Él no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía.
El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...
-Ella besándose con un chico, grandioso Han Min. - Río levemente. -Sabes como intentar romper lazos entre ambos pero el destino ya está hecho y... ¡¡No deberías violarlo!!- Grito desesperado pateando el sofá y sintiendo gotas de agua calientes recorrer mis mejillas, no debería llorar pero estoy enfadado conmigo mismo, porque sé que ya no puedo acercarme fácilmente a ella sabiendo que está enfadada solo por nuestro beso y debí suponerlo, rio nuevamente limpiando mis lágrimas. - ¡Debí suponer que ya estabas enamorada de ese idiota! - Golpeo el cojín, preguntandome ¿por qué me siento tan roto? No estoy enamorado, no creo que el beso que le di me haya hecho caer, no...¡NO! -Grito nuevamente, frustrado, es verdad, soy un idiota que se ha enamorado fácilmente, lo acepto, así como haber cruzado a su lado mientras veía como se besaba apasionadamente bajo la lluvia con ese hombre, dejando caer entre sus pies el amuleto porque no podía hacer nada más, supongo que debió darse cuenta, supongo que debió haberlo levantado después de ese beso que al parecer disfrutó mucho, porque correspondía muy bien, cosa que no hizo conmigo por supuesto.
Suspiro, dejándome caer esta vez en la cama, ahora soy oficialmente un hombre de treinta años y aún no me creo como es posible que sea el alma gemela de esa joven mujer, la edad no importa realmente pero... ¿Por qué ella decidió ahora alejarse? ¿Qué pasara después? Sellé la promesa de mi destino, ¡lo acepté! Pero ¿ahora qué debo hacer? Sin importar más, pensando las cosas y mirando a la nada, caigo en un sueño profundo sin darme cuenta...
- Buenos días, ¿puede traerme un sándwich italiano? - Miro alrededor del lugar, el aire y el clima de esta mañana parece ser señal de un buen día así que tomo un respiro hondo mientras espero mi orden, sin embargo soy interrumpido por mis pensamientos.
- ¡Han Min! - Grito corriendo hacia ella y la sostengo entre mis brazos.
- D... Dae.- Su mirada expresa dolor entre lágrimas y mis manos tiemblan.
El recuerdo desaparece y la mesera aparece frente a mi con mi orden, actúo normal, lo que acabo de recordar de mis sueños ¿podría suceder realmente? Niego comenzando a comer, ella no podría estar en este lugar, no conoce muy bien Busan, y si realmente ocurriera estoy casi junto a ella, así que nada malo podría ocurrirle, doy un bocado y justo en ese instante escucho un ruido escandaloso proviniendo de afuera, observando toda la escena, un auto rosa con una bicicleta y veo a Han Min cayendo de ella, impactando contra el suelo, su nariz sangra repentinamente, la gente comienza a rodearla y todo ha ocurrido en unos segundos...
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