Él no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía.
El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...
— ¿Por qué? — He mirado de inmediato a Daichi cuando estaciona el auto frente al restaurante en medio de este bosque.
— Se encoge de hombros. — Creí que sería buena idea traerte a este lugar, ¿recuerdas todo? — Me ha dejado un instante de silencio en el que lo pienso todo y él me abre la puerta dándome su mano y cubriendonos con un paraguas.
— Lo recuerdo todo. — Tomo su mano, está fría. — ¿De dónde has sacado el paraguas?
— Siempre llevo conmigo uno. — Ha respondido y al entrar al restaurante, el aroma del café el cual es muy distinto al resto de los que he probado me hace recordar lo difícil que la pasé en esos días, dolor que jamás le conté a Daichi, por lo que intentaré hacerle creer que todo está muy bien en realidad.
Recorremos el suelo de madera, llegando a la terraza la cual tiene un techo y la lluvia no podría caer sobre nosotros.
— ¿Y bien? ¿Elegí un buen lugar? — No podría negarselo, pues aquí la comida siempre fue exquisita, pero lo único que quisiera cambiar son los recuerdos de ese mismo día al volver a casa.
10 años atrás...
— Señora Min ¿podrá su hija venir con nosotros? , pasaremos un buen día y prometo regresarsela antes de las siete. — Escuché la voz de Daichi mientras bajaba las escaleras de la casa.
— ¡Han Min! — Dijo mi madre y justo en ese momento ya estaba detrás suyo, me miró y acarició mi cabello corto dándome un beso en la frente. — La familia de Daichi quiere que los acompañes a un restaurante, deberías de ir cariño, te traerán de vuelta. — Aún recuerdo haber mirado sus ojos, éstos estaban rojizos y su rostro se notaba demacrado, haciendo notorias sus ojeras, pero solo creí que se trataba de uno de esos días agotadores de trabajo en exceso, asentí y me fui con Daichi al auto de sus padres para terminar llegando al restaurante, uno el cual conocí apenas ese día, la comida y el postre tenían un sabor del que jamás podría olvidarme y la familia de Daichi estaba tan ocupada en su conversación que incluso nos dejaron salir al bosque con la condición de estar a la vista de ellos, salimos de la terraza y nos unimos a la naturaleza, escuchando las ramas de los árboles chocar entre sí, el aire comenzaba a ser muy frío y nos sentamos sobre el pasto mirando a su familia discutir algún tema entre gestos distintos, parecían tener una conversación agradable después de todo a juzgar por sus sonrisas o incluso carcajadas.
— Daichi ¿cuál es la razón por la que tenía que venir a aquí con ustedes? — Nuestras miradas se cruzaron.
— Hoy cumplo trece años Han Min. — Me respondió y me sentí la peor amiga del mundo por no saber la fecha en la que estábamos, lo abracé con fuerza.
— Lo siento no lo sabía Daichi, felicidades. — Me separó levemente de él y sonrió ampliamente.
— No pasa nada, finalmente era suficiente con que estuvieras presente aunque no supieras que día es, eres la mejor amiga que he tenido. — Comentó haciéndome sentir lo suficiente importante.
— Negué. — Me hubiera gustado poder saberlo y darte un regalo. — Su mirada era triste en ese momento y me preocupé. — ¿Por qué estás así?, es tu cumpleaños Daichi.
— Sus lágrimas comenzaron a caer y las limpió a prisa sonriendo. — No sé por qué me siento triste a pesar de estar contigo. — Entonces lo abracé nuevamente, no entendía que le ocurría, pero gotas de agua comenzaron a caer del cielo y la madre de Daichi nos pidió que entraramos para no pescar un resfriado, entonces jalé de su mano y corrí tratando de entrar a prisa pero tropecé, siendo detenida por la mano de él, me sostuvo fuerte.
Y llegué a casa más tarde, escuchando la discusión de mis padres, incluso una copa terminó sobre el suelo en mil pedazos, mi madre se soltó en un llanto, dejándose caer en la alfombra y mi padre jaló una maleta tomándome de la mano.
— Despidete de tu madre Han Min...
— ¿Han Min? — La mano de Daichi sacudiendose frente mi mirada hace que deje de lado mis pensamientos. — ¿Estás bien?
— Lo estoy. — Respondo notando que incluso ha pasado el tiempo suficiente para que la mesera haya traído unos vasos con jugo, así que bebo de éste con cierto nerviosismo.
— Conociéndote pedirás un pastel ¿cierto?... Pero mañana es tu cumpleaños y me preguntaba si ¿no sería mejor que esperases a mañana?
— Mañana podría ser tarde, uno nunca sabe que hay ese día. — He dicho, pidiendo la orden cuando una joven mesera se acerca a nosotros...
— Eso de verdad se ve rico. — Daichi mira mi plato como si fuera la misma bella mujer de la que se haya enamorado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Si puedes robar un poco de ello. — Le dedico mi sonrisa más sincera y él aprovecha para aceptar. Y tras algunas horas transcurridas le he pedido que salgamos al bosque, donde estuvimos juntos la última vez, saliendo sin importar la lluvia pero a diferencia de que esta vez él trae consigo un paraguas, no podemos sentarnos en ninguna parte porque todo está mojado así que me recargo sobre una de las paredes del restaurante y él copia mis acciones, miro al cielo y pienso en un momento de silencio aún en el pasado.
— Daichi ¿creés que si yo hubiera dado un paso en falso habría cambiado todo mi destino?
— ¿De qué hablas? — Me presta atención. — Si estás hablando del pasado, te diré que si lo creo.
— Y ¿podrías decirme que era lo que deseabas aquel día de tu cumpleaños? — Nuestras miradas se conectan.
— Solo quería sentir lo que era amor de verdad. — Su mano toca la mía y mi corazón late demasiado fuerte.
— Me acerco a él levemente, su brillo en los ojos significa muchas cosas y quiero saber si lo que haré pudo funcionar aquel día, roso mis labios con los suyos pero simplemente no puedo besarlo, me separo al instante y él me mira extrañado y echando a reír.
— Creí que me besarías. — Toca su nuca, está apenado supongo y yo me alejo suficiente de él al grado en el que él paraguas ya no me cubre, "¿qué hubiese ocurrido si aquel día probaba sus labios, si dejaba que el tiempo pasara y me mojara suficiente al grado de pescar un resfriado? Entonces quizá con ese resfriado hubiera evitado irme ese mismo día con mi padre." — No te mojes Han Min, enfermaras. — Su mano sobre la mía causa nervios y el momento en el que me atrae hacia su cuerpo, resbalo por el pasto mojado, consiguiendo un beso esta vez, la unión de nuestros labios por completo, cierro los ojos, esto no debería estar pasando, pero el ardor que recorren mis mejillas y aquella sensación es como si supieran que le quiero.
— "¿Qué sientes por mí Han Min?" — Solo pensar que en algún momento podría preguntarme eso me causa demasiados nervios, no estoy segura ¿qué estoy sintiendo por ti Daichi?...