Parte 4.
Han Min.
En esta ocasión a pesar de que no puedo caminar muy bien he llegado unos minutos antes de la hora y me he llevado la sorpresa de que Daichi ya está aquí, sentado en una banca y levantándose a prisa cuando me ve.
- ¡Han Min! - Me dedica una sonrisa amplia en la que muestra sus dientes y me dirijo hasta él. - ¿Qué te ocurrió? - Parece preocupado cuando mira la forma lenta y trabada en la que camino.
- Rio recordando que el día anterior fue como haber retado a la naturaleza a que me hiciera caer. - No es nada, simplemente tropecé y me raspé. - Respondo.
- ¿Ya te has curado? - Su expresión me parece del todo enternecedora.
- Por favor no te preocupes Daichi, el dolor ya no es tan fuerte. - Acaricio su hombro.
- Intentaré confiar en tus palabras y que realmente te estés sintiendo mejor, o de lo contrario yo...
- ¿Mmh? - Pregunto ansiosa por saber lo que dirá.
- Como sea no importa lo que haré, ¿has desayunado?
- Daichi, soy capaz de mentirte ahora mismo porque sé que querrás comprar algo de un costo elevado para el almuerzo. - Rio y él niega.
- Hace mucho que no nos veíamos así que dejame comprarte algo que desayunar.
- No es necesario Daichi, toda la semana estuvimos por la ciudad probando cosas en todos los puestos e incluso en algunas cafeterías, podrías este día comprar algo un poco menos caro, si conoces el lugar perfecto la más mínima cantidad de dinero no debe importar ante la comida, pues se supone debe tener un buen sabor. - Me encojo de hombros.
- Bien, entonces deberías acompañarme y tomar mi brazo como tu soporte para poder irnos al auto, no quiero que te lastimes al caminar... ¿Hacemos caballito como solíamos? - Rio y él se agacha, no respondo y me lleva en su espalda hasta el auto.
- ¿Daichi no te parece que eres muy atento,incluso en exceso? -He comentado mientras me abrocha el cinturón.
- Solo estoy siendo como siempre, desde el momento en el que dejamos de vernos.
- Pero, en ese tiempo yo era más pequeña que tú, quiero decir que sigo siendo menor a ti pero ya soy lo suficientemente fuerte para hacer las cosas por mi misma.
- Pues lamento decirte que ya me he acostumbrado a hacerlo y no puedo cambiar frente ti. - Me apunta con su dedo al grado en que ha acariciado mi nariz levemente mientras sigue manejando. - Quizá te enfades conmigo por el lugar al que iremos, realmente no importa si así sucede al menos dejame llevarte al pasado. - Su sonrisa es como si de lo que hablase fuera muy bueno, pero no puedo evitar sentir la sensación de atracción por él, sonriendo inevitablemente, ¿qué siento por ti?.
- ¿A mi pasado? - Miro por la ventana, viendo el paisaje, ¿será bueno el lugar? Me lo pregunto mil veces antes de llegar pues me ha dejado intrigada por saberlo, pero a mitad de camino una llovizna se ha soltado y todo esto se ha tornado de cierta forma en la que, si esto fuese un sueño desearía no despertar...
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Chica Vita. ©
Ficção AdolescenteÉl no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía. El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...