1. La llamada del cuervo

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El viento de los campos de arroz era muy diferente al de la montaña en el que Ayaka había pasado su entrenamiento para convertirse en una cazadora de demonios, y tampoco se parecía en nada al de la montaña de la prueba de la Selección Final. Era calmante, en cierta manera, y Ayaka contemplaba mientras caminaba a apaciblemente a los trabajadores de los campos, que estaban recogiendo pacientemente la cosecha.

Se preguntó a sí misma si la cosecha de ese año habría sido buena, si las familias podrían llenar sus estómagos aquel invierno con el dinero que ganarían vendiendo el arroz en el mercado, o tendrían que pasar hambre y frío.

Todo se decidiría según el resultado del esfuerzo que los agricultores habían hecho durante todo el año.

Pensar en ello era nostálgico, y Ayaka casi sentía tristeza al recordar su infancia en un campo de arroz, justo igual que aquel, casi.

No echaría de menos el trabajar al sol durante horas para cuidar de aquellas plantas. Ni tampoco el miedo constante que acechaba su corazón al final de las cosechas. Todos los años temía que estas se estropeasen por culpa del tiempo o de alguna plaga, echando a perder todo el duro trabajo que su familia había puesto en aquella labor tan dura.

Aunque Ayaka Iwamoto fuese una cazadora de demonios, consideraba aquel trabajo demasiado para ella.

No soportaba a los niños de su edad en su pueblo, de todas formas.

Así que no tuvo ningún remordimiento cuando Himejima-san, su actual maestro y Pilar de la Roca, le ofreció entrenarla para convertirse en su discípula y sucesora, y ella aceptó.

Habían pasado años ya desde aquel suceso y Ayaka ahora era una recién proclamada cazadora de demonios. Había superado la prueba y recibido su uniforme y su espada nichirin (que terminó adquiriendo un destacado color gris, símbolo de su habilidad como usuaria de la Respiración de la Roca).

Habiendo pasado tanto tiempo en la montaña, entrenando con Himejima-san, Ayaka había olvidado por completo como eran los campos de arroz en los que nació y se crió. Incluso veía borrosa ya la cara de sus padres.

Pero ya no los necesitaba, era una cazadora de demonios y estaba destinada a convertirse en la próxima Pilar de la Roca. Aunque se prometió a sí misma que los visitaría cuando terminase su primera misión (si salía viva, aunque estaba segura de sus habilidades). Al fin y al cabo, les había prometido que les visitaría cuando terminase su entrenamiento. Solo que con lo pronto que le ordenaron una misión no había podido ser capaz de hacerlo.

Ayaka exhaló un suspiro de frustración cuando su cuervo, por la decimosexta vez aquella tarde, le gritó su misión.

—¡Ayaka Iwamoto!—chilló con voz aguda— ¡Dirígete a la ciudad del noroeste y reúnete allí con Tanjirou Kamado! ¡Deprisa, deprisa! —soltó un graznido cuando su dueña le lanzó una piedra, esquivándola con un aleteo.

—¡Ya lo sé, maldito pajarraco!-chilló Ayaka irritada— ¡Cierra el pico de una vez!

No estaba contenta con aquella misión, no solo la habían emparejado con otro cazador de demonios al que tendría que aguantar durante su misión, sino que su cuervo no paraba de chillar. La ponía de los nervios, y ella no tenía mucha paciencia.

Sin quererlo, la pelea con su cuervo había atraído la atención de los agricultores cercanos. Estos levantaron la vista de sus tareas para mirar con curiosidad hacia Ayaka, que seguía gritándole al pájaro.

Ayaka, al darse cuenta de esto, dejó de gritarle al cuervo para fijar su mirada en los agricultores.

—¿¡Y vosotros qué miráis!? —gritó enfurecida.

Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora