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Parte 3

Kim Dae.

Con todo el dolor en mi alma y el ardor en mis ojos pongo en marcha el auto, sintiendo una sensación bastante extraña recorrer mi cuerpo, desde ahora no importa nada, es como sentir que he dejado a un pájaro volar alto cuando todo el tiempo le tuve conmigo. Sigo conduciendo, y casi llegando a casa un aguacero se suelta, entonces pienso en Han Min, ¿estará bien? Por un instante olvido que ya no soy ese paraguas que le cubre de la lluvia, que ya no soy ese arcoíris para su vida después de la lluvia. Estaciono el auto frente a casa con un vacío enorme en mi, ¿qué me queda en esta vida? Me lo pregunto varias veces al dejarme caer en el sofá. Entonces mi mente solo me grita que vuelva a ella, que siga con ella hasta el final sin importar nada de lo que ocurra, que yo soy el hombre que debe acompañarle hasta el final de un camino extenso, cual sea, aunque haya trampas, de esas que te hacen caer y caer.

Me doy una ducha intentado contener esa sensación en mi, pero siento que estallaré si la retengo. Entonces al terminar esa ducha que en si solo me sirvió para estresarme más, tomó mi abrigo conduciendo de nuevo hacia donde le hice bajar, no debí hacerlo. No soy esa clase de hombre cruel, por más que me duelan los hechos no puedo devolver esa fuerza de enojo de la misma forma.

Veo el cristal llenarse de gotas de agua y a medida que avanzo en el tráfico siento una presión en el pecho que sin duda comienza a preocuparme y asustarme, una llamada se cuela en el altavoz del modular pues todo el tiempo lo mantuve conectado a este para poder escuchar mi playlist.

Por alguna extraña razón temo responder a la llamada, en un clima así de frío, en un día impregnado de una sensación escalofriante y rodeada de malos momentos, no es gran señal una llamada tan misteriosa cuando el reloj apenas marca las seis de la tarde, cuando el sol no pretende salir de nuevo, cuando la presión en mi pecho se vuelve grande y mientras pienso en todo esto el celular deja de sonar, detengo el auto a lado de una tienda y suelto un suspiro sin poder contener mis lágrimas, la presión de este día es demasiada y algo detrás de ello existe. Lo sé por mi comportamiento, por el dolor.

La llamada se vuelve a aparecer en pantalla y es de un número privado, mientras el tono de una melodia triste se vuelve a escuchar en el modular...

Chica Vita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora