Él no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía.
El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miro a Daichi sosteniendo un café entre sus manos. — ¿Me dirás qué ocurrió anoche? —Le pregunto al verlo bastante distraído.
— Escucha. — Me mira directo a los ojos, sin querer dejando caer su café.
— Por dios Daichi ¿estás bien? — Claramente no.
— Sucede que mi madre está en el hospital Han Min, ha sufrido un accidente y estoy muy preocupado porque pronto me voy al servicio militar, necesito de tu ayuda ¿comprendes? — Intento darle confort en un abrazo que se alarga.
— Lo siento, pero no te preocupes cariño, prometo ayudarte en lo que me pidas, ¿qué puedo hacer por ti? — Nos separamos.
— Mira yo realmente no quisiera irme pero debo hacerlo, por lo tanto me gustaría que estuvieses al tanto de mi madre y pudieses enviar alguna carta al campo militar, ahí mismo están los edificios donde resguardan a todos los que ingresan. — Asiento acariciando su pelo con suavidad. — Te quiero mucho Han Min, y no sabes lo feliz que estaré de volver para poder abrazarte. — Sonrio levemente, no quiero que se vaya ahora que el cariño vuelve con intensidad pero tengo que dejar que haga el servicio militar.
— Daichi yo también te quiero mucho. — Agacho la mirada. — ¿Sabes qué? Este último día deberíamos de pasarla al máximo ¿no creés?
— Por eso mismo iremos al cine, ¿te gusta la idea? — Asiento subiendonos al auto y dirigiendonos al cine...
Al día siguiente por la tarde no me siento con suficiente ánimo ya que Daichi está a punto de tomar un avión con destino a Seúl al campo militar para cumplir con su deber como ciudadano, cosa que realmente me resulta difícil tener que aceptar porque extrañaré estar a su lado más de lo que pensaba. Trae consigo su maleta y mochila, sin dejar de tomar con fuerza mi mano, el verlo por primera vez en tanto tiempo con esa gorra y cubrebocas puestos le hace mirarse más apuesto de lo que me resultaba. Nos detenemos en seco antes de que entre al avión y le entregue su boleto a la azafata.
— Oh vamos amor regalame una última sonrisa. — Ha puesto sus dedos forzando una sonrisa con mis labios, para posteriormente quitarse el cubrebocas y besarme de forma necesitada. No puedo evitarlo, al terminar el beso lo abrazo fuertemente como si fuese la última vez que lo veré; pero es que lo hago porque siento como si de verdad fuese mi última vez a su lado, cosa que me da mucho miedo.
— Te amo Daichi, te amo demasiado. — Acaricio su pelo. — Te... Te echaré de menos. — Mi voz se corta y mis lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas con frecuencia.
— Por favor, no llores, es lo que menos quiero que hagas, solo te necesito feliz. — Ha limpiado mis lágrimas con sus dedos y sin dejar de mirarme directamente. — Promete que cuando vuelva te veré con esa hermosa sonrisa que tanto amo. — Asiento y lo vuelvo a abrazar, esta vez separandome a prisa sin ganas de hacerlo pero el avión está casi por despegar, me quedo parada justo donde ahora, mirandolo por la espalda alejarse y subir al avión, es imposible no sentirme triste, a todas partes iba con él y ya se había vuelto costumbre. Minutos más tarde bajo los escalones casi a punto de irme a casa caminando pero una camioneta se me empareja haciendome extrañar...