Cap. 28 "Hermoso y Peligroso"

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—para Kaiser, detente, lo estas haciendo mal…

—¡Ay, Isa! Perdóname, si tan solo fuera más grande.

—detente, no te preocupes por el tamaño pero así va a ser incomodo para ambos.

—mejor voy debajo...

—no seas tonto.

—te vas a sentir más cómoda si estas arriba y yo debajo.

—tiene que haber otra solución.

Y aquí nos encontramos.

Resulta ser que Kaiser vive con sus padres y estamos en su habitación. Su cama es chica, de una plaza y me la cedió; lo que no sabia es que no tendría algún colchón o algo para tirarse en el suelo y solo quiere tirar una frazada y su almohada. En el tiempo que estuvimos hablando, fuera de su casa mientras fumaba me contó que tiene cuatro hermanos. Él seria el anteúltimo en la fila.

Me encanta como las madres se la ingenian con los nombres de sus hijos. Conocía a mi amigo Hans y su hermanito Heros pero la familia Luxan eran otro nivel; Kendall, Kenso, Kaiser y Kenneth. ¿En realidad todos tenían que ser con K?

Conocía a Kenneth ya que es mi profesor de dibujo.

¿Todos serán igual que ellos? De ser así… ¡Dios nos ampare! La belleza se la llevó esta familia.

Volví a la realidad, donde Kaiser estaba a mi lado, sentado en la cama observándome con una ceja alzada.

—¿no tienen problemas entonces con que me quede aquí? —pregunté por sus padres.

—ya te dije que no, Isa. Solo te pedí hoy que vinieras para que Rick no sospechara nada, en realidad me gustaría que estés alejada de todo esto. —colocó su celular a cargar y se sentó nuevamente a mi lado.

—no puedo alejarme de esto; Diego...
No me dejó continuar, —Diego ya no puede decirte nada, quédate tranquila que ahora estás a salvo —asentí y sonrei. Estábamos sentados en su cama, entonces me di cuenta que su habitación estaba cubierta de dibujos.

—¿los hiciste tú o te los regaló Kenneth? —pregunté viendo dibujos y retratos de cantantes
.
—ya quisiera. Son míos, yo los dibujé; son distintos dibujos de animé y bandas de música que me gustan, también tengo libros, mangas y bueno… cosas —sonrió y me apuntó hacia arriba. Allí había muchos libritos de tamaño chico con lo que parecían ser dibujos animados japoneses, también había una especie de espada y muchas películas.

Su habitación parecía la de un niño niño/joven; los dibujos en la paredes, las películas, un televisor, reproductor de cds y equipo de sonido. Había un mueble en donde estaría supongo que su ropa y una mesa con dos sillas, arriba de la mesa había artefactos raros.

—¿qué es eso?—pregunté apuntando hacia las máquinas.

—esas son máquinas de tatuar. Ya te había dicho, la tinta se vería genial en ti —tocó mi brazo desnudo lentamente y mi piel se erizo.

—¿e-estudias? —me levanté de la cama y comencé a observar las tintas junto a algunas agujas, unas tapitas chicas y guantes negros de látex.

—si, solo pocos días, en horario nocturno. ¿Trajiste ropa cómoda para dormir? —preguntó y cerré los ojos ¡Mierda! —tu rostro me dice que no. Ten—dijo pasándome una remera de él— seguro te queda grande. Tu cámbiate que yo voy por agua.

—¿me cambió aquí?

—si, a menos que quieras ir al baño. Mi madre puede despertar y...

Suspiré y asentí, —esta bien, prefiero aquí. Gracias.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora