11. La obligación de un hermano

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AVISO: Habrá ligeros(? spoilers sobre la backstory de Genya en este capítulo, así que lo digo para los anime-onlys

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«Eso no fue lo que pasó», pensó Ayaka, hubo una vez salido de su estado adormilado y procesado que aquello había sido un sueño.

¿O sí lo fue? Hacía mucho que no pensaba en ello, los detalles se le escapaban ya, como aves huyendo por un pequeño hueco de una ventana entreabierta, dando aleteos y levantando el viento a su paso, arañándola con sus picos y sus garras en el proceso. No había manera alguna de que se quedasen, de cerrar la ventana, pero ella tampoco quería cerrarla, porque puede que así la abandonasen de una vez, pero siempre volverían... Siempre volverían.

Daba igual la exactitud de los detalles, como si algunas veces ella tuviese una espada en la mano izquierda o la derecha, o si Takeshi la agarraba de la barbilla o acariciese su pelo, todo eran detalles sin importancia. El final acababa igual, con su cabeza en el suelo y las palabras que salían de su boca resonando en su mente.

Que los dos juntos se ahogasen traía cierta calma, porque al menos sabía que si Ayaka se ahogaba, no estaría sola para hacerlo. Pero Takeshi había muerto, ella le había matado, y no había ninguna piedra a la que agarrarse para mantenerse a flote en aquel mar tan inmenso y oscuro, así que tendría que resignarse a ahogarse sola.

Hacía mucho que no sentía que se ahogaba, o podría ser que ya se había acostumbrado a la sensación, pero supuso que era culpa de Yuu, por haber removido de aquella manera un pasado que ella no quería recordar. Yuu tenía la culpa de muchas cosas.

«Kobayashi», pensó de repente. «Kobayashi tiene la culpa de muchas cosas»

Puede que Takeshi hubiese estado loco, pero no se merecía morir, porque él era como ella, los dos se habían criado en el mismo pueblo, con los mismos juegos y con las mismas historias, ¿qué diferencia había entre ellos, entonces?

«Él era un demonio», le susurró la parte más profunda de su mente.

«¿Y qué?», pensó de vuelta. La existencia de Nezuko desechaba todo eso, a lo mejor él podría haberse convertido en alguien como ella, pero su cabeza se había separado de su cuello antes de que pudiese haberlo hecho.

«Estar cerca de Tanjirou durante tanto tiempo me está empezando a afectar», supuso en tono ácido, porque sabía que los demonios no merecían compasión, pero se encontraba dejando pasar por su mente aquellos pensamientos estúpidos.

Apoyándose con un suspiro entre exasperado y cansado en el marco de la puerta, Ayaka la abrió para encontrarse con quien ella correctamente había supuesto.

―No luces muy bien, ¿quieres que llame al doctor? ―. Fue lo primero que Tanjirou dijo al ojearla de forma más consciente, deteniéndose en sus dedos temblorosos y como su cabeza parecía retumbar al ritmo de su corazón, desbocado.

Por una vez, Ayaka admitió en su cabeza que debía verse bastante mal, u horrorosamente horrible. Las dos descripciones servían.

Casi podía imaginarse a sí misma, desvaneciéndose en la puerta, con piel dos tonos más pálidos de lo que solía serlo, ojeras grisáceas bajo los ojos y una brillante y fina capa de sudor como guinda del pastel.

Fue sorprendente que Tanjirou no la tomase por un demonio, porque supuso que no debería parecer humana.

Estaba en un estado fantástico para que él irrumpiese en su cuarto a mitad de la noche.

Completamente genial, simplemente perfecto.

―¿Necesitas algo? ―preguntó en vez de responder, decidiendo saltarse aquella parte de la conversación. Intentó parecer casual y tranquila para alejar la realidad de que estaba a un parpadeo de colapsarse. La garganta picaba al hablar, y esperaba mantener esa conversación lo más corta posible.

Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora