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Parte 6.

Kim Dae.

— Joven ¿se le ofrece algo más? — La voz de la mesera me hace salir de mi trance.

— Disculpe ¿qué sucedió allá afuera? — Pregunto y ella me mira extrañada.

— ¿Disculpe? No sucedió nada. — Responde y vuelvo de inmediato mi mirada hacia afuera, es verdad, quizá fue alucinación mía lo que he visto, pues no hay nadie.

— Solo deme la cuenta por favor.— Le digo y me apresuro a pagar para así salir rápido del restaurante, me quedo recargado sobre la pared atento a lo que ocurra, no sé en que momento podría ocurrir lo que vi y es por ello que no pienso moverme de aquí hasta que suceda.
El tiempo transcurre y no puedo dejar de mirar mi reloj sobre el brazo, ¿cuándo pasará? Me veo como un loco tratando de evitar que algo pase, estoy desesperado y me doy la vuelta para poder ir por un helado pero justo en ese momento escucho las llantas de una bicicleta.

— ¡Detente! — Me vuelvo hacia ella haciendo que frene de golpe, su gesto es de sorpresa y miedo, pero alcanzo a agarrarla del brazo para que no caiga en el suelo.

— Oye ¿¡qué te pasa!? — Me grita, sí que está enfadada.— Casi te llevo conmigo, casi te lastimo, casi tuvimos un accidente. — Me reclama y yo solo hago que cruce de inmediato conmigo la calle.

— ¡Guarda silencio y observa! — Le alzo la voz y cuando ella está por decirme algo más, las cosas suceden, un auto se estampa levemente contra la pared del restaurante y Han Min solo me mira.

— ¿Qué tiene de bueno lo que ocurre?

— Ahg. — Me quejo en un suspiro. — Han Min, yo tuve que detenerte para evitar que ese auto estampase contra ti y tuvieses un accidente peor, ¿qué importaba si me atropellabas a mi? Lo importante eras solo tú. — Respondo y ella solo simplemente se da vuelta, dandome la espalda y comenzando a caminar. — ¡Oh vamos escuchame solo un minuto de tu tiempo! — Le sigo.

— Solo vete Dae, alejate de mi.

— No puedo y no quiero hacerlo, es culpa mía si es de esta forma como me agradeces el que siempre estaré detrás tuyo cuidandote.

—  No Dae, no lo entiendes, yo ya encontré a la persona que siempre he amado, estamos juntos ahora y tú no puedes seguir detrás de mi, me fui a propósito, te pedí que me dejaras porque yo puedo sola. — Me contesta sin dejar de caminar, y a cada paso se apresura más.

— ¡No! No puedes sola,  y no importa si no lo entiendes el destino te hará volver a mi, ¡ya lo he sellado!

— ¡Basta! Tú tampoco entiendes que no quiero verte más ¿no? Perdí el amuleto Dae, me alejé a propósito de ti porque no quiero involucrarnos más en este lazo de muerte, ¡tengo miedo! No quiero perderme, y tampoco quiero que tu mueras, debo sentir que vivo.

— Es cómo si me dijeses que conmigo no vives, igual no puedo creer que hayas perdido el amuleto y que quisieras alejarte, ¿sabes cuántas veces quise hacerlo y safarme de este lazo? Miles de veces Han Min, pero la única razón por la que me quedé fue por ti! No quiero que mueras por culpa mía, debemos permanecer juntos o todo saldrá mal... Pero primero debes encontrar el amuleto, ¿dónde lo perdiste? — Pregunto tratando de calmarme, cuando sé que al volver al hotel me sentiré peor.

— No lo sé Dae.

— Ayer, en el bosque... Te vi con ese chico, estaban besandose y no quise interrumpir, quiero creer que recogiste el amuleto y lo perdiste ahí mismo. — Digo y veo una expresión en su rostro, parece más enojada.

— ¿Nos estuviste siguiendo? — Su mirada es intensa.

— No es así, yo llegué ahí antes de encontrarlos besandose bajo la lluvia.

— Escucha, yo no tomé el amuleto, ni siquiera sabía que tú lo tenías creí que se me había perdido antes, además quiero saber ¿qué hacías ahí?

— Eso no es de tu importancia, debes volver y recoger el amuleto, ahora no soy yo quien debe tenerlo.

— No lo haré, no volveré por el amuleto. — Sigue caminando. — Por favor pierdete...

Chica Vita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora