Parte 2.
Kim Dae.
Me escondí detrás de las cortinas, pues justamente cuando estaba mirando por el ventanal divisé a unos metros de distancia a Han Min, no parecía nada bien, la curiosidad estaba matandome, sin embargo estaba decidido a no acercarme a ella a menos que fuera realmente importante, podría cuidarle a distancia pero no presencialmente, terminé de arreglarme, el traje negro era exactamente el mismo que había usado en el funeral de mi madre, bajé más tarde, cuando Han Min se había marchado, dirigiéndome al panteón en el que sabía perfectamente bien que mi madre estaba enterrada, él tiempo había transcurrido lo suficiente que aquel sentimiento roto ya no existía casi en su totalidad.
Crucé el camino de árboles de cerezo, viendo a varias personas concentradas en una parte del panteón, todos estaban vestidos de negro y un padre rezaba en el nombre de alguien que no podía escuchar, seguí mi camino hasta la tumba de mi madre, dejando un ramo de flores sobre su tumba. — Sé que hoy no fue el día en que falleciste, pero hubo un inconveniente y no llegué a tiempo ayer. — Cierro los ojos, hablando en mi mente para ella, creyendo aún en que me escuchará desde donde sea que se encuentre, y minutos después retirandome, pareciendome haber visto a Han Min en aquel entierro, ha dejado una rosa sobre el ataud, y los recuerdos vienen a mi mente repentinamente, mientras me marcho...— Dae vas a sufrir muchos cambios en tu vida. — Aquella mujer sostenía con fuerza mis manos. — Hay una mujer... Una mujer que no está respirando ya, ella es muy importante Dae. — Soltó mis manos con brusquedad abriendo los ojos de golpe.
— ¿De qué está hablando usted? — Le miré con atención.
— La muerte te sigue Dae... Y a todos los que te rodean.— No sabía si creerle realmente, no quería asustarme con tal noticia, porque en la ciudad existen charlatanes por doquier, me levanté de donde estaba.
— Usted debe estar mintiendo, ¡no me diga nada más! — Salí a prisa, sin mirar atrás llegando a casa y sintiendo una tristeza penetrante que causaba el dolor repentino de mi corazón.
¿Sí mi madre ya no estaba, quien era la mujer que perdería? Me dejé caer sobre la cama, cerrando los ojos y tratando de tranquilizar mi alteración, mi dolor intenso sobre el pecho, ¿por qué me sentía tan extraño y triste? Solté un suspiro, sentandome sobre la cama... El silencio llegaba al punto en que las manecillas del reloj sonaban bastante claro. ¿Debería volver con esa mujer y pedir que me diga más sobre el futuro? — Pensé, aunque claramente le maldije sin mirarle ni un segundo más, pero si no tenía en claro lo que pasaría en mi futuro, ¿cómo podría yo evitar lo que estuviese a punto de suceder? No quería una pérdida más en mi vida, aunque la muerte no se puede evitar, debía hacer algo, si no podía evitarlo al menos quizá podría evitar involucrarme en la vida de esa persona para no sufrir por ella...Mis pensamientos se esfumaron cuando llegué a casa, y me decidí a buscar lo que perdí bajo la banqueta pero nada brillaba sobre el suelo, eso significaba que alguien más lo había tomado, me quedé mirando con atención durante mucho tiempo, pareciendo un loco porque no encontré nada al final.

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Chica Vita. ©
Novela JuvenilÉl no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía. El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...