"Todavía puedes salvar tus lazos, espero que no acabes como yo, chica estúpida".
Las cejas de Ayaka se arrugaron con incomodidad. Había alguien... ¿tocando su mejilla? Era difícil discernir qué estaba pasando, podía notar el tacto de la tierra húmeda bajo sus palmas y el cortante frío de la humedad del crepúsculo contra su mejilla. El aire fresco que recorría sus pulmones le confirmó que estaba viva, pero no era capaz de pensar en otra cosa. La dulzura del sueño y el descanso eran demasiado atractivas y no tenía la fuerza de voluntad suficiente para levantarse sin motivo, no tenía motivo, ¿o sí?
Un nombre se le vino a la mente. Nezuko. ¿Quién es Nezuko y por qué pensaba en ella, irrumpiendo en su descanso? Aun así siguió.
Nezuko, Nezuko, Nezuko, Nezuko, Nezuko. Nezuko estaba en peligro, ¿no? Pequeñas pizcas de los eventos de aquella madrugada se lanzaban hacia ella y la hacían recordar como perros rabiosos. La mordían con agresividad y con cada mordedura y rabiosa dentellada Ayaka volvía en sí.
Una Luna Superior. Tanjirou envuelto en llamas, la cabeza de Rui cayendo al suelo, y Ayaka con él. Y Nezuko... ella estaba colgando en los hilos de Rui, pero se rompieron con su fuego, ¿con el fuego de Nezuko? ¿Aquel extraño fuego con tono carmesí, que denotaba que no era un fuego normal, de donde había salido?
Nezuko, Nezuko, Nezuko, Nezuko, Nezuko.
Sus sentidos volvieron, y lo que parecía un lejano toque en su mejilla se convirtió en insistentes toquecitos que fueron lo que la devolvió a sí misma.
—Nezuko —dijo en voz baja sin estar segura de por qué decía el nombre de un demonio.
Lo primero que vio al despertar fueron unos ojos de un color azul más intenso que cualquier lago o mar que alguna vez hubiese visitado.
La persona a la que pertenecían, en cambio, no le gustó demasiado.
—Niña —la llamó el hombre arrodillado frente a ella.
Era jóven, tendría no menos de 25 años y pelo negro espinoso que terminaba en un color azul igual a su mirada. Lo primero en lo que los ojos de Ayaka se fijaron fue en la espada nichirin a su cintura, lo segundo, el uniforme de cazador de demonios que llevaba y lo tercero, sus ojos vacíos.
«Tú también has sido abandonado», pensó sin vacilación, entrecerrando sus ojos durante un breve momento para luego soltar un largo suspiro. «Pareces tan solo, ¿es así como yo me veo?»
—Niña —llamó de nuevo el hombre, tomando su silencio y mirada atenta como falta de atención. Sin dejar de darle toquecitos en la mejilla.
—Deje de darme con su dedo, por favor, estoy despierta —le pidió Ayaka con ceño fruncido, que empezaba a molestarse por la insistencia del hombre a enterrar su dedo en su mejilla. Apartó la mano del hombre con un gesto vago y él siguió mirándola sin inmutarse.
«Este tío no se entera de nada», pensó con una mirada extrañada.
—¿Es esto tuyo? —le preguntó alzando en su mano la espada gris de Ayaka.
Estaba refiriéndose a la espada, pero su mirada, apuntada hacia dos cuerpos cercanos, denotaba que no era lo único que creía suyo.
—Tanjirou —. Ayaka exhaló su nombre en un suspiro un momento antes de correr hacia él, pero fue parada en seco por el hombre desconocido, que la agarró por la nuca como se agarra a un gato.
¿Qué clase de persona cogía a alguien así? Sin embargo, consiguió mantener a Ayaka en su sitio, pero no consiguió impedir que sus ojos se mantuviesen fijos en el par de hermanos, que estaban tirados en el suelo como desperdicios.
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Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)
Fanfiction❝Lo primero que se le venía a uno a la mente cuando pensaba en Ayaka Iwamoto era dedos congelados y vientos fuertes, en un camino hacia arriba de una montaña en la que solo moriría. Y esa era probablemente la forma más precisa que alguien pudiese te...