Parte 3.
Kim Dae.
¿Cómo podía yo ayudarla a ella? No es mayor de edad y soy responsable de absolutamente todo, mientras íbamos de una a otra tienda para conseguir los regalos de su mamá mi mente se mantenía ocupada en un plan para ayudarle de alguna forma, al parecer realmente quería conseguir comprar una bebida alcohólica y no la culpo porque eso sería un buen regalo incluso para mi padre, y no es porque lo considero un ebrio pero a cualquiera le cae muy bien un trago en algún momento. Y de pronto se me ocurrió llevarla conmigo al parque más cercano ya que sería el momento perfecto para revelarle mi nombre, sería extraño seguir saliendo sin saber nuestros nombres al menos, sería buena idea que conociera la torre de Busan por dentro, así que sin decirle nada me encaminé hacia ella y entramos juntos, subiendo por un elevador hasta el último piso, en donde se concentraba una cafetería.
- Seguro se te antoja un café con este clima frío, toma asiento por favor. -Dije mientras nos sentábamos en una mesa frente los ventanales hacia la hermosa vista de la ciudad.
- Disculpe... -Miró su reloj haciendo una mueca. -Son casi las nueve de la noche y debería estar volviendo, no traje conmigo mi celular, se me olvidó en casa y seguro mi madre debe estar preocupada ¿no cree? - Me mira atenta con esos ojos levemente rojos, ¿tendrá sueño? ¿Habré elegido un mal momento para intentar conocernos?
- Oh... Bueno eso es algo de lo que apenas me está haciendo saber, permitame prestarle mi celular, puede avisarle a su madre que llegará más tarde. -Le tiendo mi celular y ella me mira de cierta forma sorprendida.
- ¿Pasaremos un momento juntos? ¿Usted y yo?. -Nos señala y yo asiento cómodo.
- Si no le parece podemos retirarnos ahora mismo. - Digo y ella niega al instante tecleando el número en el celular y comenzando a hablar con su madre mientras pido por ella un café americano, al parecer está tan ocupada en la llamada que ni siquiera ha escuchado lo que ordené, mi plan no puede estar funcionando mucho mejor que ahora mismo, es un alivio que no haya escuchado lo que está a punto de traer la mesera, quien con una sonrisa atrae la taza de café para ella y un tarro de cerveza para mí, rio al ver su expresión por verme beber un trago de alcohol, colgando a los pocos minutos.
-Oiga usted me prohibió el permiso de comprar alcohol y ¿está bebiendo sin pena frente mi? -Rio por sus gestos que me parecen del todo tiernos.
- Y aunque usted quiera permiso no podría comprar. -Alzo las cejas divertido acomodandome en el asiento y notando por su parte una extraña pero linda sonrisa ¿por qué lo hace si se supone está molesta?
- ¿Ve lo que hace? La realidad de sus palabras hacen que ría sin motivo. -Se pone seria de nuevo. -¿por qué no mejor deja de hacerme enfadar por un momento y me dice su nombre? -Bebe un trago de café y la leve sonrisa entre sus labios vuelve.
- ¿Mi nombre? - Alzo un dedo negando mientras bebo un trago largo de cerveza. -Usted primero. -Respondo.
- Soy Han Min. -Hace una reverencia corta sin dejar de lado su sonrisa y yo la correspondo.
-Kim Dae. -Digo y su sonrisa se vuelve amplia repentinamente.
-No suelo expresar lo que pienso pero debo admitirle que me gusta su nombre. -Dice haciendo que me ahogue con la cerveza.
-No diga algo como eso, me pone en la mira de la vergüenza. - Limpio la comisura de mis labios con una servilleta. - Yo realmente soy buena persona con usted sin siquiera poder descifrar por completo la razón pero... Aquí está mi ayuda de siempre. -Digo al momento en el que veo la mesera se acerca y deja una botella de vino sobre la mesa.
- Dígale a su madre que le envio felicitaciones...
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Chica Vita. ©
Ficção AdolescenteÉl no la buscó, ella lo encontró, justo cuando la muerte los atraparía. El destino estaba escrito, no había cosa que se interpusiera en el camino de ambos para evitar algo, ellos no eran simplemente dos personas que se habían encontrado, eran almas...