La cabeza de Ayaka latía con fuerza, con algo cercano a una futura jaqueca. Pero no hay tiempo para preocuparse por dolores de cabeza o el frío que se ha deslizado sin aviso por su cuerpo, y toda ella temblaba bajo el brazo de Tanjirou, que la apega a su cuerpo como si quisiese proteger no solo a Nezuko, sino a ella también.
Y por un momento Ayaka se deja caer en su pecho, diciéndose a sí misma que solo sería un minuto, sin darle oportunidad a Tanjirou siquiera de que note que está allí, temblando y por una vez dándose un respiro.
Tiene ganas de llorar, lo haría si le quedase aliento, puede que a Tanjirou no le importe, puede que a él le dé igual que llore, tiemble o sus raras manías, puede que, quiere creer, que le gusta a Tanjirou, incluso si es una mínima pizca, solo una mera posibilidad porque no tiene razón para ello. Debería odiarla, como todos, como esperaba que lo hiciese Zenitsu y como esperaba que lo hiciesen sus padres y Yuu e Inosuke y Himejima-san y Genya.
Pero en vez de eso, Tanjirou la apega más a él porque distingue la imperceptible forma en la que sus huesos tiemblan, y sabe que ella no puede pelear más, al menos no sin colapsar del cansancio. Ahora le toca a él ser quien empuñe la espada y acabe con el demonio, él es el hermano mayor, sabe cuales son sus responsabilidades, siempre las ha sabido.
—Tus lazos me conmovieron. No tengo palabras para describir este sentimiento, tal lazo entre hermanos —empieza el demonio, llevándose una mano al pecho con emoción—. Pero tengo que mataros, os metisteis con mi familia. Sin embargo, hay una manera de evitar esto. Dame a tu hermana pequeña, si la entregas sin problema os perdonaré la vida a ti y, si te importa, a la chica, aunque puedo matarla si te molesta. Es del tipo ruidoso, sería más cómodo deshacerse de ella.
Tanjirou retrocede, y con él lo hacen Nezuko y Aya, que extrañamente no se resiste. La voz del demonio manda al aire amenazas no pronunciadas. Tanjirou puede notarlo por su olor, es uno agrio y agudo. Tiene que ser precavido.
—No entiendo lo que estás diciendo, ¿darte a Nezuko? —pregunta en confusión, instintivamente dándole un apretón al hombro de su hermana.
—Tanjirou, él está mintiendo, quiere engañarte, va a matarte en cuanto le entregues a Nezuko —farfulla Aya bajo su hombro, y suena lo más temerosa que Tanjirou la ha oído alguna vez, en voz baja y débil pero no porque quisiese susurrarle para que nadie más que él escuchase, sino porque de verdad había sido destrozada—. Tenéis que huir, saca a Nezuko de aquí. No podrás con el demonio.
A Tanjirou no le gusta la forma en la que lo dice, no hay mordacidad o ira y eso solo significa que algo va mal, más de lo que suele ir. En sus ojos nada la desesperanza, un charco marrón oscuro que le recuerdan a Tanjirou a los ojos de Tomioka, solo que los suyos eran azules, como una fosa en mitad del mar mientras que los de Aya son un pozo marrón y oscuro, que no tiene fondo.
Le da miedo que Aya quiera morir, que planee hacerlo en cuanto él y Nezuko huyan y a pesar de todo se desgaste y sea partida en trocitos porque no le queda nada más por lo que respirar a menos que no sea matar demonios.
No quiere pensar en como se excluyó de la frase. "Tenéis que huir"
«¿Y qué pasa contigo?», se pregunta Tanjirou, sin despegar la vista del demonio porque siente que si lo hace les matará de una manera u otra, justo como Aya le advirtió.
"No podrás con el demonio". ¿Piensa que ella sí? ¿Qué podrá derrotarle en ese estado mientras él huía? Justo como pasó con su familia, que mientras él no estaba a su lado fue masacrada y su sangre manchó las paredes y los suelos.
No dejaría que pasase de nuevo, él no podía permitirlo, no dejaría morir a nadie más incluso si eso significaba que moriría intentándolo.
No podría ver a nadie más morir, no podría ver a Aya morir, sabiendo que dejaría aquel mundo sin que él hubiese hecho nada para evitarlo.
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Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)
Fanfiction❝Lo primero que se le venía a uno a la mente cuando pensaba en Ayaka Iwamoto era dedos congelados y vientos fuertes, en un camino hacia arriba de una montaña en la que solo moriría. Y esa era probablemente la forma más precisa que alguien pudiese te...