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Parte 2.

Han Min.

— Vuelvo a mi realidad cuando siento que alguien se sienta a mi lado, la noche ha caído y es Daichi quien me mira con una expresión de preocupación.

— Vuelvo a mi realidad cuando siento que alguien se sienta a mi lado, la noche ha caído y es Daichi quien me mira con una expresión de preocupación

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— Te conozco, no estás bien. — Me susurra tomando mi mano entre la suya y acariciandola con su dedo pulgar de una forma suave.

— Niego dedicandole mi sonrisa más débil. — Estoy perfectamente, es solo que algunas cosas me resultan preocupantes a veces.

— Hablé con tu madre hoy... Supongo que debes estar tan clavada en tus preocupaciones que ni siquiera te diste cuenta de que tu madre aún existe y que se preocupa. — Lo miro de golpe directo a los ojos, tiene razón, en ningún momento le dije que no estaría en estos días junto a ella, no quiero ni imaginar como se tomaría la noticia de ser novia de Daichi.

— Está más tranquila al saber que soy yo el chico con el que hss estado, le conté todo, y me dijo que le hubiese encantado festejarte tu cumpleaños, por ello me pidió que te diera esto. — Me acerca una bolsa de regalo.

— No respondo nada en absoluto y solo abro el obsequio, notando un papel especial enrollado y maquillaje, miro a Daichi, él siempre está sonriendome, pasa por detrás de mi oreja un mechón de mi cabello y acaricia mi mejilla, sus caricias son algo que no dejaré de disfrutar. — Anda, desenrolla aquel papel. — Me guiña un ojo y no dudo en hacerlo, viendo una hermosa pintura de mi misma viendo una nota del otro lado de esta.

"El tiempo que he estado junto a ti, mi querida Han Min, ha sido muy bello, y espero que en un día tan especial como hoy seas feliz, siempre amé tu hermosa sonrisa que alegra mis días, te quiero hija, no dejes de brillar por nada del mundo."

— Tu padre.

— Mis lágrimas de nuevo aparecen y Daichi me envuelve en un cálido abrazo. — Tu padre siempre se adelantó a las cosas, nunca nadie sabe que día será la tragedia y la muerte se los llevará, es por eso que dejó varias notas y regalos para ti. — Sus manos en mi espalda se mueven de forma tranquila causandome confort. — No olvides seguir brillando, a él no le gustará verte así de triste, debes sonreír. Sé que debe ser difícil ya no tenerle pero...

— Me he separado de él de golpe, dejando las cosas sobre la banca y caminando a la nada, estoy enfadada y triste con la vida. — Tú no sabes suficiente. — He dicho casi en un grito, no sé lo que hago, pero lo que ha comentado Daichi no me parece bien en nada.

— ¡Han Min! — Ha corrido detrás de mi tomandome del brazo y haciendo que quedemos cara a cara ha hablado. — Siento haberte dicho eso, pero debes aprender a escuchar hasta el final antes de hacer una acción como la que has hecho. Sé como te sientes Han Min, sé cuán doloroso ha sido su pérdida pero dime tú, si estuvieses en su lugar ¿te gustaría ver a tu hija triste?

— ¡Basta Daichi! Cómo te atreves a decirme todo esto aun sabiendo lo mucho que me hiere. — Mi voz se entrecorta y él me vuelve a abrazar besando mi mejilla.

— Es que... — Puedo sentir como su corazón se altera y su cuerpo se sacude en un ligero temblor. — ¿Crees que yo no he sufrido ninguna pérdida? Ya lo sufrí, sin embargo se tiene que continuar, no deberías llorar demasiado por un difunto, solo deberías dejarle descansar en paz, con tu dolor para él es como condenarle y producirle tu sufrimiento ¿no crees? Además, me preocupa mucho que te mantengas en un sentimiento de tristeza porque yo no podré estar siempre para ti. — Me separo al instante de él mirandolo, sus palabras me estremecen de nuevo.

— Dime ¿qué quieres decir con todo ello? Ayer tú dijiste algo parecido, si tienes algo que decir ¡dilo ya! — Me veo desesperada.

— Me iré pronto, debo hacer el servicio militar.— Ojalá no hubiese preguntado, sea el tiempo que sea queriendole de esta forma me sentiré sola.

Chica Vita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora