Parte 3.
Kim Dae.
Estoy desesperado casi cansado de aguantar el nudo de mi garganta, aquel que hiere y se expande cada vez más, pero con todas las fuerzas que me quedan intento no soltarlo, lo retengo y me aferro de nuevo a él.
Bajo de mi auto y camino hacia donde dejé caer el amuleto, sin lograr encontrarlo me inco sobre el pasto y entre las miles de flores lo busco hasta perder la paciencia, toco mi nuca, en un suspiro dejo soltar el cansancio y lo tenso de mi cuerpo, mi corazón late rápido.
Por primera vez en tanto tiempo temo haber perdido el amuleto, ella no lo tiene lo dejó en claro lo único que busca conseguir es alejarse por completo de mi, perderse y no volver nunca más, lo cual sé que será imposible pues nuestro destino ha sido sellado, al cabo de una hora me levanto sin esperanza de poder hallarlo, volviendo a mi auto y subiendo a este, conduciendo de vuelta al hotel, perdiendome con la mirada concentrada en solo no chocar contra otros autos o arrollar a alguien.— No debes perder el amuleto Dae, debes confiar en mi, cuando ella llegue a tu vida debes otorgarselo. — Escuché detenidamente sus palabras aquella vez, sin embargo al no estar seguro de que Han Min era la mujer correcta no le di el amuleto, y el destino simplemente lo puso entre sus manos sin que yo lo hiciese directamente.
— ¿Qué pasará si no lo dejo entre sus manos? ¿Qué hay de si lo perdiese? — Pregunté confuso aún.
— Entonces significa que cargas doble peso, no solo tú deberás cuidarte de la muerte, sino también cuidarás de ella a como de lugar... No lo sé Dae no puedo saber con exactitud las cosas que ocurrirán y solo depende de ambos su salvación o su muerte.
— ¿Entonces de qué me sirve aceptar el amuleto? — Le miré de forma detestable.
— Claramente si te estoy pidiendo que lo conserven, es porque de una u otra forma tendrá su función para protegerles.
Los recuerdos se disipan.
Si esto no fuese real no pasarían las cosas como ya han ocurrido, siempre coincidimos en nuestros caminos y yo era quien ayudaba, impedí su muerte cuando caí en coma, una vez más me interpuse en su camino para evitar su accidente en la bicicleta, ¿qué sigue esta vez? ¿Cómo terminarán las cosas? No puedo permitir que la vida la borre del camino, si es así como será entonces deberiamos ser ambos pero mayormente prefería ser yo.
Finalmente llego al hotel y me tiro sobre la cama, me pregunto si los ahorros de la empresa de mi llamado "padre" servirán para pagar al menos las primeras rentas de la casa que he encontrado en la ciudad, sin preguntarmelo más me decido a hacerlo para la mañana siguiente, pero no quitaré el dedo del renglón de esta historia, si mi misión es cuidar de Han Min seguiré tras ella cueste lo que cueste.

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Chica Vita. ©
Ficção AdolescenteÉl no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía. El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...