Yuu Kobayashi tenía cinco años la primera vez que habló de verdad con Ayaka Iwamoto.
Era enervante. Como sus ojos agudos siempre estaban encima de él.En aquel entonces, Ayaka tendría unos cuatro años. Había cogido una pulmonía muy grave que la forzaron a pasar en cama varias semanas, sufriendo con sudores excesivos, vómitos y delirios, la madre de Yuu no se separaba de ella ni un momento. El agarre de Ayaka en la mano de Nozomi Kobayashi era tan fuerte que en ella clavaba sus uñas, rogándole que no quería morir, una y otra vez entre delirios y lágrimas.
"No quiero dejar... a mis padres solos, ¡por favor... por favor no me deje morir!", le pedía desesperadamente. Su voz se partía entre sollozos desconsolados, y Yuu, que nunca había visto semejante escena en su escasa vida, no sabía qué hacer.
Ayaka nunca antes había hablado, únicamente le susurraba a Nozomi cuando quería decir algo y se mantenía callada la mayor parte del tiempo. Sus grandes y marrones ojos como la avellana, aun así, lo observaban a todo a su alrededor en una no hablada curiosidad, sobretodo a Yuu, que aunque intentase no hacerle caso y seguir a lo suyo, ella siempre, siempre observaba.
Aunque Yuu quisiese ser un sanador, un médico como su madre, se encontró paralizado en el acto.
¿Qué podía él hacer? ¿Qué podía él aportar, con su escasa experiencia y su nerviosismo descontrolado?
Yuu era un niño delgaducho, con pelos cortos y revueltos que nunca se quedaban en su sitio y con un tizne negro en la nariz , que por mucho que lo intentase, nunca conseguía mantener fuera de su cara. Era descuidado, y puede que un poco desastroso, provocando que al practicar su caligrafía con láminas de grafito siempre terminase tiznado de negro de una manera u otra.
Mientras el cuerpo de Ayaka se revolvía en espasmos incontrolados, la comisura de sus labios manchada por el vómito, Yuu tuvo una idea.
―Hey, tranquila, todo irá bien ―le dijo, apoyando una mano en su cabeza para acariciar su pelo. Ayaka le miró asustada, acompañada de ojos de cervatillo, y con su otra mano se aferró a la muñeca de Yuu.
Nozomi observó con curiosidad a Yuu, que no perdió la calma y siguió acariciando la melena de Ayaka.
―Mira, esto es un "sámurai", me has visto jugar con él antes, ¿a que sí? ―siguió Yuu alzando en su mano un trapo que se asemejaba a una figura humanoide, aquel con el que jugaba y del que estaba seguro Ayaka había visto alguna vez, porque solía observarle mientras se dedicaba a narrar en voz alta historias sobre guerreros invencibles que se convertían en los héroes aclamados y queridos de todo Japón.
Ayaka asintió con rapidez, fijándose en él y en nadie más. Su respiración empezaba a calmarse poco a poco.
―Mañana por la mañana estarás mejor y yo jugaré a los "samuráis" contigo todo lo que quieras, tú también quieres ser un samurái, ¿verdad? Lo seremos juntos, mañana cuando sigas respirando, y el día después de ese, y el siguiente y todos los que vengan―. Yuu no tenía certeza de sus palabras, no tenía idea de si Ayaka siquiera sobreviviría esa noche, pero el truco estaba en parecer que la tenía.
Ayaka pareció relajarse, aflojando su agarre, las lágrimas dejaron de caer.
―¿Lo dices de verdad? ―preguntó insegura, y Yuu sonrió complaciente.
―Lo digo de verdad, pero para eso necesito que te duermas o las medicinas no harán efecto ―. Le lanzó una mirada a su madre para averiguar si había acertado, y ella asintió con brillo en los ojos.
Su hijo tenía talento.
―Puedes... ¿quedarte conmigo y coger mi mano? ―pidió Ayaka tímidamente, y Yuu aceptó.
Después de un largo rato Ayaka se durmió, aun con Yuu a su lado porque no dejaba de agarrar sus largos y gruesos dedos, ni estando en el mundo de los sueños.
Su madre se apoyaba en la pared cansada. En su cara eran prominentes las ojeras negras del agotamiento que se habían acumulado esos días, aún así sacó las fuerzas suficientes para sonreírle orgullosa a Yuu.
―Se te da bien esto ―. Eran las únicas palabras que pronunció en aquella larga noche.
Yuu sonrió con gusto, observando como el pecho de Ayaka subía y bajaba tranquilamente. Se permitió disfrutar de la satisfacción de sanar a alguien.
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ME OLVIDÉ DE PONER EL EXTRA AL FINAL DEL CAPÍTULO 13 LO SIENTO KDHSKSJ así que lo pongo aquí para que no sea tan molesto(?
Ahora sí, nos veremos la semana que viene(?
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Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)
Fanfic❝Lo primero que se le venía a uno a la mente cuando pensaba en Ayaka Iwamoto era dedos congelados y vientos fuertes, en un camino hacia arriba de una montaña en la que solo moriría. Y esa era probablemente la forma más precisa que alguien pudiese te...