el desayuno.

—gracias Kaiser, y no te preocupes por mi, yo desayuno algo en el colegio —comenté y asintió levantando poco la frazada de su lado, cosa que agradecí en silencio ya que sino vería cosas que no quería que viera.

En cuanto abandonó la habitación me levanté y tomé la ropa cambiándome allí mismo. Ya cambiada salí de la habitación y lo observé mientras me señalaba el baño, asentí y me dirigí a la puerta color verde oscura. Su baño era pequeño, lindo y limpio. Observé que allí había cinco cepillos de dientes, claramente Kenneth no vive con ellos. Peiné mi cabello, lavé mi rostro, mis dientes con un poco de pasta dental y mi cepillo. Estaba a punto de delinear mis ojos cuando la puerta del baño se abre y me hago hacia atrás. Allí había un chico con no más de 18 años con tan solo unos bóxer, era igual a sus hermanos; su cabello estaba despeinado y tenía los ojos cerrados hasta que trató de encender la luz ya encendida entonces abrió los ojos y me observó frunciendo el seño.

—¡Kenso, espera! —gritó alguien y entonces el nombrado sonrió. Kaiser apareció por detrás de él, ya vestido, tomándolo por el cuello se lo llevó cerrando la puerta del baño junto a una sonrisa.

¡Carajo!

Observé mi rostro y si que estaba colorada, moje mis mejillas con agua fría y luego de respirar profundo delinee rápidamente mis ojos y salí de allí. Llegué hasta la habitación de Kaiser y guardé las cosas escuchando murmullos al otro lado de la pared; ahí estaban. Escuché la risa del hermano menor seguido de un “auch”.

Acomodé la cama, tomé mi mochila y rápidamente salí de allí, dejando la remera doblada en la silla junto a la campera de Cris. Pronto, las pisadas de alguien se hicieron presentes detrás de mi y abrí la puerta para esperar afuera.

—Lo siento Isa, mi hermano es un idiota —dijo Kaiser a mi lado y negué. Observé su vestimenta. ¿Era necesario verse bien a cada momento? Unos jean negros rotos, botas negras, remera blanca y campera de jean negra. Su cabello estaba húmedo y peinado hacia atrás.

—no te preocupes, no es un idiota, es su casa y yo estaba invadiendo territorio —sonreí y río.

—¿no quieres desayunar algo al menos? —preguntó y negué observando mi celular: una llamada de Hans entrante. En cuanto estuve por atender Kaiser tomó mi celular y atendió alejándose un poco de mi.

¡Hey! Es mi celular.

—¡oye! —me coloqué detrás y se dio vuelta colgando la llamada.

—perdona, tenía que hablar con él. Vamos —abrió el portón, tomó las llaves de su campera y se subió a la moto haciéndola encender. Pronto lo seguí y cerré el portón, me pasó el único casco que tenía y lo observé, —yo lo usaré luego de que te deje. Mi madre se llevó el otro —comentó y asentí.
Luego de subirme y colocar mi mochila detrás de mi, me puse el casco y lentamente me abracé a él para comenzar así el trayecto más relajante, cómodo y rápido hasta el colegio.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora