Él no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía.
El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...
No recuerdo suficiente al terminar tirada sobre el suelo después de haber texteado el mensaje a mi madre, solo reconozco la habitación en la que estoy, seguramente ella fue a recogerme. Me levanto de la cama con un dolor intenso en la cabeza y miro por la ventana, su auto no está y seguro debió haber salido de compras a algún lugar, la sudadera de Kim Dae sigue sobre el sillón individual junto al estante de libros, pero ¿cómo podría devolvérsela si él no está en Busan? Me la pongo sin importar que no esté aquí y bajo las escaleras a prisa, yendo a la cocina y bebiendo un vaso de agua para posteriormente salir a la calle, no sé por qué lo hago solo sé que estoy siendo llevada por mis necesidades, de pronto se me antoja un café y es a la cafetería a donde me dirijo, con las manos metidas sobre la sudadera, sintiendo el frío envolverme en él, comenzando a soltar humo por la boca y mi cuerpo temblando levemente, a cada paso que doy siento que me congelaré más y es que hoy la sensación que me rodea es de tristeza, una sensación bastante extraña para ser sincera, a la vez como si se tratase de miedo, mi padre era todo para mí y haberlo perdido me resultaba más que difícil, mis pensamientos se mantenían clavados en ello que ni siquiera estaba poniendo atención a lo que hacía, solo sé que el hombre de una bicleta venía rápidamente y yo estuve a nada de cruzar la calle sin darme cuenta, el chico prefirió tirarse a propósito en el sueño para evitar un accidente entre ambos.
- ¡Por favor fíjese! - Gritó haciéndome sentir avergonzada y a su vez sobresaltada, asentí con pena ayudándole y yéndome a prisa a la cafetería, necesitaba dejar de lado lo que me afectaba hoy y poner más atención a mi presente. ¿Qué hubiese sucedido si él no se hubiera tirado? Quizá en este momento estaría herida al igual que él, pude haber causado un terrible accidente. - Bebo un trago del café que pedí, sin poder dejar de sentirme triste y pensando en que realmente no importaria si muriera en algún momento, no tengo mucho que perder realmente y siento mis lágrimas a punto de salir, pero las aguanto, sabiendo que mi expresión debe verse del todo mal, con ojos llorosos, mirada triste y labios resecos, dejo el pago sobre la mesa y salgo de nuevo a prisa, no quiero llorar frente a las personas que disfrutan de su bebida, camino a pasos rápidos, solo quiero llegar al lugar que siempre recurría cuando aún era feliz, cuando mi adolescencia buscaba junto a sus padres un lugar tranquilo donde tener un picnic, pero ahora me veo obligada a soltar el nudo de mi garganta y las lágrimas ya no pueden ser controladas, cruzo los callejones de siempre, aquellos junto a los árboles de cerezo ordenados, no hay gente, siempre fue un lugar no concurrido y me acerco cada vez más al océano, en medio del camino de piedra, me siento sobre éste mirando más allá de la bruma que se genera por el clima, esta vida duele más y aquel hombre no está, me pregunto si fue un error decir que no lo necesitaba en pocas palabras, trago saliva sintiendo culpa de absolutamente todo lo que ha sucedido en mi vida, quizá si no hubiese venido a Busan mi padre seguiría aquí, quizá si no hubiese dicho nada Kim Dae seguiría aquí para consolarme, un nuevo temblor sacude mi cuerpo y una llovizna se suelta, poco a poco volviéndose un aguacero, pero entonces me extraño al no sentir las gotas caerme en la cara y en el cuerpo, viendo la sombra de alguien, está cubriendome con un paraguas, me vuelvo de inmediato a aquella persona...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.