3

22 7 9
                                    

Parte 3.

Han Min.

¿Podría ser que creyera que no escuché sus palabras? Me muevo sobre la cama mirando al techo escuchando el sonido del silencio, él debe haberse ido a dormir a la sala, pienso un instante en todo aquello de lo que dijo y es que me es difícil aceptar el beso que robó de mis labios pues...

Comienzo a recordar lo que ocurrió luego de intentar encontrar empleo.

Salí del hospital y mi humor quizá no era el mejor pues Dae no despertaba del coma luego de haberlo visto perder la memoria el primer día que despertó, dolió más saber que cuando me marché a casa por la noche él había empeorado.
Estuve días junto a él tratando de hacer que despertase, lo que por supuesto fue imposible, entonces decidí que buscaría un empleo y volvería por las noches a verlo.

Aquel día salí del hospital a las doce de la tarde, comprando solicitudes de empleo y con los datos ya inscritos salí por las calles buscando donde dejarlas, entrando a una tienda  de 24 hrs, notando a un chico que me pareció conocido, estaba distraído a juzgar por sus gestos, pero finalmente dirigiendo su mirada hacia mí.

— ¿Daichi Min?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Daichi Min?...— Su nombre vino al instante a mi mente y al mismo tiempo una sonrisa se formó en sus labios acercándose a mi rápidamente.

— ¡Han Min! — En un abrazo cálido me recibió como saludo.
— ¿Qué te trae a Busan? — Mi mejor amigo desde pequeños.

— He vuelto a casa...

— Bienvenida linda. — Respondió sin dejar de sonreír. — Es grandioso volverte a ver, espero que esto se repita, ¿ves este local completo? Lo renté hace algunos años y está dando resultado, es como una de esas pequeñas bodegas de las que la gente se abastece, pero me estoy estresando, necesito remodelar quizá , y ¿por cierto le dejaste un documento al cajero? — Pregunta, y me sorprendo por todo lo que ha dicho.

— Asiento en un gesto donde muestro mi sorpresa ante sus palabras. — Necesito un empleo Daichi. — Respondo.

— Entonces has dejado la solicitud ¿cierto?

— No te equivocas.

— Contratada. — Me ha vuelto a abrazar. — Te permito trabajar aquí.

— Sonrio ampliamente. — Gracias, pero creo que antes de aceptar lo que dices buscaré uno más, si puedo trabajar en ambos mucho mejor.

— ¿Por qué? — Su expresión es de clara confusión.

— Realmente necesito el dinero suficiente.

— Comprendo, pero prometo ayudarte con eso Han Min.

—Niego. — Si tú no fueras mi amigo esto sería difícil...

Transcurrieron los días y me había casi olvidado de Kim Dae, Daichi me acompañaba a las entrevistas de trabajo y no volvía a casa temprano, la pasábamos en la calle incluso perdiendo el tiempo, ¿en que momento me perdí? ¿Cómo pude haber dejado de lado a Dae? Entonces surgió, un día visité a Dae en el hospital nuevamente con la esperanza de que mejorará, pero extrañamente yo me estaba perdiendo en Daichi, era como una goma de mascar pegada a mi, como una adicción la cual ya no quería dejar, siempre fue la mejor persona en mi vida...

Vuelvo a la realidad sintiendo una confusión enorme y escuchando la vibración del celular en notificación de un mensaje.

— Hoy en la torre de Busan a las doce, Han Min.

Att: Daichi Min.

Miro el reloj a prisa, falta solo media hora y me pregunto si ¿podría caminar? Olvidando casi por completo que estoy en el hotel con Dae, sin importarme levantandome de la cama y notando que mi pierna ya no duele mucho, caminando fuera de la habitación y viéndolo a él sobre el sofá, parece tener un sueño profundo.

— Lo siento tanto Dae, pero no debimos habernos involucrado en nuestras vidas, no pienso volver a ti. — Dejo su sudadera sobre una de las sillas del comedor justo a un costado del sofá, mirándolo por última vez. — Si el destino no es este camino que tomaré, estaremos juntos ¿cierto? — Miro el reloj y salgo cerrando la puerta sigilosamente, sintiendo que a cada paso que doy en dirección a la torre una sensación recorre mi cuerpo, como si supiera que he perdido algo.

Chica Vita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora