Capítulo XII

11 5 1
                                    

El amor crece

Han Min.

Trabajar en la tienda donde mi novio es oficialmente el jefe no ha sido demasiado difícil realmente, pero resulta agotador mantener el turno por la tarde, porque para la noche en ocasiones los empleados contratados no llegan y no hay suplente de turno nocturno.

Recargo mi cabeza sobre la vitrina, estoy agotada y el sonido de los dedos de una persona se hacen presentes sobre el cristal.

- Han Min, si te duermes no obtendrás pago. - Es la voz de Daichi , por lo que le miro de inmediato y él sonríe ampliamente, sus bromas no son buenas pero su presencia me hace sonreír inconscientemente.

- Creí que ni siquiera vendrías por mi.- Hago un leve puchero y él me abraza sin importar que la vitrina nos separe.

- Sabía que el empleado que debería suplirte no vendría puntual y lo he traído yo mismo. - Menciona y detrás suyo entra aquel joven de ojeras grandes, parece que es la persona más floja del mundo, tomo mis cosas y me retiro del local junto a Daichi en su auto.

- Cariño, sé que debes estar agotada. - Su mano toca la mía. - Por eso decidí preparar la cena para no tener que recurrir a un restaurante. - Su dedo pulgar acaricia mi piel de forma suave y no puedo evitar disfrutarlo, mientras mantengo la mirada clavada en su rostro, se ve demasiado bien aún estando distraído, concentrado a su vez en conducir perfectamente.
Y una vez que llegamos a casa, percibo el aroma de la comida fuertemente, haciendo que mi estómago ruja al instante, sentandome frente a mi novio, quien tiene una amplia y seductora sonrisa, disponiendonos para empezar esta cena acompañada por copas de vino tinto, y una vez que doy un sorbo y un bocado a la cena esto se vuelve adictivo, conduciendome a beber y comer más de lo habitual.

- Debo admitir que cocinas estupendamente. - Menciono y percibo su sonrisa de halago recibido.

Cuando finalmente terminamos satisfechos Daichi coloca un disco en el modular, así reproduciendo una vieja pero romántica canción, invitandome con sus delicadas manos extendidas hacia mi, a bailar esta pieza lenta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando finalmente terminamos satisfechos Daichi coloca un disco en el modular, así reproduciendo una vieja pero romántica canción, invitandome con sus delicadas manos extendidas hacia mi, a bailar esta pieza lenta.
Sintiendo nuestras respiraciones en sincronía, su perfume se mezcla con el mío en un perfecto movimiento a cada paso que hacemos en el baile, juntos, casi dejando solo un centímetro de distancia entre nuestros cuerpos.
Cada vez siendo recorrida mayormente por un calor en mi cuerpo, debe haber sido el exceso de vino que ingerí, Daichi no deja de sonreír y llegamos a tal punto en el que recargo mi rostro sobre su hombro, sin soltar su mano, suave, y adictiva, para posteriormente sentir sus labios con los míos en un rose deseoso, aquel que te hace sentir que quieres más, tratando de profundizar poco a poco convirtiéndose en un beso subido de tono, para al final sentir lo que llaman "excitación", no recuerdo suficiente, pues estaba bajo los efectos del alcohol al igual que él y para la mañana siguiente esto podría terminar despertandome en una locura...

Chica Vita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora