Él no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía.
El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...
Ha manejado en silencio mientras admiro el transcurso del camino, por alguna extraña razón siento que incluso las calles de Busan son más bonitas que en Seúl, y ver los edificios en conjunto de las tiendas con las luces encendidas hacen de la vista un arte.
- ¿A qué tipo de tienda deseas ir? - Ha preguntado en medio de este incómodo silencio.
- En realidad pensaba comprar varias cosas como regalo de su cumpleaños, la he extraño durante tanto tiempo que quiero darle un buen obsequio.
- ¿Si la extrañas tanto por qué no vives con ella? - Se ha atrevido a preguntar.
- Porque... - Guardo silencio unos segundos, pensando en si debería saber algo sobre mi historia cuando ni siquiera nos hemos dicho nuestros nombres. Nerviosa por no saber si debería responder acerco la mano hacia el estéreo para encenderlo pero él lo ha hecho al mismo tiempo, causándome nervios y por consiguiente haciendo que mire de inmediato hacia la ventana.
- Lamento ese contacto. - Dice encendiendo finalmente el estéreo, y asiento sin mirarlo.
- ¿Puedo saber algo? - Esta vez le miro cuando frena en el semaforo en rojo.
- Digame... - Mantiene la mirada al frente.
- ¿Por qué dijo que estaba esperándome el día en que nos conocimos? - Le presto atención cuando veo que esta a punto de decir algo pero somos interrumpidos por el ruido de una ambulancia detrás de nosotros, que da señal de que debemos orillarnos y dejarle el paso, pero por cosa de su suerte, nadie se mueve rápidamente, retrasando su respuesta, optando por preguntar otra cosa, pues casualmente cada que debemos respondernos algo, el tiempo nos interrumpe. - Bueno mejor dime tu n....
- Porque... - Ambos nos miramos, pues ninguno de los dos termina de decir lo que iba a decir, nos hemos callado las respuestas, mientras vemos la ambulancia desaparecer poco a poco de nuestra vista entre el resto de las calles. - ¿Perdón?
- Por favor, termine de decir lo que pensaba responder. - Pido y él asiente.
- ¿Podría confiar en usted si le cuento la razón? - Hay un espacio en silencio que he dejado pasar porque me quedo pensando en que podría ser lo que está a punto de decir.
- Trago saliva. - Puede hacerlo.
- Aquél día yo... - Interrumpo su respuesta pues no quiero escucharla, siento que debe ser algo que me impactará de cierta forma y prefiero esperar para luego lo que dirá.
- Mire, en esa tienda de ahí podría haber algo que pueda comprar. - Señalo diciendo a prisa con tal de no escucharle. Parece que se da cuenta de que si realmente quisiera escuchar su respuesta le hubiese insistido de nuevo, pero entiende al instante y frena, estacionandose en el único lugar que queda, bajamos del auto y caminamos en dirección a la tienda que le había dicho, una tienda de bebidas alcohólicas.
- Un momento. - Paro en seco con él antes de entrar. - ¿Eres mayor de edad? - Me mira de forma extraña y rio de nervios, es obvio que no lo soy, estoy a un solo mes de serlo. - Niego levemente y él niega también, haciendo una risa cínica. - ¿Y cómo pretendes comprar una bebida?
- Usted debería ayudarme... ¿Puede? Yo sé que si, usted siempre aparece cuando necesito ayuda. -Sonrio y él solo se queda serio sin decir nada, entonces aprovecho para dar un paso a punto de entrar pero me detiene de nuevo, haciendo que camine con él al lado contrario de la calle. - Oiga ¿qué le ocurre? -Lo miro extrañada, al parecer no me ayudará.
- Lo siento mucho, pero esta vez no puedo ayudarte con algo así, eres menor de edad y no soy mal ejemplo. - Dice de cierta forma pareciendo responsable de lo que hace y no.
- No será mal ejemplo, dentro de un mes cumpliré la mayoría, asi que hágame el favor...
- Interrumpe. - Y tú hazme el favor de no obligarme a ayudarte. - Se detiene en seco haciendo que choque contra su pecho, y me separo de inmediato, su mirada me pone nerviosa, y ni siquiera sé porqué mi corazón se acelera, y suelta un suspiro, continuando con el camino, llevándome a más tiendas, finalmente comprando prendas de ropa y perfumes para mi mamá, sin haber podido conseguir que me ayudara a comprar una bebida, meto la última bolsa de compras en la cajuela y cuando estoy por subirme él me detiene.
- Aún no hemos terminado de comprar, ven vamos. - Dice y yo suspiro haciendo una mueca, estoy cansada, sin embargo le sigo, sin saber a donde vamos, solo sé que ya estamos muy lejos del auto y el lugar que nos rodea cada vez es más bonito.
- ¿Disculpe dónde estamos? - Pregunto cuando nos detenemos.
- En el parque Yongdusan.
- ¿Y puedo saber por qué hemos venido? - Pregunto curiosa y él sólo me sonríe sin responder, caminando en dirección a la torre, haciéndome seguirle...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.